Para evitar la inestabilidad de taludes en carreteras y laderas habitadas y, con ello, el riesgo de desgaje, sepultura de casas y pérdidas humanas, la UNAM generó la tecnología de drenes transversales de penetración con arena.
La aplicación de este proceso, creado originalmente en California, Estados Unidos, y mejorado por Gabriel Moreno Pecero de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, es fundamental en un país como México, con una orografía accidentada y gran cantidad de caminos rurales abiertos en plena sierra.
Los drenes transversales son tubos de cinco centímetros de diámetro y de varias decenas de longitud, perforados en su superficie lateral e introducidos en perforaciones de 10 centímetros de diámetro.
El universitario retomó esta tecnología, pero en lugar de tubos, utilizó arena constituida por sólidos de medios a finos, para rellenar las perforaciones y facilitar el drenaje del agua.
El agua de lluvia llena los huecos (grandes o pequeños) que dejan entre sí las partículas sólidas que constituyen las masas de suelo o la formación natural de que se trate; sin embargo, al no encontrar salida, presiona dichas partículas e intenta separarlas, con lo que disminuye la resistencia de esa formación, y sobreviene el desgajamiento de un talud y de un pedazo de cerro”
Gabriel Moreno Pecero, de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM
De acuerdo a Moreno Pecero, la mejora en la tecnología permite utilizar los drenes transversales en obras cuya economía impone costos reducidos respecto a los usuales en caminos que no son rurales
La modificación de esta tecnología abate, en general, el costo en 30 por ciento, y aumenta la seguridad en el mismo porcentaje. Para lograr el avance se probó, mediante investigación, que las arenas con partículas sólidas de medias a finas pueden ser empleadas como material de filtro.
Los drenes transversales de penetración con arena se aplicaron para estabilizar taludes en la carretera vía corta a Tampico, poco antes de llegar a Molango, en una desviación a un poblado llamado Carnalli.
Fuente: Boletín UNAM
Imagen: Boletín UNAM
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