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¿A qué crisis se enfrentan los estudiantes mexicanos en el extranjero?

Laura Trejo realizó una investigación para conocer el porqué de este fenómeno que presenció durante una estancia en La Casa de México en París, Francia, y que se tradujo en el libro Crisis y transición: proceso de cambio en un grupo de estudiantes mexicanos en Europa, publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

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En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la autora explica que este trabajo se conformó a partir de 60 entrevistas entre becarios mexicanos que realizaban su maestría o doctorado en París, de estudiantes que lo hacían en Alemania, España, Inglaterra e Italia, así como de alumnos europeos en nuestro país.

“En una estancia en la residencia de La Casa de México en París, me di cuenta que los estudiantes se mostraban molestos, inquietos, a veces era impresionante ver sus reacciones de enojo. Cuando conversé sobre estas y otras circunstancias con la directora de la residencia, Marivel Gómez Treviño, me planteó la necesidad de ahondar en las problemáticas manifiestas y subyacentes de los residentes”, dice.

El resultado de este primer acercamiento fue un reporte estadístico que incluía una clasificación de las tesituras por género y tipo de estudios: humanísticos y científicos.

Tras revisar los datos con la doctora Gómez Treviño “nos dimos cuenta que muchas de las situaciones tenían que ver con procesos y no solo con dificultades individuales, por lo que continuar con la tarea se hizo inminente y al término de varios años de investigación y escritura, se publica el libro”.

En él se utiliza una amplia gama de elementos para pensar el caso, pues el objetivo fue examinar y reflexionar sobre las experiencias de estos jóvenes.

“No es, ni pretende ser un trabajo académico, utilicé diversas herramientas, las que me fueron útiles para conocer y poder explicar hechos y comportamientos. Aproveché la extraordinaria acumulación de saberes y variadas técnicas de campo como la sociología, la antropología, las ciencias cognitivas. Hice un uso libre de corpus teóricos y metodológicos como literatura, historia, administración de cambio, cambio cultural, proxémica”, detalla.

Las crisis

Laura Trejo, especialista en administración del cambio y desarrollo integral, comenta algunas de las problemáticas de los estudiantes al pasar unos meses en sus destinos relacionados con la salud, de índole física y psicológica, de manejo de conflictos, económicos, así como de comunicación verbal y no verbal.

“Se instalan en una etapa de crisis donde solo se resaltan los defectos y las incomodidades, donde los entramados de esa lengua y cultura son aún ajenos, donde no se entiende el funcionamiento de esa sociedad, ni de los centros de estudios, ni las jerarquías académicas, ni…, ni… En ese ambiente salta el desánimo, la soledad y se hacen más evidentes las diferencias propias y ajenas. Se pasa de ser extranjero a extrañar ¡y vaya manera de extrañar!, porque incluso se llega a pensar que es una enfermedad”, comenta.

Literalmente —añade— viven en la sombra, sin ser vistos ni poder ver. La sensación es la de permanecer atrapados atrás de un vidrio grueso y opaco, que representa la barrera que les impide comunicarse e incrementa la angustia por los compromisos a cumplir. En este ambiente crece la apatía u otras vías de escape; se acrecienta la incertidumbre, la zozobra, el desconsuelo, el ansia y la congoja, es un verdadero círculo vicioso.

Y es que, señala, un tema común de malestar entre los estudiantes es que lo cotidiano que vivían deja de serlo en el extranjero. Y por eso hasta no construir la nueva cotidianidad, en cada lugar de estudio es un factor de malestar.

”En México tenemos un sistema de comidas organizadas a nuestra manera, en Europa —valga la redundancia— también la tienen con variantes entre países y sus regiones. En general se desayuna y almuerza poco y la cena es abundante. Estas rutinas desbalancean los ritmos originarios; por no hablar del cambio de dieta y lo que hace la añoranza de nuestros alimentos con sus olores y sabores”, abunda.

“Otro tema del que no se habla y que parece nimio es el sol; sin embargo, también afecta la salud e induce, entre otros factores, a crisis que transitan entre tristeza, añoranza o enojo”.

El manejo de la lengua es otro factor adverso para los jóvenes y que les impide desenvolverse en el día a día, pues a pesar de haber cumplido los exámenes reglamentarios del idioma para ser aceptados en los centros de estudio, no dominarlo en su totalidad les impide una comunicación fluida e incluso les provoca situaciones críticas para relacionarse.

