BITÁCORA

En verano, campamentos educativos para niños diabéticos

Aunque no tengan mucha difusión, en México existen campamentos de verano que son exclusivos para niños y adolescentes con diabetes en los que realizan diversas actividades durante las vacaciones.

Ejemplo de ello son los campamentos Tonalli, organizados por las áreas de Pediatría y Endocrinología del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) junto con la Asociación Mexicana de Diabetes, en lo que se invitan a niños recién diagnosticados junto con sus padres con el propósito conocer a fondo lo que conlleva padecer esta enfermedad.

“Aceptar la diabetes en la vida de cada uno y manejar las emociones para afrontarla con alegría, responsabilidad y autocuidado”, explicó la doctora Inés Cerezo Goiz, especialista en medicina del deporte y actividad física.

A estos eventos sólo acuden niños diabéticos de ocho hasta 17 años, acompañados en todo momento de sus padres y en ocasiones de hermanos o parientes cercanos. Generalmente el número de participantes por edición ronda los 25. La duración del campamento es de siete días y se realiza cada año a mediados de julio en diferentes centros vacacionales cercanos al Distrito Federal, como Ticumán, o Cocoyoc ambos en Morelos.

El equipo médico comprende educadores en diabetes, endocrinólogos, nutriólogos y activadores físicos, estos últimos se encargan de las rutinas de ejercicio activo, en la que los niños se divierten jugando (futbol, atrapadas) en equipo mientras queman calorías con el propósito de mantenerlos sanos; también se encargan del pasivo, que se refiere a las dinámicas de integración como juegos de mesa.

“Ellos deben aprender a controlar su enfermedad con sus propios recursos, ser autosuficientes y tener apego al tratamiento para llevar una vida sana y con calidad”, comentó Cerezo Goiz.

Parte del programa del campamento incluye realizar un esquema de tratamiento personalizado y atender todas las necesidades que se presenten, como proveer a los niños de la insulina necesaria para la duración del campamento y también se les enseña cuál tipo es la adecuada para ellos y cómo usarla, ya sea con jeringa o con pluma, además de otros aparatos como el glucómetro que les sirve para identificar cuando hay niveles de glucosa altos o bajos.

Es muy importante acostumbrar a los niños y padres a realizar un registro diario de las dosis de insulina y del chequeo de glucosa. Para inculcar este registro de datos, en un día normal de campamento al niño se le hacen seis chequeos de azúcar, desde que despierta hasta antes de dormir, después de realizar alguna actividad física y antes de cada comida.

Este programa está diseñado para que todo el aprendizaje y trabajo personal sea a través del juego y la convivencia, enfrentando a los niños a situaciones reales con el respaldo de especialistas en salud para fomentar una buena toma de decisiones en cuanto a su tratamiento en un ambiente seguro, confiable, profesional, generando un sentido de pertenencia a un grupo que vive con el mismo padecimiento.

El objetivo del área de apoyo emocional es lograr que la familia acepte la diabetes en la vida de cada uno y manejar las emociones para afrontarla con alegría y responsabilidad.

Actualmente la diabetes tipo I, que afecta principalmente a los niños y jóvenes, está aumentando en todo el mundo a un ritmo del tres por ciento anual. Por año, 78 mil niños de hasta 14 años la desarrollan de acuerdo a la Federación Internacional de Diabetes.

Por Agencia ID.

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