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Disciplina y trabajo, la base del éxito: Ramón Castañeda

Para Ramón Castañeda Priego, profesor e investigador de la Universidad de Guanajuato, la suerte y el destino no existe, “si quieres lograr algo, debes apostarle a la disciplina y al trabajo, no hay de otra”, afirmó con determinación, el investigador quien recientemente recibió el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en el área de ciencias exactas.

Como al físico no le gusta dejar ningún cabo suelto, de lunes a viernes dedica más de 12 horas a su trabajo que comprende tanto investigaciones en materiales blandos como cátedras de posgrado.

Esto le ha funcionado, ya que a sus 41 años de edad ha publicado 64 artículos científicos en las revistas más prestigiadas de su área, es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y ha recibido varios galardones, como la Cátedra de Investigación Marcos Moshinsky en 2014 y la Cátedra de Investigación Alexander von Humboldt en 2015.

Curiosidad, lo que detonó su pasión por la ciencia

Ramón Castañeda Priego nació el 8 de enero de 1977 en Tuxpan, Veracruz, es el menor de cuatro hermanos: tres mujeres y un hombre. Su infancia transcurrió como la de cualquier niño, jugando futbol y basketball con sus amigos de la escuela.

Recordó con gran emoción cuál fue su primer acercamiento con la ciencia y la tecnología, episodio determinante para que él se dedicara a la investigación y el desarrollo.

“Fue a los seis años, justo cuando vi por primera vez una computadora; me parecía increíble lo que podía hacer esa computadora, que era de dimensiones gigantescas. Además, en ese entonces mi papá era el encargado del laboratorio de pruebas mecánicas del asfalto usado en las carreteras, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y tuve la oportunidad de tener acceso a tecnología que hasta ese momento no conocía”.

Por el camino de la física

Años más tarde, Ramón encontró en una biblioteca que visitaba con frecuencia, un libro de uno de los grandes divulgadores de la ciencia, Isaac Asimov, que lo encauzó por el mundo de la física.

“Sus lecturas tuvieron una gran influencia sobre mi decisión profesional, pues me permitieron mantener un interés constante por entender los procesos termodinámicos”.

“También tenía un interés muy particular por el uso y el manejo de las computadoras para llevar a cabo análisis numérico y descubrí que si estudiaba física, después podía realizar física computacional, así que me di cuenta que esta disciplina podía ser la opción no convencional (porque la física no es una carrera popular en México) que yo estaba buscando”.

Ya inmerso en el mundo de la física, los materiales blandos lo cautivaron porque para Ramón representan “un excelente sistema modelo que nos permite combinar simultáneamente tres diferentes, pero complementarias, técnicas: experimentos, teoría y modelamiento molecular, para entender los mecanismos que dan origen a los procesos de autoensamblaje de macromoléculas”.

En particular, Ramón Castañeda Priego se ha especializado en la capacidad que tienen los coloides de autoensamblarse. “Mi trabajo de investigación consiste en entender las propiedades estáticas, dinámicas y termodinámicas de los materiales blandos como los coloides, los polímeros, las proteínas y el ácido desoxirribonucleico (ADN), entre muchos otros”.

Conocer las propiedades (físicas, químicas, mecánicas y ópticas, entre otras) y las interacciones de estos materiales es importante, para que puedan aplicarlos en innovación tecnológica.

Los estudiantes, la base de la ciencia

Al preguntarle cuál es el trabajo del que se siente más orgulloso, con humildad respondió que de su labor como docente, ya que reconoció que son los estudiantes de posgrado los que contribuyen con el desarrollo de la ciencia.

“Es una pregunta complicada, porque siempre he tratado de hacer mi trabajo con los más altos estándares de calidad científica y considero que todas mis publicaciones son de buena calidad, pero quizás de la parte que más orgulloso me siento es, indudablemente, de mi grupo de estudiantes”.

“Contar con la oportunidad de formar y trabajar al lado de jóvenes que han mostrado una gran entrega, curiosidad y pasión por la ciencia es indudablemente lo mejor y de lo que más orgulloso me siento de mi trabajo”.

Incluso señaló que el Premio de Investigación de la AMC, que acaba de recibir de manos del presidente Enrique Peña Nieto, está dedicado a sus estudiantes.

“Recibir ese premio me llenó de mucha alegría porque se reconoce el trabajo de muchas personas, principalmente mis estudiantes, que han contribuido significativamente a la generación de nuevo conocimiento en el área de la materia condensada blanda”.

Más jóvenes en la ciencia

Para Ramón Castañeda, si se quiere un país con mayor y mejor calidad de vida, es importante cultivar e impulsar una cultura científica, lo cual solo será posible con la participación activa de los jóvenes.

Y si se incrementa y fortalece la cultura científica en todo el país, quizás los niños y jóvenes dejarán de temer a la actividad científica y podrían verla como una opción de profesión.

“Evidentemente, necesitamos más recursos y más personas involucradas en las actividades científicas, pero este apoyo y reconocimiento a las labores científico-tecnológicas se logrará cuando en nuestro país exista una sólida cultura científica. Por eso también es fundamental incorporar una fuerte agenda de actividades de divulgación y periodismo científico”.

Ramón, desde que estudiaba la licenciatura, se dio cuenta del poder de la divulgación científica, en 1997 fundó con un grupo de colegas un grupo de divulgación denominado SOLAR.

Posteriormente, al graduarse de licenciatura, dejó el grupo pero siguió con otras actividades de divulgación como presentaciones en ferias de ciencia, en bibliotecas y escuelas públicas.

Señaló que hacer divulgación no es labor fácil porque está habituado a utilizar ciertos términos para explicar sus trabajos a sus colegas, en cambio, en la actividad de divulgación hay que utilizar ejemplos de la vida cotidiana.; además de que es una actividad extra a sus labores científicas, pero bien vale la pena esforzarse para explicar a los vecinos y amigos cómo impacta la ciencia en la vida diaria.

“Mi reto es darle el mismo nivel de importancia que mi trabajo de investigación y, sobre todo, usarla como medio para fortalecer la cultura científica de mi entorno inmediato”.

Fuente: CONACYT.

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