BITÁCORA

¿Qué pasó con el perro robot?

En Junio de 1999, Sony lanzó en Japón un original y avanzado producto, un perro robot llamado AIBO. Ese electrónico “mejor amigo del hombre” fue vendido al principio sólo por medio de internet a un precio de 2,500 dólares aproximadamente y tenía un diseño que lo hacía similar a un pequeño beagle metálico color plata.

Al poco tiempo aparecieron juguetes, imitaciones baratas de la creación de Sony, pero se quedaban en la semejanza física, pues AIBO resultaba mucho más que un juguete, contando con funciones tecnológicas de punta para la época, sistema operativo propio, cámara incorporada, sensores de tacto, inteligencia artificial, detección de voz, batería recargable, puerto para memory stick, en fin, el logro de casi 10 años de desarrollo e investigación en el laboratorio de ciencias computacionales de Sony.

A pesar de su elevado costo, las primeras unidades de AIBO se agotaron en 20 minutos y las segundas en Japón, en tan sólo 17 segundos. La promesa era extraordinaria, un primer paso hacia un futuro en el que los hogares tendrían robots, lo que el considerado “padre” de AIBO, el ingeniero Tashitada Doi afirmaba sería algo muy común para el año 2010.

Era impresionante ver uno funcionando, moviendo sus patas, cabeza y orejas mientras se le llamaba o acariciaba, mostrando su estado de ánimo con luces en sus ojos.

En 2001 se lanzó una segunda generación de AIBO, tenía un diseño más futurista y se ofrecía en una variedad de colores, además de que presentaba varias funciones nuevas como reconocimiento de comandos de voz y de rostros, un procesador el doble de veloz y conectividad Wi-Fi, entre otras, sobresaliendo que su precio descendió en unos mil dólares. Uno podía arrojarle su “hueso” a AIBO para que luego lo recogiera del suelo y cuando su batería comenzaba a agotarse, después de alrededor de una hora y media de uso, AIBO iba automáticamente al cargador de corriente donde tomaba asiento. Además tomaba fotos mediante sus ojos y podían ser transferidas a la computadora.

También se lanzaron otros modelos con diseño muy distinto, Latte y Macaron, los cuales tenían un aspecto más redondeado y tierno, pensado para atraer a mujeres y niños. El software incluido les daba personalidad, más juguetón o más delicado. Vinieron otras actualizaciones que mejoraban más aspectos y software de AIBO con MIND, llegando al punto en el que aprendía, reconocía más palabras, tenía Bluetooth, repetía de cierta forma lo que se tarareaba, en fin, cada vez se parecía más a lo que habíamos visto en películas de ciencia ficción.

Después de haber vendido unos 150 mil perros AIBO, Sony anunció que cesaría su producción en 2006 como parte de una reestructuración de la compañía, misma que contempló el despido de 10,000 trabajadores y que se concentraran en las áreas con perfiles más lucrativos. Hubo que hacer un sacrificio para que ahora tengamos pantallas de alta definición, consolas PlayStation y teléfonos inteligentes de gran calidad. Lástima que el futuro robotizado haya quedado en el camino. De cualquier manera, quienes tuvimos la oportunidad de ver y tocar a un AIBO lo recordaremos con cariño y quizá algún día alguien fabrique una siguiente generación.

Por WikiMéxico

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