La gesta de independencia en el Cine de Oro

En la última década del siglo XIX la humanidad experimentó por primera vez la posibilidad de captar y observar imágenes en movimiento. El invento que hizo posible esta inédita experiencia fue el cinematógrafo, utilizado por primera vez por los hermanos Auguste y Louis Lumière, quienes quienes captaron y exhibieron escenas de la vida cotidiana parisiense en 1895. Aquél fue el punto de partida del cine, que con el paso del tiempo y el avance tecnológico se convirtió en un medio muy influyente para todos los sectores sociales.

En México, el cinematógrafo fue ampliamente aceptado y paulatinamente se creó y fortaleció una industria reconocida a nivel mundial que tuvo su apogeo en el periodo conocido como la “época de oro”, entre la década de 1930 y la de 1960. El alto nivel artístico, las temáticas innovadoras y las producciones de gran calidad caracterizaron a las películas mexicanas que además se exportaron profusamente. Los contenidos de estas producciones fueron sumamente variados, y los temas históricos también se hicieron presentes, ya que además de entretener, el cine fue un vehículo privilegiado para expandir la cultura nacional.

La Independencia de México también tuvo su lugar en el cine de esta época, sobre todo por el interés del director Miguel Contreras Torres, quien se encargó de recrear este episodio trascendental en la historia del país. Él mostró un ímpetu especial por los temas históricos y realizó películas prácticamente de cada periodo de la Historia de México. Sobre la independencia dirigió tres filmes: “¡Viva México!”, en 1934; “El padre Morelos”, en 1943; y su continuación, “El Rayo del Sur”, ese mismo año. Estas películas retrataron la vida de los caudillos Miguel Hidalgo y José María Morelos y Pavón.

En “¡Viva México!”, estrenada oficialmente el 15 de septiembre de 1934, se recreó la gesta de Hidalgo desde la conspiración de Querétaro hasta su aprehensión y muerte. La participación del pueblo en la formación de la insurgencia forma parte central del discurso de la película, pues se muestra cómo el caudillo recibió el apoyo de un gran número de indígenas que lo siguieron en la primera insurrección. Las otras dos producciones tratan sobre la vida de José María Morelos y Pavón, caracterizado por el actor Domingo Soler. Esta saga muestra un Morelos ejemplar desde su formación sacerdotal hasta el momento de su sentencia a muerte, pasando por su participación en la lucha por la independencia como un brillante estratega militar que encabezó la insurgencia. En su conjunto, estas tres películas muestran un recorrido histórico por la primera etapa del proceso de la Independencia de México.

Otra película sobre la independencia producida en este periodo fue “La Virgen que forjó una patria”, dirigida por Julio Bracho y estrenada en 1942. El discurso de este filme es muy interesante, pues toma como figura central a la Virgen de Guadalupe que, más allá del significado religioso, fue un emblema del nacionalismo de los novohispanos que buscaron construir una nueva nación. El filme enlaza dos episodios con casi 300 años de distancia temporal: el levantamiento del cura Hidalgo en donde abanderó la lucha con un estandarte con la imagen de la Virgen, y la aparición en el Cerro del Tepeyac. Con esta película, Julio Bracho construyó un relato fílmico muy innovador para la época, que retrata el contenido simbólico, religioso e histórico de una figura de gran peso para la cultura mexicana.

Tanto las películas de Miguel Contreras como la de Julio Bracho pueden verse para aprender sobre la Independencia de México, pero también para observar cómo esta gesta histórica ha sido retratada en el pasado. El discurso histórico es un relato que se transforma con el tiempo, y es interesante conocer los detalles de esos cambios; el cine es un excelente mecanismo para hacerlo.

Por WikiMéxico.