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Energías renovables: su potencial económico en México

Los desarrollos tecnológicos de los Centros Mexicanos de Innovación en Energía (Cemie), incorporan la variable relativa al potencial económico que representan las energías renovables en el país.

3 energias renovables

Aspectos como las ventajas competitivas de utilizar materia prima regional, la variabilidad en la producción de energías verdes y la normatividad pública –o su ausencia-, son tomados en cuenta en los procesos de desarrollo y madurez de tecnologías de los centros que operan con financiamiento del Fondo Sectorial Conacyt-Secretaría de Energía-Sustentabilidad Energética.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Arturo Sánchez Carmona, responsable técnico del clúster de bioalcoholes del Centro Mexicano de Innovación en Bioenergía (Cemie-Bio), destacó que México ha avanzado ágilmente en el desarrollo tecnológico para la producción de bioenergía.

“En nuestros laboratorios, los laboratorios que participan en el clúster de bioalcoholes, sí tenemos tecnologías que se equiparan con el estado del arte de las tecnologías que se utilizan a nivel mundial”, resaltó.

Mencionó que por ello están buscando productores que se interesen en este tipo de tecnología, ya sea mexicanos o extranjeros, pues identifican un potencial entre actores del sector industrial que ya cuentan con paquetes tecnológicos establecidos para producir biocombustibles de segunda generación.

“En este ámbito se sabe que si no pruebas las tecnologías con la biomasa local, y no solamente de este momento sino de un periodo relativamente largo, es muy difícil asegurar que la tecnología vaya a funcionar”, advirtió Sánchez Carmona.

Afirmó que por ello resulta un atractivo para los productores extranjeros de bioetanol, saber que existen iniciativas como la del clúster de bioalcoholes, que cuenta con infraestructura a escala piloto, a la que pueden acceder para probar en México sus propias tecnologías.

Comentó que el Cemie-Bio tiene entre sus tareas determinar el potencial tecnoeconómico de cada combustible, pero también su impacto ambiental.

Apuntó que el proceso de producción del bioetanol implica cinco etapas: pretratamiento, sacarificación enzimática, fermentación, purificación y tratamiento de los desechos.

“Con el potencial económico volteamos a ver la parte de producción, de la fábrica, pero desde el punto de vista ambiental volteamos a ver toda la cadena de valor”, enfatizó el responsable del clúster de bioalcoholes.

Energía accesible

La doctora Karla Cedano Villavicencio, responsable administrativa del Centro Mexicano de Innovación en Energía Solar (Cemie-Sol), resaltó que este tipo de energía limpia tiene los costos más bajos, por lo que se está haciendo una apuesta a largo plazo.

“Con el caso de energía solar tenemos la gran ventaja de que en la subasta energética reciente, la segunda incluso, la energía fotovoltaica arrasó, por los costos de mantenimiento, operación, el recurso (materia prima) no cuesta, entonces realmente se están encontrando tasas de retorno para la fotovoltaica, muy atractivas”, subrayó.

Mencionó que la expectativa es que todas las energías comiencen a competir en el mercado por precio y espacios, sin embargo, consideró que un factor que se deberá tomar en cuenta es la variabilidad en la producción.

“Son fuentes variables porque pasó la nube y ya bajó la generación, entonces poder contender con eso requiere un esfuerzo porque sí hay un costo de interconexión, de almacenamiento. Entonces en el tema eléctrico yo creo que los costos van a acabar tendiendo a hacer una especie de integración por costo, porque vamos a llegar a espacios en los que el chiste es llegar a un costo y poder entonces juntar sistemas para llegar”, aseveró la doctora Karla Cedano.

Potencial comercial

Para integrar la variable económica al desarrollo tecnológico, el Cemie-Sol ha fomentado colaboraciones estratégicas entre especialistas de diferentes instituciones para elaborar estudios de potencial comercial.

“Ya se dio el caso de que nos compartieron la patente de un centro de investigación para poder mostrarnos su desarrollo y ver desde el punto de vista de nuestra visión del mercado solar, ver qué les encontrábamos, entonces esta colaboración se está dando en esos productos que se requieren y son indispensables para llegar al mercado”, puntualizó Karla Cedano.

Estimó que si México logra crear sistemas de acoplamiento eficientes para aprovechar la energía solar y directamente incorporar el calor y la energía a procesos industriales, se cubrirán más fácilmente temas ambientales y económicos.

“Entonces son retos de ingeniería, de aplicación, muy interesantes, en los que ya estamos trabajando en los centros de investigación y la idea es poder encontrar este concierto de condiciones para que digamos, por un lado van los eléctricos y por otra la energía térmica, cómo hacemos para que la energía térmica vaya al concierto”, declaró.

Sinergia academia – empresas

El doctor Rodolfo Silva Casarín, es investigador del Instituto de Ingeniería (Iingen) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y responsable técnico del Centro Mexicano de Innovación en Energía Océano (Cemie-Océano).

En entrevista tras su participación en el IV Foro de Energías Renovables del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), el investigador señaló la importancia de que el desarrollo de las tecnologías para la generación de energías renovables en el país, se acompañe por una política pública que favorezca su integración al mercado.

“Parte de la responsabilidad del gobierno es detonar y acompañar la madurez de las tecnologías, el problema que tenemos en la mayoría de los países en vías de desarrollo, es que muchas veces solo las detonamos y no las acompañamos”, estimó.

Consideró que en México se debe comenzar a desplegar este tipo de acciones gubernamentales, por ejemplo, incentivos fiscales, que garanticen rentabilidad al sector dedicado a la generación de energías renovables.

El doctor Silva Casarín apuntó que el Cemie-Océano ya colabora con diferentes tipos de empresas: las que tienen la capacidad tecnológica para fabricar dispositivos a gran escala, otras dedicadas al desarrollo tecnológico y las terceras, dedicas a observar el impacto ambiental.

“El objetivo es tener una sociedad que haga mejor uso de la energía, no necesitas cambiar las formas de vida, es cómo utilizamos mejor la energía, cómo empezamos a tener una sociedad más educada, más culta, cómo empezamos a tener una industria más competitiva y tenemos que pensar en el largo plazo”, remarcó.

Fuente: CONACYT.

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