BITÁCORA

Debuta ciencia mexicana en el cine

El Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), la Unidad Mérida del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav IPN) y la Unidad Académica de Ciencias y Tecnologías de la UNAM en Yucatán (UAY) se sumaron como sedes iberoamericanas de la Bienal Internacional de Cine Científico que, en su vigésima octava edición, contó con una selección oficial de 35 películas internacionales, entre las que destacan dos producciones realizadas en Yucatán.

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Descompresión, cortometraje documental producido por la Unidad Mérida del Cinvestav y Ambulante Más Allá, y el largometraje documental La dieta mesoamericana: orígenes, producido por investigadores del CICY, formaron parte de las 30 obras finalistas de la Bienal Internacional de Cine Científico exhibidas en la sede remota Yucatán en diciembre pasado en las instalaciones de la Unidad Mérida del Cinvestav, el CICY, el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (Cephcis) y la Unidad Académica Sisal Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Rodrigo Patiño Díaz, profesor investigador de la Unidad Mérida del Cinvestav, resaltó la importancia de contar con dos obras producidas en Yucatán como parte de la muestra que reúne lo más representativo del cine de corte científico a nivel internacional.

“Desde hace algunos años considero que los sistemas audiovisuales son un medio muy poderoso que puede llegar a mucha más gente de una manera más fácil, y se pueden realizar de una manera más sencilla que la forma en la que antes se hacía —ya se puede utilizar un teléfono celular tanto para filmar como para proyectar—, eso nos da un alcance cada vez mayor y la ciencia puede aprovecharlo”, comentó.

Cine, medio de divulgación científica

La Bienal Internacional de Cine Científico es organizada por la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (Asecic), que celebró su 50 aniversario en el marco del evento internacional a través de proyecciones remotas en diversos lugares de Iberoamérica. En su edición 2016, el certamen recibió un total de 120 obras audiovisuales provenientes de instituciones públicas de investigación y productoras cinematográficas.

Durante las tres jornadas se proyectaron documentales producidos en España, Argentina, Perú, Bélgica, Taiwán, Francia, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Chile, Noruega, Portugal y México. Francisco Xavier Ojeda Vargas, representante en México de la Asecic, fue el puente entre la organización y las instituciones de investigación científica de Yucatán, que desde el primer momento tuvieron una respuesta positiva para la realización del evento.

“Por otra parte, quisimos dar apertura a obras que concursaron en la 1a Muestra Nacional de Imagen Científica México-MUNIC 2016 que se realizó este año por primera vez por la sección México de la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE) y la Filmoteca UNAM y presentamos cinco de las ocho obras finalistas”, señaló Patiño Díaz.

Problemáticas de Yucatán a través del cine científico

El cortometraje documental Descompresión fue realizado por el programa Ambulante Más Allá e investigadores del Departamento de Antropología Marítima de la Unidad Mérida del Cinvestav, dedicados a estudiar las diversas problemáticas socioeconómicas y ambientales que enfrentan los buzos pescadores de la zona oriente de Yucatán, específicamente en el municipio de Río Lagartos.

“En la proyección del documental se invitó a los pescadores de Río Lagartos que participan en el documental y fue muy emotivo porque colaboraron tanto investigadores como pescadores y cineastas en una discusión en la que todos participaron y discutieron sobre la obra por más de una hora”, apuntó Patiño Díaz.

Para el investigador, la Bienal Internacional de Cine Científico representó una gran oportunidad para acercar al público al conocimiento científico, ya que un gran número de proyecciones contó con auditorios llenos. “Pensamos que sería difícil conseguir público para este tipo de obras pero vimos que sí hay un interés y queremos fomentarlo y aumentarlo en los siguientes años, tanto en la colaboración con la bienal como con otras fuentes de trabajos audiovisuales de divulgación científica”, finalizó.

Fuente: CONACYT.

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