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La divulgación de la química a través de los libros

Como parte de las actividades de celebración del 30 aniversario de la colección La Ciencia para Todos del Fondo de Cultura Económica (FCE), se realizó la mesa temática de química en donde se discutieron y comentaron los puntos más relevantes de esta materia enfocados en su divulgación.

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Los expertos invitados fueron Isaac Schifter Secora, investigador del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Mauricio Castro Acuña, de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Gabriel Cuevas González Bravo, investigador del Instituto de Química de la UNAM. La mesa fue moderada por la editora de la revista Ciencia y Desarrollo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Luisa González Arribas.

La colección La Ciencia para Todos tiene 244 títulos hasta la fecha, de los cuales el más vendido es justo de química, La química en la cocina es uno de los 11 libros de esta materia que existen en la colección, explicó Luisa González.

El doctor Mauricio Castro comentó que probablemente sea más difícil para ellos escribir una obra de divulgación a un artículo de investigación donde ya lo tienen todo muy estructurado.

“Un libro de divulgación es complicado desde el momento que tienes que ver por dónde empezar. A pesar de todo eso, la experiencia como divulgador en La Ciencia para Todos ha sido fascinante aunque esta labor no está lo suficientemente valorada por nuestros pares”, explicó Mauricio Castro.

Isaac Schifter afirmó que sus obras tienen que ver con lo que ha trabajado en el IMP, abordando diversas temáticas en las que ha colaborado con otras disciplinas.

“De los siete libros que he publicado en la colección, solo tres los he escrito solo. Ahí se demuestra que la química tiene esa característica de asociarse con las demás ciencias”, reconoció el investigador egresado de la Facultad de Química de la UNAM.

Los libros del doctor Isaac Schifter van desde temas relacionados con el medio ambiente hasta las ciencias de la complejidad, todo ello desde un punto de vista multidisciplinario.

Mauricio Castro agregó que casi la totalidad de libros de la colección incluye conceptos de química, pero solo en 11 se aborda como temática principal.

“Los libros de divulgación son algo complicados, porque se deben de elaborar en un lenguaje muy entendible sin perder el rigor que exige la ciencia”, afirmó el doctor Schifter.

La industria química

Gabriel Cuevas, quien tiene un texto publicado bajo el sello del Fondo de Cultura Económica, titulado Introducción a la química computacional, aseguró que ese texto viene de la necesidad de que en México se hable en español de temáticas científicas de vanguardia.

Este título pertenece al repertorio de ciencia y tecnología del FCE y es único en su tipo, pues ha sido un libro de apoyo para muchos estudiantes. “Esto se dio cuando el FCE reconoce que está publicando traducciones y que es momento de empezar a publicar libros de autores mexicanos”, dijo el doctor Gabriel Cuevas.

Reconoció que la colección La Ciencia para Todos ha logrado vincularse como una forma de divulgación de la ciencia muy efectiva en la población latinoamericana.

Gabriel Cuevas —quien fuera director del Instituto de Química— afirmó que en el país tendría que haber muchos más profesionales en esta rama de la ciencia dadas las condiciones ricas en recursos naturales que ofrece la geografía mexicana.

La industria química en México lejos de crecer ha decrecido, según el especialista de la UNAM. “En 1993, la participación de la industria química nacional en el producto interno bruto (PIB) era de 2.5 por ciento, en 1996 se logró un máximo histórico desde el cual se ha desplomado al 1.8 en el 2014”, aseveró.

El doctor Mauricio Castro expresó que al hacer libros de divulgación científica es fundamental saber a qué público va dirigida la obra, pues es necesario adaptar el lenguaje especializado y hacer atractiva la publicación.

Al respecto, Isaac Schifter dijo que él nunca pretendió que sus libros se convirtieran en libros de texto pues siempre fueron dirigidos del nivel medio superior hacia abajo. “El reto era hacer un libro que tuviera que ver propiamente con la divulgación y nada más. Es decir, que no se convirtiera en material de estudio”.

Rescató que no es lo mismo escribir para chicos de escuelas urbanas que escribir para otras comunidades rurales o donde el desarrollo científico no es tan grande. “Se tiene que entrar en ese balance entre ser riguroso y ameno”.

Para el doctor Gabriel Cuevas, el sueño del autor es siempre que el receptor se enganche y le parezca entretenido el libro desde el primer instante. “Pero también lo que espera uno es que puedan entender los conceptos vertidos en la publicación. Lo que lo hace complejísimo es que las personas que lo leen tengan la posibilidad de entenderlo”, concluyó.

Fuente: CONACYT.

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