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Los libros prohibidos en Nueva España

Estos eran los libros prohibidos en la Nueva España, WikiMéxico te cuenta.

En Nueva España el control de las conciencias era una misión eclesial, pues desde la reconquista española y la expansión del protestantismo en Europa, el ímpetu por defender al catolicismo de prácticas heréticas respaldó la existencia de un control muy férreo no sólo de las conductas, sino también del consumo de ideas. La tradición de la censura hispana inició en el territorio europeo y se expresó en la instauración de la Inquisición como parte del Tribunal del Santo Oficio, cuyo objetivo era determinar y juzgar aquellas acciones que denotaran alguna falta a la religión; la censura y prohibición de libros fue parte de las potestades de esta institución, pues algunas ideas contenidas en los textos eran potencialmente riesgosas para la tergiversación de la doctrina, la práctica de conductas impropias o el conocimiento de saberes contrarios al dogma.

La Inquisición se implementó en Aragón desde el siglo XIII, aunque fue hasta 1480 que se expandió por todo el territorio español bajo la iniciativa de los Reyes Católicos. Como respuesta a la expansión del protestantismo, la inquisición sirvió como un tribunal que aseguraría la protección del catolicismo ante cualquier otro culto. Tras el proceso de conquista el modelo inquisitorial también se implementó en el Nuevo Mundo, aunque en las primeras décadas de dominio español no se habían definido concretamente sus alcances, además de que no se habían delimitado claramente sus cargos y funciones por lo que se ejercía de forma improvisada. Fue hasta 1571 que la Inquisición se instituyó formalmente en Nueva España además de que se determinó que los indígenas no eran sujetos de este tribunal.

Con el objetivo de proteger a los territorios coloniales de América de cualquier acto que atacara a la fe, la moral o las instituciones, la Inquisición se plegó a los códigos europeos que, entre otras cosas, controlaban a los libros y la difusión de las ideas. A través de funcionarios encargados de revisar los libros que eran importados desde Europa y los que se imprimían en Nueva España, la Inquisición tenía la facultad de confiscar las obras prohibidas, las cuales se se hallaban en un índice emitido y revisado continuamente por el papado: el Index librorum prohibitorum. En él se incluían aquellos textos considerados contrarios a las buenas costumbres, que difundían ideas peligrosas, inmorales, que atentaran con la iglesia e instituciones o que fueran obscenas e inútiles.

Libros-Nueva-España

Además de confiscar los libros, la Inquisición podía quemarlos o guardarlos en bibliotecas de monasterios y ponerlos bajo llave con la posibilidad de que los leyeran únicamente ciertas personas acreditadas. El acto de censura también era común, pues si en obras no prohibidas aparecían algunos fragmentos considerados inadecuados, se ocultaban con tinta y la lectura del resto era permitida.

A pesar del estricto control en torno al comercio de libros en Nueva España, muchos libreros lograban introducirlos de contrabando y venderlos a precios elevados. En los puertos de llegada los comisarios encargados de revisar la introducción de libros llevaban consigo el Index, aunque los comerciantes y libreros se las ingeniaron para ingresar los que estaban prohibidos introduciéndolos en depósitos de fruta, en barricas de vino o en cajas de doble fondo. Así, libros prohibidos de autores griegos como Ovidio, Homero, Plutarco y Virgilio fueron leídos por algunos novohispanos. También algunas versiones heterodoxas de la Biblia y obras literarias como las de Lope de Vega y Amadis de Gaula.

Aunque la iglesia católica amenazaba con la excomunión a quienes leyeran libros prohibidos, además de que cuando esto era descubierto el hecho se exhibía públicamente, el ímpetu de extender el conocimiento por parte de muchos individuos (y el negocio que ello implicaba) permitió que muchas ideas fuesen difundidas y germinaran como un incipiente espíritu crítico ante la realidad de la colonia. Ejemplo de ello fue la biblioteca del padre Miguel Hidalgo y Costilla, quien en su biblioteca tenía muchos libros que estaban prohibidos por la Inquisición.

Por: WikiMéxico.

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