El futuro de los implantes humanos

Nuestra época es un tiempo extraordinario para estar vivo. Los avances tecnológicos nos dejan sin aliento, resolviendo problemas médicos que habían afectado a la humanidad por miles de años. De creación relativamente reciente, la bio-ingeniería está a la cabeza de la innovación con su aplicación a los principales sistemas biológicos. Es verdad que a través de la historia los seres humanos han buscado maneras de reemplazar partes de su cuerpo por sus propios medios, en especial las partes bio-mecánicas. Podría decirse que los egipcios fueron los verdaderos pioneros en prótesis, quienes gracias a su avanzado entendimiento de matemáticas y del cuerpo humano pudieron crear reemplazos funcionales (aunque muy rudimentarios).

Para nuestra buena fortuna, en la actualidad podemos utilizar modelos creados por computadora para diseñar adaptaciones al cuerpo para recuperar su funcionalidad, ayudándose de materiales sintéticos.  Uno de estos materiales es el titanio, cuyo uso es relativamente nuevo, ya que por varias décadas se le consideraba como tecnología aeroespacial por su aplicación casi exclusiva en esa área industrial.

Gracias a sus propiedades de resistencia a la corrosión, el titanio eventualmente atrajo la atención de investigadores médicos que exploraron la posibilidad de usarlo para implantes dentro del cuerpo humano. Así descubrieron algo impresionante: el titanio tiene una bio-compatibilidad altísima con los tejidos del cuerpo.

Una de las principales características que hace al titanio el mejor material bio-compatible, es que no desprende iones al oxidarse, por lo tanto al no haber ningún átomo ionizado desprendido, lo hace invisible a los sistemas de defensa biológicos. Tejidos como el hueso reparan sus heridas sin percibir al agresor y establecen con el titanio un sólido puente de unión. Esta es la razón por la que es la primera opción para reemplazos de cadera, rodillas, tornillos para fijación de fracturas, marcapasos e incluso en corazones artificiales. No sólo eso, se ha descubierto que si se añade textura a su superficie tiene mayores probabilidades integrarse más fácilmente con tejidos blandos y con huesos.

Quizás uno de los principales usos del titanio en la era moderna es para implantes dentales. Su dureza los vuelve ideales para resistir las fuerzas masticatorias que pueden llegar de 30 hasta 77 kilogramos por centímetro cuadrado.  Además, en los últimos años, se han desarrollado nuevas técnicas para proveer de un anclaje seguro en tratamientos de puentes fijos sobre implantes. Una de estas técnicas es conocida como “All on 4”, que como explica el sitio Dental Implants: El procedimiento consiste en insertar 2 implantes de titanio de manera vertical al frente de la mandíbula y 2 más en ángulos perpendiculares a los costados para obtener un soporte triangular, que es el mismo principio de la arquitectura para estabilizar puentes.  Esto provee de una estabilidad mejorada para la barra de titanio en la cual se montarán los nuevos dientes.

Otro uso de los implantes dentales es el tratamiento de atrofia maxilar, inicialmente usados para colocar prótesis dentales completas a pacientes victimas de trauma o tumores donde hubo pérdida considerable de estructura maxilar. Haciendo los implantes más largos, podían encontrar anclaje en el hueso cigomático.

Ahora con el reciente “boom” de las impresoras 3D, las posibilidades de prótesis baratas al alcance de la mayoría se han incrementado exponencialmente, haciéndonos preguntar… ¿qué nos deparará el futuro en un par de décadas?