*El estudio de El Colegio de la Frontera Sur se realizó en grupos rurales de Chiapas, Veracruz y Tabasco
Restos de DDT (insecticida actualmente restringido por su toxicidad) fueron detectados en el ambiente y sangre de personas que viven en zonas urbanas de la región sureste de México, reveló un estudio de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Las muestras del estudio fueron realizadas en tres estados: Tabasco, Chiapas y Veracruz con el fin de evaluar los niveles de estos compuestos químicos tóxicos en la población, el ambiente y la fauna silvestre.
En palabras del doctor Arturo Torres Dosal, titular del proyecto, el objetivo del estudio fue contribuir con las autoridades de la zona para localizar las fuentes de contaminación y los daños que le ocasiona a la población, a fin de turnar el caso al área de riesgos sanitarios.
Torres Dosal explicó que en Tabasco la investigación se llevó a cabo en nueve municipios de los 17 que abarca el estado, donde fueron evaluadas inicialmente alrededor de 30 personas con un análisis sanguíneo para conocer la presencia de este compuesto químico tóxico en la población en general.
En la misma zona también se realizaron análisis de concentración de estos plaguicidas en suelos con 220 muestras, para conocer su grado de contaminación.
En el caso de Chiapas se tomaron 200 muestras de sedimento del Rio Grijalva, mientras que en Veracruz fueron cuestiones muy puntuales en especies silvestres, como iguanas, sapos y tortugas.
Los resultados del estudio hallaron en la parte de Tabasco que el 90 por ciento de la población evaluada presentó restos de DDE, un residuo de la degradación del DDT.
En Chiapas y Veracruz los resultados mostraron que también existen indicios de contaminación en el rio Grijalva y la fauna silvestre; sin embargo, en esta etapa de la investigación aún falta conocer los niveles de concentración de estos compuestos, expuso Torres Dosal.
Explicó que esta situación es el resultado del uso inadecuado de este pesticida tóxico que se utilizó por muchos años en los hogares para exterminar al mosquito vector del paludismo.
Actualmente este plaguicida está prohibido por la normatividad mexicana; es muy persistente en el medio ambiente y puede llegar a degradarse hasta en 20 años. Además tiene alta tendencia de acumularse en el organismo y se ha relacionado con efectos sobre el sistema nervioso y con disfunciones hepáticas.
Por Agencia ID.
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