Científicos del Departamento de Parasitología en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) buscan controlar diferentes plagas agrícolas de forma sustentable, mediante el uso de diversos extractos vegetales.
“Estamos tratando de buscar alternativas para poder controlar insectos/plagas, esta alternativa es usando algunas plantas, ya se tiene conocimiento de que producen compuestos orgánicos naturalmente y siempre se han defendido del ataque de algún insecto o patógeno. Lo que estamos haciendo es identificar esas plantas e identificar cuáles son los compuestos de esas plantas para poder, en algún momento, desarrollar formulaciones y dirigirlas al control de plagas”, explicó el doctor Agustín Hernández Juárez, profesor investigador del Departamento de Parasitología de la UAAAN.
El especialista indicó que actualmente continúan empleándose insecticidas químicos para combatir plagas y, a pesar de que muchos han salido del mercado y existen algunos insecticidas menos agresivos con el entorno, siguen causando daños ecológicos.
“Actualmente muchos (insecticidas químicos) han salido del mercado y otros se mantienen, lo que estamos buscando son productos naturales que sean benéficos para el medio ambiente, que no sean tan agresivos pero que puedan tener buenos efectos sobre los insectos/plagas que hacen daño a los cultivos como tomate, que se siembra en muchos estados, la papa, maíz y chile, que son cuatro cultivos importantes”, añadió el científico.
El investigador Hernández Juárez afirmó que se conocen plantas que cuentan con ciertas características que les ayudan a resistir o evitar las plagas. Dentro de las plantas que los especialistas estudian y buscan aprovechar sus propiedades, destacan el neem (Azadirachta indica), que tiene propiedades insecticidas, otros vegetales nativos de la región como la calabacilla loca (Cucurbita foetidissima) en la que no se observa daño por presencia de insectos. El ruezno de nogal que se aplica contra nematodos y quiere probarse su efectividad contra insectos; el muérdago, que es una planta parásita de los pinos, pero también cuenta con compuestos que se utilizan en la medicina y podría tener potencial contra plagas; además de la ruda que cuenta con compuestos insecticidas.
“Si al terminar la investigación se logra obtener una planta o plantas con buenas características de control, habría una segunda etapa para obtener los compuestos o fitoquímicos de las plantas y poder formular uno o más productos. Hay una serie de pasos que pide la industria, buscaríamos cumplirlos y, en su momento, podría aplicarse en cultivos”, señaló el doctor.
Algunas de las plagas que están buscando controlar de forma sustentable en este proyecto son Bactericera cockerelli, Trioza erytreae, ácaros, gusano cogollero y diferentes especies de mosca blanca.
Ventajas medioambientales
El especialista Hernández Juárez aclaró que el efecto de control sobre la plaga mediante estos extractos vegetales, aunque puede ser efectivo, los resultados aún serían más lentos en relación con los plaguicidas.
“Un plaguicida, en siete u ocho días ya tienes un buen efecto en el control, solamente que los (extractos) botánicos tardan un poco más, unos quince o 20 días dependiendo de la plaga, el cultivo y la situación ambiental como temperatura y humedad”.
Sin embargo, a pesar de este tiempo de respuesta, el científico subrayó que el control de plagas con extractos de diferentes vegetales cuenta con importantes ventajas medioambientales.
“La ventaja es que no dañan el medio ambiente ni la salud humana, al final del día, eso en costo-beneficio es muy alto, además son compatibles con otras estrategias como control biológico, que es el uso de organismos vivos para bajar la densidad de población de un insecto/plaga como depredadores o parasitoides”.
Los investigadores buscarán determinar las plantas que proporcionen buenos resultados a partir de su extracto, a nivel laboratorio. Después de identificar qué plantas funcionan de mejor forma, los científicos obtendrán los compuestos fitoquímicos de los extractos para desarrollar una posible formulación y generar un producto que pueda consumir el productor.
“La investigación tiene que concluir con el productor, de nada nos sirve dejarla guardada si no llega como un producto útil para el control de plagas. Lo que buscamos es que aterrice con el productor, que tengan un abanico de alternativas para poder reducir insectos/plaga que dañen su producción y sean compatibles con estrategias que se utilizan para sus diferentes cultivos”, destacó el doctor Hernández Juárez.
Fuente: CONACYT.
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