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La trayectoria del mes: Ing. Paulo Lozano

En iNGENET queremos acercarte a grandes figuras de la ingeniería mexicana como inspiración, para que hagas de tu profesión algo único y que hagas con mucho gusto todos los días. Por eso en esta ocasión te presentamos al Ing. Paulo LozanoDirector del Laboratorio de Propulsión Espacial y Profesor de Aeronáutica y Astronáutica en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Cursó Ingeniería Física Industrial y actualmente lleva ejerciendo su profesión 20 años.

¿Qué lo hizo decidirse a estudiar una ingeniería?

Mi pasión por observar, entender y manipular el mundo natural fue la razón principal. En un principio me inclinaba por estudios en ciencias puras como la física y la astronomía. Sin embargo, yo no podía quedar satisfecho exclusivamente con la adquisición abstracta de conocimientos, sino que tenía que aplicarlos al mundo real. La ingeniería fue una elección natural que me ha permitido levantar puentes entre los principios fundamentales y su aplicación más allá de la teoría.

¿Cuál es el reto más interesante dentro de su carrera profesional que ha vivido?

Durante mis estudios de maestría y doctorado, tuve la oportunidad de trabajar en el desarrollo de sistemas de propulsión por plasma para satélites espaciales. Estos sistemas son mucho más eficientes que los motores cohete tradicionales basados en combustión química, pero son sistemas muy complejos, pesados y costosos. Fue durante mi trabajo de laboratorio en años subsecuentes que descubrí un proceso que es capaz de emular e incluso superar las propiedades de los motores de plasma, pero de una forma que podría escalarse a satélites de cualquier tamaño, incluyendo los ahora muy populares nano-satélites de alrededor de 1 kg. Entre otras cosas, estos pequeños satélites permiten, por vez primera, que naciones como México puedan incursionar en la “carrera espacial”. El reto más interesante para mí ha sido transformar el descubrimiento de este proceso fundamental en un sistema avanzado de propulsión utilizando las herramientas que nos proporciona la ingeniería. Actualmente, junto con mi equipo de estudiantes de ingeniería, de posgrado e investigadores, desarrollamos el primer prototipo que volará al espacio en 2014. Los beneficios de este nuevo sistema son muy numerosos y han sido reconocidos por la NASA, el departamento de defensa y un número considerable de empresas aeroespaciales.

¿Qué recomendaciones podría hacerles a quienes recién están decidiendo su carrera o, quienes tienen poco tiempo ejerciendo la ingeniería?

Para mí la ingeniería no es una carrera, sino una forma de vida. Ya lo he dicho, pero vale la pena enfatizarlo: la ingeniería nos da la capacidad de transformar el mundo, mejorando la calidad de vida de sus habitantes. Mi recomendación para aquellos jóvenes que aún no han decidido qué estudiar es que le den una oportunidad a la ingeniería. El mundo del siglo XXI necesita de avances profundos en todos los ámbitos, y es prácticamente imposible cubrir las necesidades más apremiantes y permanecer competitivos sin ingenieros altamente capacitados y motivados.

A los jóvenes en general, incluyendo a los nuevos ingenieros, les recomiendo “enamorarse” de un problema. La pasión por solucionar un problema enciende la llama de la disciplina y abre los ojos a posibilidades inimaginables.

¿Cuál es su visión de la ingeniería en México para los próximos años?

México es un país que esta en un proceso de transformación profunda. Es claro que la prioridad es atender las necesidades de millones de habitantes que viven en la pobreza y la falta de oportunidades. Este es un objetivo difícil, y más si contamos con retos demográficos y sociales como los actuales. La ingeniería es una pieza clave y fundamental para el mejoramiento del nivel de vida de la población, ya que permite cerrar el ciclo que empieza con la generación de ideas, seguido por el diseño y desarrollo de procesos y sistemas, y culminando con su implementación y seguimiento. Estos ciclos abarcan todas las áreas de la actividad humana; como el transporte, la producción de alimentos, generación y distribución de energía, vivienda, recursos hidráulicos y muchas otras. México requiere hoy, y necesitará más en el futuro cercano, de ingenieros capaces. A su vez, también se requiere un rediseño de la preparación del ingeniero tradicional, que incluya una fuerte componente interdisciplinaria que permita solucionar los cada vez más complejos problemas que México enfrentará. Los retos son, sin lugar a dudas, muy grandes, pero es precisamente la dificultad la que motiva al ingeniero para demostrar que en efecto todo problema tiene una solución.

¿Quién es otro ingeniero al que admire usted?

Mi admiración es bastante profunda por todos aquellos ingenieros que a lo largo de la historia han contribuido a darle forma al mundo tan formidable que hoy tenemos. Desde Eratóstenes en la antigua Grecia, que con su ingenio midió el diámetro del planeta casi mil quinientos años antes del “descubrimiento” de que la Tierra no es plana, o los artefactos maravillosos de Leonardo da Vinci, quien aunque artista prodigioso, fue en la ingeniería donde desbordó su creatividad.

Admiro a ingenieros mexicanos, como Guillermo González Camarena, quien sabemos fue más allá de lo convencional al dar color a la televisión, o Manuel Sandoval Vallarta quien rebasó fronteras para dedicar su vida a la educación, con bastante éxito por cierto, al formar alumnos notables, como al ganador del premio Nobel de Física, Richard Feynman.

¿Qué le gustaría que los ingenieros mexicanos pudieran replicar de otros países?

Algo que he observado es que los ingenieros exitosos por lo general son aquellos que desarrollan la habilidad de adaptarse rápidamente y de manera profesional a un entorno en continuo cambio para así resolver problemas complejos y pertinentes. Creo que ingenieros de este tipo existen en todos los países, pero no en todos los sitios existe una estructura de apoyo que fomente el desarrollo de esta importante habilidad. Aunque existen organizaciones de ingenieros en México, me doy cuenta que en otros países estas organizaciones son bastante fuertes y variadas, con la capacidad de contribuir en decisiones importantes para impulsar el desarrollo. Por otro lado, también pienso que sería formidable que otros países pudieran replicar la creatividad del ingeniero mexicano, una cualidad única que bien aprovechada puede por sí sola llevar a México a la vanguardia en este nuevo mundo predominantemente tecnológico.

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