BITÁCORA

Ingeniería en la cirugía no invasiva

Iris Moreno

Mejorar la calidad de vida de una población cada vez más longeva es uno de los objetivos de los servicios de salud mundial que destinan recursos materiales y humanos para crear grupos multidisciplinarios y multinacionales capaces de generar dispositivos tecnológicos para cubrir las necesidades terapéuticas de los pacientes.

El campo de la medicina es pletórico en necesidades tecnológicas que van desde el desarrollo del tipo de cables adecuados hasta dispositivos que puedan ayudar a realizar cirugías no invasivas en los pulmones y el intestino grueso, lo cual, hasta el momento, es imposible.

La doctora Laura Curiel, egresada del Tecnológico de Monterrey, es una de las ingenieras mexicanas que se dedica al desarrollo de tecnología para las cirugías no invasivas en el Instituto de Investigación de Thunder Bay, en Ontario, Canadá. En los últimos años, se ha dedicado al monitoreo de las terapias mediante Ultrasonido Focalizado de Alta Intensidad (HIFU: High Intensity Focused Ultrasound).

Para explicar el funcionamiento de esta tecnología, la doctora Curiel ofreció una plática en el Seminario-Coloquio del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (Cecadet), abierto a la comunidad universitaria todos los martes, a las 12 horas.

El HIFU, explicó la doctora Curiel, es una tecnología que permite realizar intervenciones focalizadas no invasivas guiadas por imágenes; por este medio se queman tumores en órganos como la próstata y el útero: “estas necrosis por coagulación producen lesiones tan pequeñas como un grano de arroz; es un método que no genera infecciones y produce poco dolor, capaz de controlarse con un analgésico común”.

Además de quemar el tejido, el HIFU puede sólo calentarlo para generar otras reacciones, por ejemplo, suministrar anticuerpos o medicamentos específicos (drug delivering) al cerebro, con el fin de causar menos efectos tóxicos, así como emplear sustancias que antes no se habrían podido administrar. Los resultados obtenidos con el HIFU han hecho que cada vez más empresas trasnacionales se interesen por fabricar esta maquinaria, como es el caso de General Electric, Philips y Siemens.

Para crear tecnología como el HIFU, médicos, físicos, ingenieros, biólogos, químicos, patólogos, epidemiólogos, antropólogos, entre otros profesionistas, deben unir esfuerzos; rara vez un grupo muy especializado logra aportar un desarrollo completo, aseguró la doctora Curiel.

El diseño de un dispositivo parte de una necesidad clínica que el médico expone al grupo de investigación, el cual realiza el estudio de los efectos biológicos de los materiales y el tipo de tecnología a emplear; diseña, caracteriza y construye los prototipos; efectúa las pruebas de seguridad y efectividad, para finalmente ponerlo en funcionamiento. Todo el proceso puede durar hasta 10 años.

A manera de conclusión, la doctora Curiel consideró que con las aportaciones de profesiones como las ingenierías, en los próximos años se realizarán mejores diagnósticos y tratamientos menos invasivos para enfermedades en el cerebro y el hígado, el cáncer, el mal de Parkinson, tumores en los huesos, epilepsia y dolores crónicos, entre otros padecimientos.

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