BITÁCORA

Las independencias de América Latina

El amplio proceso de expansión territorial de la España Ibérica en el siglo XVI conformó el imperio trasatlántico de la monarquía española, que tuvo trescientos años de vigencia y forjó rasgos de la identidad hispánica latinoamericana, además de que permitió que prevalecieran elementos de las múltiples culturas nativas. Desde la Patagonia hasta Norteamérica, durante todo el periodo colonial la administración monárquica permitió la coexistencia de diversos niveles de gobierno locales que tenían facultades sobre el uso de los recursos económicos, así como en la toma de decisiones. Sin embargo, hacia mediados del siglo XVIII comenzaron a acumularse diversos factores que condujeron a los americanos a buscar su independencia del imperio español. Las independencias de América Latina serían un proceso imparable.

Uno de estos factores fue el ascenso de los Borbones al trono español, y sobre todo la implementación de una serie de reformas que pretendieron hacer una recaudación de impuestos más eficaz para sufragar la participación española en los conflictos bélicos europeos. También hubo un reacomodo de límites territoriales para facilitar la administración. Estos cambios implicaron una pérdida de poder para las autoridades locales, y el descontento de algunos grupos de criollos que, además, consideraron que el arribo de peninsulares para asumir cargos políticos era ilegítimo. Esta última idea era muy poderosa, y se vio alimentada por los conceptos liberales que desde la revolución francesa desarrollaron la noción de que el pueblo era el verdadero detentor del poder. De ahí surgió la consigna de que la soberanía le pertenece a los ciudadanos, y le era otorgada al monarca para el bien de todos. La labor del rey, en este esquema, debía garantizar el bien de la comunidad, pues de lo contrario se tornaría ilegítima y el mismo pueblo podía derrocarlo.

Batalla_de_Boyaca

En mayo de 1808 ocurrió un fenómeno determinante para América: la ocupación del ejército francés en España y la abdicación de los Borbones en favor de los Bonaparte. José, hermano del conquistador Napoleón, fue nombrado monarca del imperio español después de esta arremetida bélica. Las ideas de los americanos liberales tuvieron gran resonancia, pues consideraron que la presencia de José I de Bonaparte en el trono era ilegítimo e insostenible. Entre 1808 y 1810, entonces, se dio un fenómeno amplio de formación de grupos de individuos que reivindicaron su cualidad de ciudadanos y se consideraron como los legítimos detentores del poder al asumirse depositarios de la soberanía popular. Este fenómeno se replicó en diversas provincias españolas en América mediante las llamadas Juntas Supremas y Provinciales, que se plantearon sustituir a los Borbones mientras pasaba la ocupación francesa y volvía el rey legítimo, Fernando VII.

Sin embargo, dentro de estos experimentos de gobierno paulatinamente se expresaron diferentes ideas en torno a cómo debían gobernarse las colonias, y el ímpetu independentista comenzó a cobrar auge y ganar partidarios. A partir de entonces, una tras otra, las colonias españolas en América buscaron mecanismos para consolidar gobiernos propios separados de la monarquía española. El primer país que se declaró en guerra de independencia fue Ecuador, luego de que en agosto de 1809 formó la Junta de Gobierno de Quito; éste se reconoce como el primer grito de independencia de Hispanoamérica. Aunque Ecuador consumó su separación del trono español doce años después, el ímpetu independentista tuvo un carácter expansivo, y Colombia, México y Chile declararon su independencia en 1810; Venezuela, Uruguay y Paraguay lo hicieron al siguiente año.

Entre 1810 y 1812 se formaron los ejércitos insurgentes hispanoamericanos; mientras tanto en España también se formaron las Juntas que formularon la Constitución de Cádiz en 1812, un documento de corte liberal muy innovador para su época. La vigencia de esta legislación duró dos años, hasta el regreso de Fernando VII en 1814, quien la abolió y estableció nuevamente la monarquía absolutista. Con ello, los independentistas americanos identificaron “lo español” como fuente de opresión y el enemigo a vencer. En 1816 Argentina se declaró independiente; Perú, México y Panamá lo hicieron en 1821 y cuatro años después se independizó Bolivia. Aunque en 1820 Fernando VII había jurado la Constitución de Cádiz, los largos procesos independentistas ya no dieron marcha atrás.

Por WikiMéxico.

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