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El Dorado: la isla misteriosa

Hoy en día la geografía está basada en certezas científicas apoyadas en nuevas tecnologías como: cartografía digital, Sistemas de posicionamiento global (GPS por sus siglas en inglés), fotografías satelitales y sistemas de información geográfica.

No siempre fue así; hubo un tiempo en el que la geografía y la imaginación tenían una frontera tan delgada que era casi natural pasar de una a otra. Muchas de las grandes exploraciones fueron en parte fomentadas por esta geografía imaginaria, con el encanto de las tierras desconocidas y sus promesas de seres fantásticos y riquezas.

Algunos ejemplos en la historia fueron los mitos perdurables como el de la Atlántida, isla misteriosa en medio del Atlántico, testigo de una prolífica civilización que fue destruida de la noche a la mañana en un solo día y sin causas claras.

Existen mitos geográficos más contemporáneos como el triángulo de las Bermudas y su conexión con otra dimensión que hace naufragar barcos y caer aviones.

Un mito como el Dorado, la prometida ciudad construida de oro en su totalidad, desde sus calles hasta sus edificios, fue el origen de múltiples exploraciones a los largo de los siglos XVI y XVII con nefastos resultados en su mayoría, acabando la selva y las enfermedades con aquellos cuya ansia de oro les hacía vivir espejismos geográficos que provocan el territorio desconocido o aún por explorar.

Pensaríamos que esto quedó en otras épocas, pero hace no mucho resurgió la polémica existencia de la Isla Bermeja, en medio del Golfo de México, que significaría el nuevo dorado a la mexicana pero de puro oro negro, es decir, su localización estratégica dotaría a México de 22 mil 500 millones de barriles de petróleo. Como de ensueño mitológico, un peñasco que vale, no por lo que tiene, sino por lo que determina.

Este apareció por primera vez en mapas franceses y holandeses del siglo XVII y siglo XVIII, y sigue apareciendo en mapas hasta el siglo XX, por ejemplo, en el catálogo de islas mexicanas de 1946 de Manuel Muñoz Lumbier, editado por la SEP. A partir de 1990, dejó de aparecer en los mapas, se argumentó que fue un antiguo error cartográfico el que la isla apareciera en mapas y que por lo tanto fue corregido.

Se especuló con varias teorías, como que había desaparecido por el incremento del nivel del agua del Golfo de México o incluso que fue destruida ex profeso por una bomba, porque la isla misteriosa cambiaría los límites del mar territorial entre Estados Unidos y México, con lo cual México tendría derecho sobre grandes yacimientos de petróleo.

¿Quedará siempre un pedazo de geografía en la imaginación del colectivo humano?

Por WikiMéxico.

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