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Etnobiología y aprovechamiento sostenible

Los Productos Forestales No Maderables (PFNM) son aquellos recursos biológicos que se comercializan a nivel local, regional o nacional y que derivan del manejo de diversas comunidades vegetales, animales y fúngicas. Con el objetivo de unir visiones y esfuerzos para su estudio integral, se constituyó la Red Temática de Productos Forestales No Maderables: aportes desde la etnobiología para su aprovechamiento sostenible, con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

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Entrevistado por la Agencia Informativa Conacyt en el marco del X Congreso Mexicano de Etnobiología, José Blancas Vázquez, profesor investigador del Centro de Investigación en Biodiversidad y Conservación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (Cibyc-UAEM), señaló que la red fue constituida a partir de la preocupación de investigadores, estudiantes, miembros de comunidades indígenas y campesinas en torno a este grupo de recursos que ha sido desatendido desde las políticas y las instituciones oficiales, ya sea por la ausencia o por la ambigüedad de normatividades.

“Paradójicamente, muchos de estos recursos representan ingresos monetarios de importancia cultural para mucha gente de las comunidades rurales, pues ante un escenario de incertidumbre mucha gente recurre a estos recursos y a veces son su único sostén económico”, apuntó.

Integrantes y disciplinas de la Red de PFNM

Un total de 37 estudiantes, investigadores, productores, recolectores y personas de comunidades rurales y organizaciones civiles integran esta red temática. En palabras de Blancas Vázquez, miembro con nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la red aspira a crecer para reconocer zonas donde existen vacíos de información sobre el manejo de estos recursos, así como grupos organizados que buscan tener acceso a los conocimientos que la red puede aportar.

“Para nosotros, es importante articular nuestros esfuerzos porque no es solo una visión académica, sabemos que sin el apoyo de las comunidades no podríamos realizar el trabajo y viceversa, nosotros tenemos estudios ecológicos que pueden avalar planes de manejo que las comunidades pueden aprovechar”, señaló.

La Universidad Autónoma del Estado de Morelos, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) son algunas de las instituciones educativas que forman parte de la red. Igualmente, participan grupos campesinos e indígenas de los ejidos Los Sauces y El Limón de Cuauchichinola del Municipio de Tepalcingo, Morelos.

“Muchos de estos recursos tienen un estatus crítico, pero también hay muchos procesos sociales que están fuertemente asociados con estos recursos, entonces necesitamos hacer un estudio más integral y nos parece que una aproximación etnobiológica puede nutrirlo muchísimo, esa es la necesidad por la que constituimos esta red”, apuntó Blancas Vázquez.

Además de la etnobiología, participan disciplinas como economía, agronomía, antropología, derecho y ciencias ambientales, con el fin de generar un conocimiento analítico en el estudio de estos recursos.

Como parte de su trabajo en el sur de Morelos, José Blancas Vázquez ha observado que alrededor de 63 por ciento de las plantas medicinales que se comercializan en México son cultivadas en la subcuenca del río Balsas, tanto hierbas como cortezas de arbustos y otras formas biológicas.

“Es muy importante para nosotros estudiar la sostenibilidad desde la perspectiva biológica y en términos sociales. Yo estoy tratando de analizar las estrategias ecológicas, pero también las estrategias socioculturales que tiene la gente para la gobernanza, el aprovechamiento, la conservación y la restauración de muchos de estos procesos”, apuntó.

Investigación etnomicológica de la Red PFNM

Felipe Ruan Soto, profesor investigador de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) y responsable de la colección de hongos en el herbario Eizi Matuda de la universidad, colabora en la Red temática de PFNM desde la disciplina etnomicológica, que estudia la relación de los pueblos con los hongos, particularmente en el tema alimentario.

“Nosotros nos insertamos en la región de Los Altos de Chiapas y la Selva Lacandona, que es donde trabajamos aportando información a la red y, sobre todo, en el tema de hongos y animales que pueden ser aprovechados en esa zona”, apuntó.

De acuerdo con Ruan Soto, quien es presidente actual de la Asociación Etnobiológica Mexicana (AEM), en el bosque no únicamente se realiza extracción de madera, pues hay muchos recursos que pueden aprovecharse de manera sustentable con fines alimentarios, tanto de autoabasto como de comercialización.

Importancia cultural de Amanita caesarea y Ustilago maydis

De acuerdo con Ruan Soto, Los Altos de Chiapas cuentan con una gran cantidad de especies de hongos. En cuanto a los comestibles, al menos 60 por ciento de las especies se aprovecha cotidianamente por la población indígena y mestiza. De manera particular, su grupo de investigación estudia la especie Amanita caesarea y el Ustilago maydis.

“Amanita caesarea forma parte de un complejo de especies ampliamente distribuidas por todo el mundo con un gran valor cultural y comercial. En Los Altos de Chiapas son sujetos de un aprovechamiento y de una comercialización bastante importante, pues es una especie que le deja mucho beneficio a las comunidades recolectoras para el autoabasto, para una mejoría en la calidad de alimentación y para generar un ingreso económico”, apuntó.

Mientras que Amanita caesarea es la especie de hongos comestibles más importante culturalmente en Los Altos de Chiapas, Ustilago Maydis, conocido como también como huitlacoche, ha tenido un impulso reciente debido a la gran cantidad de gente que ha migrado a la zona, convirtiendo la especie en un recurso tan importante como en el centro del país.

“Llevamos trabajando alrededor de 12 años con estas dos especies y otros tantos hongos comestibles que se aprovechan. Otro aspecto que nos preocupa es el tema de los hongos tóxicos y las intoxicaciones que lamentablemente ocurren muy seguido en Los Altos de Chiapas”, comentó.

Además de aprovechar los hongos comestibles, se tiene por objetivo promover la difusión de los conocimientos de recolección entre la sociedad y evitar su pérdida, pues una confusión en esta práctica puede tener desenlaces fatales y resultar contraproducente en el tema del aprovechamiento.

El diálogo intercultural con las comunidades compone la médula de las metodologías de investigación, con el fin de comprender las tradiciones de los pueblos indígenas de Los Altos de Chiapas para conocer los recursos disponibles y las problemáticas asociadas a estos. “Mediante el diálogo de saberes tratamos de resolver esas problemáticas, pero sobre todo buscamos sistematizar esos conocimientos y evitar que se pierdan”, apuntó Ruan Soto.

Aprovechamiento zoológico

Los insectos y los pequeños mamíferos también son recursos adecuados para el aprovechamiento. Entre los mamíferos se encuentran las tuzas y algunos roedores que se comercializan mucho en Los Altos de Chiapas, y entre los insectos, las hormigas y algunas orugas también tienen consumo importante.

Los integrantes de la red que participan en esta área son investigadores de la Unicach, el posgrado de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), sede San Cristóbal de Las Casas, y el posgrado en Estudios Mesoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Fuente: CONACYT.

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