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Plásticos, redes fantasmas y altas temperaturas, amenazas de las tortugas marinas

Aunado a la depredación de sus huevos, las tortugas marinas enfrentan nuevas amenazas en el mar y la tierra: plásticos, “redes fantasmas” y elevadas temperaturas en playas de anidación.

A lo largo de 10 meses del proyecto de investigación para la localización de áreas de alimentación de tortugas marinas frente a las principales playas anidación en la costa sureste del Pacífico Mexicano, el integrante nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Gustavo Hinojosa Arango, ha documentado su distribución y, más recientemente, la presencia de basura plástica y su interacción con estos organismos.

En entrevista, el catedrático del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) adscrito al Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Oaxaca, señala que estos animales que han existido durante millones de años en la Tierra, enfrentan en la actualidad los estragos de la contaminación.

Las bolsas plásticas, refiere, son confundidas por las tortugas con medusas, uno de sus principales alimentos, por lo que las ingieren y registran daños o bloqueo de su tracto digestivo que las puede llevar a la muerte.

Además, como ocurrió en días recientes en las costas de Oaxaca, los artes de pesca extraviados conocidos como “redes fantasmas”, atrapan de manera involuntaria la fauna marina causando muertes masivas, problema que puede permanecer durante muchos años.

En el proyecto financiado por National Geographic, el investigador y sus colaboradores de la Universidad del Mar y de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, recorren alrededor de 40 kilómetros a una distancia de cinco y 10 kilómetros mar adentro de la costa oaxaqueña. Durante estos recorridos, se han observado tortugas mutiladas debido a plásticos que se enredan en sus aletas, cortando la circulación. Y muestra la imagen de una golfina con hilos de un costal que se enrolla en su cuerpo, para ilustrar la problemática.

Como parte de su trabajo, lleva a cabo la geolocalización de los sitios en que las tortugas realizan rituales de cortejo, apareamiento y alimentación en la zona marítima ubicada entre Puerto Escondido y Morro Ayuta, en el Pacífico oaxaqueño.

Además de identificar los alimentos que consumen los quelonios (entre ellos medusas, peces y crustáceos), el investigador y sus estudiantes también realizan el registro de individuos en las zonas de apareamiento —hasta el momento ha georreferenciado dos mil tortugas golfinas, dos prietas (o verdes) y dos carey—, con esta información y con datos ambientales, se está construyendo el Sistema de Información Geográfica para construir mapas que en un futuro puedan ayudar para la planificación de acciones de manejo y conservación.

Lo anterior permitirá, asegura, entender y atender la conservación marina de las especies, debido a que alrededor de 95 por ciento de los trabajos de preservación se efectúa en zonas de playa, por lo que resulta fundamental adentrarse al mar.

Mediante los resultados de su trabajo —actualmente en etapa de muestreo de campo y creación de bases de datos—, se podrán establecer estrategias tomando en cuenta a pescadores y prestadores de servicios turísticos, quienes tienen que formar parte de las acciones que pueden ser implementadas. