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Insectos, los indicadores biológicos del ecosistema

Puebla cuenta con un registro aproximado de 300 especies de escarabajos; sin embargo, aún existen zonas que no se han explorado y representan un nicho importante para desarrollar líneas de investigación, consideró la doctora Hortensia Carrillo Ruiz, académica investigadora de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

2 insectos

El estudio de insectos como los escarabajos y las mariposas permite, entre otras cosas, obtener información de qué especies viven en nuestra entidad y cuál es el papel biológico que desempeñan en una región y a partir de este conocimiento generar propuestas de manejo de los ecosistemas que habitan, consideró la doctora Hortensia Carrillo en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.

Dedicada desde hace más de 10 años al estudio de los insectos, la doctora Hortensia Carrillo, quien es responsable del Cuerpo Académico Biología Comparada y Relaciones Ecológicas de la BUAP, insistió en la importancia de trabajar en los listados faunísticos de insectos en el estado.

Como parte de esta inquietud, la doctora Carrillo, en coordinación con el doctor Miguel Ángel Morón Ríos, realizó y publicó en 2003 un listado de coleópteros Scarabaeoidea en la región de Cuetzalan del Progreso, destacando un registro de siete subfamilias, 18 tribus, 34 géneros y 63 especies.

Este trabajo fue publicado por la revista Acta Zoológica Mexicana con el título “Fauna de coleoptera Scarabaeoidea de Cuetzalan del Progreso, Puebla, México” y ha sido uno de sus artículos más citados hasta el día de hoy.

Para 2010, la doctora Carrillo después de observar registros de especies contenidas en las colecciones registradas por el inglés Henry Bates, identificó una nueva especie de escarabajo del género Hoplia, al cual nombró Hoplia zaragozai.

Para determinar esta nueva especie, realizó un análisis comparativo con las colecciones realizadas más de medio siglo atrás por Bates, los cuales tuvo que solicitar en calidad de préstamo al Museo Nacional de Londres.

“Del género Hoplia, quien es el único representante de los hoplinos en América, mi aportación consistió en que este género se consideraba como parte de una tribu en el sistema de clasificación que se utiliza en México y Sudamérica. Cuando inicié mi proyecto de doctorado, me propuse hacer un análisis cladístico para resolver si realmente deberíamos considerarlo parte de una tribu. Al concluir el estudio, lo que resultó fue un cambio en el sistema de clasificación y ahora este género está englobado, sí dentro de la tribu Hoplini, pero la agrupación se elevó a rango de subfamilia Hopliinae, esa es mi aportación en el área de la clasificación biológica”.

En 2013, la doctora Carrillo Ruiz publicó, en coordinación con el doctor Miguel Ángel Morón, del Instituto de Ecología, A. C. (Inecol), y otros 20 investigadores más, el libro Fauna de escarabajos del estado de Puebla. A partir de eso se ha enfocado en el área de biodiversidad elaborando listados faunísticos y, actualmente, destacando su interés por las comunidades de insectos en áreas urbanas.

Indicadores biológicos

La especialista refirió que algunos tipos de escarabajos o mariposas pueden ser tomados como especies indicadoras que revelan en su comportamiento cómo se afecta o modifica un ecosistema. La importancia de su estudio permite saber cuáles son los papeles ecológicos que desempeñan y proponer estrategias de conservación, aseguró la especialista.

“Por ejemplo, los escarabajos coprófagos se alimentan del estiércol y son los encargados de incorporar esos desechos al suelo. Si no existieran esos escarabajos que utilizan el estiércol para hacer sus bolas nido y que ahí crezcan sus larvas, los potreros estarían llenos de excremento de ganado. Estas especies de escarabajos coprófagos requieren, a su vez, ciertas características en su hábitat ya que no son muy resistentes a la insolación, como el escarabajo Phanaeus mexicanus, una especie muy sensible, así que cuando hay tala de árboles o llega una especie oportunista tiende a desaparecer o desplazarse”.

Hortensia Carrillo Ruiz indicó, además, que también existen otras especies de escarabajos que se alimentan de las hojas, las cuales favorecen la renovación de las hojas y el follaje, además de que al estar alimentándose de hojas, pétalos y polen, pudieran ser polinizadoras, aunque esto último aún no se estudia.

Para hacer un listado faunístico, se tiene que hacer una recolecta de los organismos, porque a simple vista no se pueden determinar. Es decir, donde encuentra el organismo se captura y se lleva al laboratorio, se monta en seco, se le saca la genitalia característica importante para determinar el nivel de especie. Con ayuda de claves taxonómicas, se inicia la identificación hasta llegar a género y especie, explicó la doctora Hortensia Carrillo.

“Son metodologías ya establecidas en donde realmente cuando monitoreamos no dañamos la comunidad de los organismos, ya que solo se eligen dos días por mes para hacer los muestreos. Después lo que hacemos es que a través de curvas de acumulación de especies, que es un método estadístico, determinamos qué tan completo es nuestro listado. Generalmente, se considera que un listado o inventario está razonablemente completo cuando el porcentaje de las especies observadas es mayor que 80 por ciento de la riqueza o número de especies totales estimadas, entonces ya no seguimos muestreando”.

Fauna urbana

Entre las líneas de investigación que actualmente aborda la doctora Carrillo, destaca el estudio de especies que sobreviven a los ambientes urbanos. Para su trabajo ha iniciado observaciones y muestreos en el Parque Metropolitano y en el Parque Ecológico Revolución Mexicana. Ahí trabajará con mariposas como indicadores biológicos, a fin de determinar no solo un listado faunístico sino la relación de las especies de mariposas con las plantas del lugar y, en un futuro, evaluar la calidad de esos ambientes.

“Queremos ver las especies de mariposas que albergan las zonas verdes de Puebla, pensando que estas áreas fueron modificadas y nos dan servicios recreativos, de filtración de aire, de infiltración del agua y de regulación de microclima. Lo que queremos saber es si esos parques en algún momento pueden funcionar como reservorios de biodiversidad en donde puedan conservarse distintas interacciones biológicas”.

Otro de los proyectos que realiza en zonas urbanas es un listado en la zona de la periferia de Momoxpan, Puebla, donde lleva registradas 16 especies de escarabajos.

“Con estos coleópteros, además de trabajar su taxonomía, queremos estudiar su presencia en la zona urbana y de qué recursos se valen para sobrevivir, ya que han sido recolectados de los alumbrados públicos. Consideramos que son especies generalistas (las que se alimentan de todo y son más resistentes), pero falta estudiar porqué se han mantenido en estas zonas en donde ya desapareció la cobertura vegetal”.

Fuente: CONACYT.

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