BITÁCORA

Bolchevique, femenista y embajadora. Kollontai en México

Alexandra Kollontai (1872-1952) fue una mujer pionera. Hija de una familia de la nobleza rusa, recibió la formación de una aristócrata: literatura, artes e idiomas. En 1893 se casó con un ingeniero militar de origen polaco, un pariente lejano. Después del nacimiento de su hijo en 1894, inició sus preocupaciones políticas, mismas que la llevaron en 1899 a integrarse al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. La militancia política arruinó su matrimonio, desde entonces Alexandra Kollontai consagró su tiempo a la causa revolucionaria. Estudió en Suiza, viajó por Europa y conoció a los pensadores marxistas del momento: Karl Kautsky, Rosa Luxemburgo, Georgui Plejánov y Paul Lafargue.

A partir de la revolución de 1905, estableció organizaciones femeninas de orientación socialista y participó en reuniones internacionales sobre el tema. Kollontai proponía ir más allá de la igualdad jurídica, bandera principal del movimiento feminista europeo de principios del siglo XX. Sus escritos sobre la situación finlandesa y su postura feminista radical la llevaron al exilio. En Europa, fue una opositora ferviente de la guerra de los imperios, se enfrentó a los socialdemócratas que apoyaban a sus respectivas naciones y se acercó a los posiciones defendidas por Lenin. Fue miembro del Comité Central del partido bolchevique y al triunfo de la revolución de octubre trabajó en favor de las mujeres desde puestos de gobierno.

Kollontai convenció incluso a sus propios camaradas de la necesidad de dictar leyes favorables a la independencia social de la mujer. En un país fervientemente religioso, la Revolución bolchevique estableció la igualdad entre hombres y mujeres, aprobó el divorcio y el aborto. Las madres fueron beneficiadas con el goce de salarios durante la maternidad y el establecimiento de guarderías para bebés y casas-hogar para niños. Predicó con el ejemplo el amor libre, Alexandra Kollontai se enamoró y se casó con un marinero bolchevique, Pável Dybenko, 17 años más joven que ella. Decepcionada tanto de su relación amorosa como del giro que tomaba la revolución, decidió autoexiliarse en el servicio diplomático, convirtiéndose en la primera embajadora de la historia.

KollontaiAlexandra

Su primera estación fue Noruega (1923-1926), después México (1926-1927) y Suecia (1930-1945). El México de Álvaro Obregón recién había establecido relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. El primer embajador bolchevique, Stanislav Pestkoskii, promovió reuniones con los comunistas mexicanos, predicó la revolución internacional y buscó propagarla por el nuevo mundo, empezando por México. Como sucesora de este desafortunado diplomático, Alexandra Kollontai tuvo como objetivo principal atemperar los conflictos entre los países y encauzar las relaciones diplomáticas por senderos menos radicales.

El gobierno de los Estados Unidos le negó la visa de tránsito a la representante diplomática de la Unión Soviética. En La Habana, Cuba, no le permitieron descender del barco que la traía a su destino. En México, el arribo de la embajadora bolchevique causó expectación entre los círculos de izquierda y algunos revolucionarios. En sus memorias diplomáticas, Kollontai recuerda que algunos “generales” se apersonaron en la cubierta del barco, tomaron champaña con ella, lanzaron vivas a Rusia e insultaron al país del norte. Al descender del barco, una multitud de comunistas esperaba a la diplomática. Lo mismo sucedió en Buenavista, donde ciudadanos soviéticos, comunistas y estudiantes recibieron a la embajadora.

De inmediato, Alexandra Kollontai se diferenció de su antecesor. Sus formas políticas fueron más suaves, buscó fomentar el comercio entre las dos naciones, defender a la Unión Soviética  de los ataques de la prensa estadounidense, fortalecer los acuerdos diplomáticos con México, a conocer el país, establecer una relación de amistad con el presidente Calles y divulgar el cine de vanguardia soviético por estos lares.

Luis N. Morones, líder de la CROM y brazo derecho de Calles, se declaró enemigo acérrimo de la embajadora. A propósito de los 25 mil pesos que el sindicato de ferrocarrileros de la URSS envió al Sindicato Ferrocarrilero mexicano en solidaridad con su huelga, se desató una campaña de linchamiento contra la bolchevique, además del boicot diplomático oficial, Kollontai también sufrió la censura de las películas soviéticas. La atmosfera política le empezaba a ser desfavorable a la embajadora soviética. El fortalecimiento de las relaciones entre México y los Estados Unidos, las presiones de Washington, el serenamiento de las medidas revolucionarias y el afán propagandístico de los bolcheviques se conjugaron para limitar las relaciones entre México y la Unión Soviética a los discursos oficiales y a encuentros ocasionales. La ruptura de relaciones era el siguiente paso y vendrían en pocos años.

Por WikiMéxico.

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