BITÁCORA

La Química del amor

¿Alguna vez has sentido que el mundo te da vueltas cuando ves a la persona que te gusta?¿Te has preguntado cual es la razón por la que con solo observar a nuestro ser amado podemos sonreír durante todo el día y sentirnos bien? ¿Cuál es la razón por la que nos enamoramos de alguien?

Estas y más preguntas son comunes entre las personas que alguna vez en su vida han sentido amor hacia una pareja o hacia un amigo, pero muchas veces no encontramos una respuesta adecuada para ellas.

Para algunos el amor es un simple sentimiento, para otros, un estado maravilloso y único donde nos ponemos en sincronía con el universo, pero también están aquellos con pensamiento mucho más científico para los que el amor es una simple reacción química.

Académicos de la FES Cuautitlán de la UNAM, nos explican en 4 sencillas fases el proceso del enamoramiento.

En primer lugar, se encuentra la etapa de la primera impresión, donde nuestros sentidos son la puerta de entrada para todo lo que ocurre fuera de nosotros; en el amor no hay excepción: una vez dentro, comienza la batalla química y hormonal. Se afirma que “el amor entra por los ojos”, sin embargo, como también se dice, “el amor es ciego” ya que entra por las fosas nasales. Esta afirmación se debe al descubrimiento de sustancias que atraen o repelen a ciertos animales llamadas feromonas, moléculas de bajo peso que son lo suficientemente volátiles y resistentes como para viajar por el aire distancias cortas en humanos o largas como en los animales.

Una de las curiosidades con respecto a las feromonas viene en la forma en la que son secretadas, ya que principalmente salen por las glándulas sudoríparas de la axila y sobre todo por la piel de la entrepierna. Constantemente, los receptores olfativos del órgano vomeronasal del ser humano reciben diferentes mezclas de feromonas sin que le llamen la atención, hasta que el aroma de la persona adecuada comienza a ser inquietante en un proceso que no se registra racionalmente. La mezcla específica se distingue de las demás porque la señal en el receptor olfativo genera una agitación y se tiene la necesidad de buscar con la vista el origen de la perturbación. Cuando se tiene al blanco en la mira y se produce el contacto visual, una descarga eléctrica pone al cerebro en un estado especial que despierta a un conjunto de células en el sistema límbico, que secretan a su vez una sustancia conocida como feniletilamina (FEA).

Una vez producido el flechazo, la feniletilamina se esparce por todo el cerebro y orquesta el caos llamado amor. Este caos genera la sensación comúnmente conocida como “estar como conejo lampareado”, la cual según nos explica la profesora Gilda Flores Rosales, provoca un estado de semi-inconciencia, en el cual se suspenden todas las acciones cerebrales: la vista, que generalmente es periférica, se vuelve central, afocando como entre nubes al objeto causante del caos; se pierde el oído y, por ende, el habla; no hay sensación térmica en la piel ni equilibrio y se turba la coordinación de ideas y de movimiento. El cerebro juega trucos, al dejar de oír, sólo se distinguen sonidos internos, como las palpitaciones o los ruidos intestinales.

Todo este proceso es momentáneo, por lo que el cerebro para regresar a su estado normal, secreta dopamina o norepinefrina, ambos neurotransmisores, que estimulan al hipotálamo; éste último se comunica químicamente con la hipófisis, de ahí a la tiroides, luego al páncreas, las glándulas suprarrenales y después, en el caso de las mujeres, con los ovarios; en el caso de los hombres, con los testículos. Después viene un aumento de glucosa en la sangre, dilatación de pupila y contracción de estómago e intestino, lo que usualmente suele llamarse como “mariposas en el estómago”; todo junto forma lo conocido como arrebato sentimental, el cuerpo se arquea y todo parece una fiesta, y sí lo es, pero química.

Una vez producido este efecto, pasamos a la tercera etapa conocida como afecto o enamoramiento, donde viene la post fiesta neuronal, en la que el cerebro activa los calmantes naturales por excelencia: endorfinas y encefalinas. Ambas son una auténtica droga, de hecho son los opiáceos del cerebro, y se esparcen para tranquilizar los órganos alterados; producen tranquilidad, calma, gozo y alegría, la risa en el rostro es inconfundible.

Después de todos estos procesos químicos, se produce oxitocina, conocida como “el péptido del amor” o “sustancia del abrazo”, que genera la urgencia de la sensación táctil, del contacto directo con la persona amada.En el caso de la amistad, se cierra el ciclo y puede convertirse en una relación duradera, sin embargo, para el enamoramiento se necesita cada vez más el intercambio químico. Así se llega al beso, donde olor y sabor se juntan, provocando una memoria a muy largo plazo.

Finalmente, tenemos la fase que acentúa todo este proceso, conocida como pasión, donde el proceso amoroso se vuelve cada vez más grande y menos contenible; eventualmente, el ciclo se cerrará para culminar con las relaciones sexuales; para ello los impulsos eróticos serán cada vez más intensos y con intervalos más cortos. Las glándulas suprarrenales aumentaran su producción de testosterona tanto en hombres como en mujeres.

En el caso de los hombres, la cantidad de testosterona aumentará mucho, ya que se sumará a la aportada por los testículos, ocasionando la llamada “valentía territorial” que servirá contra posibles contrincantes y una veloz iniciativa para presionar a la pareja. Para las mujeres esa pequeña diferencia en el aumento de testosterona provoca una especie de ceguera en el juicio y toma de decisiones, motivo por el cual no se oyen consejos y lo único en mente es estar con la pareja, aumentar el contacto físico y tener relaciones sexuales, con esto se cierra el ciclo amoroso.

Como ven, el amor puede ser un proceso químico o una maravillosa experiencia, todo depende de la forma en la que lo quieras ver y sentir. De cualquiera de las dos, aprovéchalo y disfrútalo.

Les dejo la referencia del artículo y les deseo una fiesta neuroquímica este 14 de febrero.
Revista UNAM

Por Rodrigo Zamora del CTIN
@rodrigozamorac

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