BITÁCORA

¿Sentir lo que antes o nunca se había sentido?

Perder una pierna, mano o cualquier otra extremidad provoca un cambio por completo en el individuo tanto físico como emocional. Perder la sensación de alguna parte del cuerpo es abrumador, mucho más que para personas que nacen con alguna malformación o nacen sin alguna parte del cuerpo, pues ellos jamás han experimentado tal sensación. Sin embargo, aquellas personas luchan por vivir y seguir realizando sus actividades cotidianas, además, nos encontramos en un punto de la historia donde la ciencia ha desarrollado prótesis muy semejantes a las extremidades del ser humano, pero, ¿en realidad pueden sentir aquellas personas afortunadas en tener una prótesis?

El día de hoy existen prótesis muy avanzadas, con la capacidad de ser controladas por las señales mioeléctricas o por algunas señales cerebrales. Dichas prótesis tienen diseños muy detallados y sistemas electrónicos muy completos. Aun así, el costo de ellas es demasiado elevado, algunas con precios de millones de pesos, dependiendo de la complejidad y de los materiales.

Por increíble, estas prótesis, en el caso de las prótesis de brazo y mano, sólo pueden realizar movimientos muy básicos como el abrir y cerrar de las manos, rotar ligeramente, cerrar y extender los brazos y moverlos en el espacio de manera limitada. Algunas prótesis emiten una respuesta al usuario con el objetivo de que sientan lo que hacen, por lo regular lo hacen con vibraciones.

El uso de vibradores no es nuevo, el ejemplo más claro son los controles de videojuegos o los celulares, que emiten vibraciones al recibir algún golpe en el primer caso o recibir una llamada en el segundo. Los simuladores realizan lo mismo o hacen distintos movimientos para asemejar un escenario. Esta tecnología de realimentación que aprovecha el sentido del tacto aplicando fuerzas, vibraciones o movimientos al usuario se llama háptica.

Los sistemas hápticos tienen la misión de regresarle al usuario un estímulo para “sentir” lo que hace. Esto es llevado a cabo por actuadores que aplican fuerzas a la piel. Los primeros diseños usaban motores vibradores o bobinas de voz. La siguiente generación de actuadores está emergiendo en la actualidad, siendo más rápidos en respuesta; en esta generación se incluyen polímeros electro-activos, piezoeléctricos y elementos electrostáticos y subsónicos, entre otros.

Lo más interesante es que los sistemas hápticos no sólo se desarrollan para prótesis robóticas, sino también para los brazos robóticos industriales, cirugías robóticas, sistemas de transporte, simuladores y entrenadores, teléfonos celulares y en el sector educativo, donde la distancia puede ser un factor muy importante.

Estos sistemas brindan un nuevo panorama para el futuro. Podemos imaginar que no sea necesario para un doctor reconocido moverse de una ciudad a otra para realizar una operación y que estando en su casa o ciudad local opere a su paciente con la capacidad de sentir lo que hace o que los mineros no tengan que bajar al subsuelo para trabajar pudiendo controlar robots a distancia y mejor aún, brindarle de nuevo la oportunidad a personas con alguna extremidad amputada recobrar el sentido del tacto.

Por Osvaldo Romero Jaimes del CTIN

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