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Científica de la UAN recibe Premio L’Oréal-Unesco

María del Rocío Vega Frutis, académica de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), estudia la diversidad de hongos micorrizógenos arbusculares, que han estado en la tierra por más de 400 millones de años, y su relación simbiótica con plantas que forman parte del bosque mesófilo de montaña de Nayarit que, dijo, se encuentra en peligro de extinción.

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Vega Frutis se convirtió en la segunda mujer mexicana condecorada con el Premio L’Oréal-Unesco “La Mujer y la Ciencia” el 24 de marzo pasado en la Maison de la Mutualité en París, en la categoría International Rising Talents, por su investigación “Diversidad y características funcionales de los hongos micorrizógenos arbusculares en la reserva de San Juan en Nayarit”.

El proyecto tiene como objetivo incidir en la restauración y preservación del ecosistema en peligro, a partir de la relación entre hongos microscópicos y plantas, además de la amenaza que pudiera resultar para este la expansión territorial del cultivo de café.

“Lo que yo quiero conocer es cuál es la diversidad de estas especies de hongos en el suelo, si correlacionan con la diversidad de plantas que estamos viendo en el bosque mesófilo; pero qué pasa cuando una gran cantidad de plantas del bosque mesófilo es removida para establecer cultivos de café”, explicó la bióloga con doctorado en ecología y manejo de recursos naturales.

“La idea también es hacer llegar a los productores del café de esta zona la importancia de preservar este fragmento que es muy chico y muy frágil, saber si hay otros fragmentos de la zona y hablarles de la importancia de estos ecosistemas, y ahí en Cumbres la gente sí está dispuesta a participar”.

El entorno que estudia se ubica en la localidad de Cumbres de Huicicila, del municipio de Compostela, según la doctora, y ocupa alrededor de uno por ciento del territorio nacional. Ha sido clasificado en fase de prioridad crítica por su tendencia a desaparecer, de acuerdo con parámetros de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Explicó que “la importancia del bosque mesófilo de montaña es que ofrece diversos servicios ecosistémicos ya que son lugares con mucha humedad, hay muchas especies endémicas, es un sitio de gran diversidad tanto de animales como plantas, más que cualquier otro ecosistema en México, por área”.

Precisó que los hongos que estudia, micorrizógenos arbusculares, crecen en el suelo y viven en simbiosis con las raíces de las plantas, de las cuales obtienen nutrientes para crecer, pero el hongo también da a la planta nutrientes para que pueda crecer y desarrollarse, además que tiene como característica principal la capacidad de retener agua.

Un proyecto conservacionista

El premio que recibió en Francia de la Fundación L’Oréal, explicó, fue parte de un reconocimiento que se hace a mujeres investigadoras del mundo que están iniciando su carrera científica; además, la importancia de su proyecto para la conservación del planeta fue lo que hizo que la comunidad internacional decidiera reconocerla.

La científica mexicana, previo al reconocimiento de marzo pasado, obtuvo una beca en el 2015 a través de la fundación L’Oréal México, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC), junto con el programa de incorporación de profesores de tiempo completo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el área de ciencias naturales.

Durante este año, dijo, se clasificarán y describirán los hongos y las plantas, particularmente las relacionadas con el cultivo de café, hallados en el bosque mesófilo, a partir de su morfología.

La siguiente fase será un análisis a nivel molecular, el cual dependerá de la posibilidad de adquirir el equipo o establecer contactos con científicos de otros sitios que manejen estas técnicas.

Vega Frutis fue una de las 15 científicas mexicanas galardonadas por la fundación L’Oréal que participaron en las dos categorías: una, International Rising Talents, donde de 230 investigadoras se eligieron 15 de diferentes países como Estados Unidos, Hungría, Arabia Saudita, China, Brasil, Dinamarca, Francia, España, Rusia, Líbano, Japón, Polonia, Australia y México; en la segunda categoría, denominada Las Laureadas, se eligieron solo a cinco investigadoras, reveló la mexicana.

Hongos biofertilizantes: sostén ecológico

Los hongos micorrizógenos arbusculares pueden ser identificados únicamente a través del microscopio o molecularmente y son colectados junto con porciones de tierra, que son llevadas al laboratorio para extraer las esporas, para dar pie a su clasificación morfológica, es decir, según su color, forma o tamaño, características que permiten discernir cuántas especies existen, dijo la doctora.

“Estos hongos son mutualistas, no dañan las plantas, y cuando ponemos estos hongos en las plantas las probabilidades de que estas sobrevivan y crezcan es mayor. De hecho, los hongos se usan como biofertilizantes, en las plantas aparecen micelios que aparentan ser una extensión de la raíz pero son los hongos, con esto vemos que los dos obtienen un beneficio y por ello contribuyen a la recuperación de este sitio”, advirtió.

Para que cumplan con su función biofertilizadora, a los hongos les deben ser extraídas las esporas y estas necesitan ser propagadas, por ello se construyen invernaderos con plantas trampa.

Sin embargo, el proceso puede ser negativo debido al uso de esporas extrañas al sitio que se busca impactar, introduciendo entonces nuevas especies que puedan competir con las nativas, que no aporten algún resultado o que desplacen las esporas endémicas, mencionó.

“A los productores les venden esporas que no vienen necesariamente del sitio, a lo mejor esporas de Veracruz o del extranjero, aunque probablemente ese hongo esté en Nayarit. El problema es que podemos estar introduciendo una especie nueva y competir con las especies nativas y las puede desplazar, y las especies nativas pueden ir desapareciendo porque este hongo es muy competitivo, o a lo mejor no pasa nada”, indicó Vega Frutis.

Por ello, finalizó, es necesario estudiar todas las características de estos hongos diminutos y su relación con el entorno, porque de su impacto dependerá la posibilidad de mantener o recuperar zonas afectadas de este ecosistema del bosque mesófilo y de otros, donde pueda existir pertinencia.

Fuente: CONACYT.

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