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Desarrollan prototipo de secador solar para frutas y hortalizas

Alumnos de la carrera de ingeniería en energía de la Universidad Politécnica de Amozoc (Upam) desarrollan un prototipo de secador solar para frutas y hortalizas, apoyados en sensores de temperatura, humedad y flujo de aire, además de un software para la adquisición de datos que permita adecuar el modelo para distintos productos.

El proyecto surge con la intención de prolongar la vida útil de frutas y hortalizas de productores poblanos del sector agrícola, quienes recurrieron a la Universidad Politécnica de Amozoc para solicitar apoyo en el desarrollo de tecnología eficaz y sencilla que pudiera mejorar el proceso de secado a bajo costo.

La deshidratación o secado de los productos del campo es un método que comúnmente se usa para prolongar la vida de los alimentos a través de la exposición directa a la luz solar sobre planchas de metal o láminas de plástico negro; sin embargo, es un proceso muy lento y depende de las condiciones climáticas.

Para la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Erick Eduardo Huesca Lazcano, profesor de la carrera de ingeniería en energía de la Upam, explicó que el aprovechamiento de la energía solar para el secado solar de frutas y hortalizas tiene antecedentes en nuestro país; sin embargo, como parte de su formación, los estudiantes desarrollan proyectos de impacto local con la aplicación de tecnología sencilla que pueda ser utilizada a nivel doméstico.

“A baja escala muchos productores no pueden vender todas sus hortalizas o frutas y una forma de conservarlas es deshidratándolas, eso le da plusvalía al producto y además hace que sea más fácil comercializar. Así inició este proyecto, porque tuvimos contacto con productores de chile que solicitaron apoyo para el secado ya que cuando cosechan es tiempo de lluvias. Ellos secan al aire libre, pero si el chile se moja se echa a perder. La idea es apoyarlos y que el producto mantenga su riqueza nutrimental”.

El doctor Huesca Lazcano detalló que parte de los objetivos establecidos en este proyecto requería el análisis de la interacción de las variables que intervienen en el proceso de deshidratación para asegurar el mayor rendimiento posible.

En cuanto al diseño, se experimentó con la disposición de distintos componentes hasta elaborar un prototipo solar de forma rectangular, de color negro con una pared frontal de cristal con sensores para medir la temperatura, además de otra caja o cámara de secado donde se almacena el producto para su deshidratación, después de ser calibrado con un medidor de humedad.

Para elaborar este prototipo, también se priorizó que el modelo no contaminara como los secadores convencionales, sino que fuera amigable con el medio ambiente.

“Nuestro sistema está hecho de materiales sustentables, baratos y cualquier productor de baja escala puede tener un equipo como este, ya que durante su construcción se adapta al tipo de producto, partiendo de mediciones de temperatura y humedad. Una vez calibrado el secador, los sensores se retiran y el modelo se opera de forma sencilla”, refirió Huesca Lazcano.

Cada producto, un secado diferente

Para optimizar el proceso de secado, el prototipo permite variar la entrada de aire y su temperatura mediante principios mecánicos y físicos simples, como el uso de superficies con aletas para mejorar, por ejemplo, la temperatura.

“Lo que se hace es poner varias bandejas, entra aire caliente a la cámara, atraviesa el producto y después se va sacando la humedad. Una vez que esté bien caracterizado el proceso, se puede dar el tiempo aproximado de secado del producto”, relató para la Agencia Informativa Conacyt Francisco Javier Hernández López, alumno de décimo cuatrimestre de la carrera de ingeniería en energía y quien se encargó de la construcción del prototipo, utilizando un material sencillo como madera.

“Llevamos una materia que se llama Térmica solar y cada uno se enfoca en diferentes áreas, a mí me gustó solar térmica, por eso participo en el desarrollo de sistemas para la deshidratación de alimentos. La construcción de este prototipo fue rápida, como una semana y dos más de investigación para conformar el modelo”.

El estudiante añadió que los datos que se obtienen de los sensores son procesados en un software que determina cuáles son las condiciones de temperatura y flujo de aire más adecuados para el secado del producto, ya que cada uno requiere de condiciones de humedad distintas. El valor agregado, concluyó, es que su valor no supera los mil pesos, reduce el tiempo convencional de secado, dependiendo del producto, está hecho a la medida de los campesinos que manejan diferentes productos y no requiere de conocimientos previos o complicados para su operación.

Fuente: CONACYT.

 

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