La autora detectó que entre los estudiantes es común ocultar lo que pasa y negarse a hablar al respecto, por ejemplo, los estudiantes radicados en París, con quienes estableció un vínculo previo a la realización de la investigación, se mostraron suspicaces, renuentes y reticentes a contestar el cuestionario y casi todos pidieron anonimato. Es por ello que en el libro no aparece ningún nombre y tampoco es posible identificar a ninguna persona en los relatos de situaciones.

“Las entrevistas realizadas en La Casa de México me permitieron observar in situ interacciones cotidianas y comportamientos de un gran número de los residentes. También pude constatar las contradicciones y discrepancias entre lo que se dice y lo que se hace; entre el deber ser y el hacer; entre lo que desean y lo que viven. Observar esas polaridades y dicotomías, en un tiempo y espacio acotado, me proporcionó una información crucial. En las otras ciudades busqué convivir con los entrevistados en sus lugares de estudio, durante sus comidas y salidas, para también cruzar la información entre lo que decían, como parte de un deber ser, y lo que hacían. En ambos grupos advertí cómo se interrelacionaban, no solo con los nativos sino con el resto de la comunidad estudiantil”, explica.

En ese sentido, reitera que las situaciones problemáticas se ahondan cuando se callan, empero, si se reconoce y analiza, el proceso de cambio empieza a dinamizarse.

Los procesos de cambio

Laura Trejo, quien fue profesora de tiempo completo de Literatura Medieval Española y Literatura Mexicana, considera que el manejo del cambio es una herramienta que podría utilizarse para apoyar este sector de la población y ayudarlo a enfrentar las crisis que se les presentan.

“Los estudiantes planearon esta etapa de su carrera, emprendieron el camino llenos de ilusiones y satisfechos de este logro profesional; sin embargo, ya en el nuevo lugar de estudio vieron convertirse sus ilusiones en pesadillas, sus anteriores triunfos parecían lastres y fuertes crisis hicieron tambalear sus proyectos. Y esto se debe a que el cambio no solo se da en el ámbito académico, sino que también los confronta a emociones, sentimientos, creencias, valores y percepciones”, dice.

La maestra enfatiza que a pesar de ser una experiencia elegida de manera libre y planeada, “no todo se resuelve de manera racional o ejerciendo la voluntad”.

Por ello considera que durante el proceso de transformación tendría que haber un acompañamiento porque no basta con la tutoría o el apoyo de un director de tesis, en caso de tenerlo.

Detalla que en su momento presentó este trabajo a la directora adjunta de Becas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que propuso se les diera apoyo por medio de psicólogos; sin embargo, se consideró que cualquier ayuda en el marco de lo institucional no tendría el efecto deseado porque prevalece el sigilo entre los doctorandos, pues no desean ventilar lo que ellos creen es una “falta”.

En su aislamiento no saben que se trata de un “proceso”. Por eso es conveniente que lo conozcan, pero también que mientras vivan sus “dificultades” lo puedan hacer fuera de la red oficial.

Por ello plantea que un sistema de coaching podría ser útil para esta tarea que puede estar a cargo de estudiantes que han transitado el proceso, y debidamente entrenados en las metodologías.

“En medio de asombros, disgustos y crisis, los que han pasado por estas experiencias van vivenciando otro tipo de aprendizaje. Uno que no se puede medir ni cuantificar, o mostrar con un documento, pero que tiene un inmenso valor. Creo que compartir lo que los ha hecho capaces de entender lo que se siente, lo que se mueve dentro de ellos en ese entorno es invalorable, también divulgar el proceso que los ha habilitado para percibir la vida desde varios ángulos, con otras miradas, el ponerse en el lugar del otro, sería de suma utilidad”, detalla.

Laura Trejo insiste que esta problemática debe ser atendida porque se trata de un grupo de mexicanos que se ha esforzado mucho para llegar a ese nivel educativo y “es una lástima que consigan su nuevo grado con tanto dolor y esfuerzo, pudiendo hacer un manejo más efectivo durante sus estudios e investigaciones, con un menor desgaste emocional y físico”.

Fuente: CONACYT.

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