El término “grafitti”, que proviene de la palabra italiana “grafiare” y significa garabatear, fue utilizado desde la década de 1960 para designar los rayones que paulatinamente aparecieron en los muros de las grandes ciudades. Aunque los espacios públicos se han utilizado en todas las épocas históricas para transmitir diversos mensajes, a partir de que en la ciudad de Nueva York un joven comenzó a pintar por todos lados de forma estilizada su apodo “Taki” acompañado del número de su vivienda “183”, el término grafitti se comenzó a utilizar para designar una nueva expresión urbana.
El hábito de pintar sobrenombres y alcanzar una presencia a través de rayones realizados con aerosol, fue una práctica cada vez más común, aunque también se consideró un acto vandálico. Sin embargo también se popularizó y se volvió incontenible, por lo que a pesar de que las autoridades han hecho múltiples intentos por evitarlo, con el tiempo se ha consolidado como un elemento característico de los entornos urbanos de todo el mundo.
La práctica de grafitear también se fue sofisticando, adquirió nuevos elementos y prácticas estilísticas, además de que al paso del tiempo ha alcanzado un nivel muy elevado en su ejecución, mensajes y contenido. Por lo tanto, algunas de sus manifestaciones son consideradas como una práctica artística con gran reconocimiento internacional. El arte urbano (pintas, stickers, grabados, esculturas, etc.) generalmente se realiza mediante actos espontáneos en lugares estratégicos de las ciudades, que se ejecutan con el fin de dejar un mensaje. Sin embargo la discusión sobre su ilegalidad y las consecuencias en el paisaje urbano es muy intensa, pues aunque hay obras urbanas con alto nivel estilístico, éstas también pueden generar daños a la infraestructura. A pesar de ello algunas manifestaciones artísticas urbanas constituyen un legado cultural con gran valor.
Aunque se podría pensar que esta es una práctica contemporánea y vanguardista, en realidad ha tenido presencia desde que los seres humanos comenzaron a poblar el mundo. El arte rupestre, un legado histórico que se conserva desde la prehistoria hasta nuestros días, se realizó con diversas finalidades: acompañar la celebración de rituales, plasmar concepciones místicas o religiosas, retratar al entorno y a las fuerzas de la naturaleza o enseñar algunas prácticas, como la caza o la convivencia social. Aunque los objetivos del arte rupestre son muy distintos a los del arte urbano, la inquietud humana por dejar huella, plasmar su paso por el mundo y la concepción del entorno, ha sido compartida por la humanidad a través del tiempo.
Por eso la valoración tanto del arte urbano como el que tiene miles de años de antigüedad y está inscrito en rocas de todo el mundo, implica el reconocimiento hacia una cualidad primordial de la esencia humana: la expresión como una forma de trascendencia.
Por: WikiMéxico.
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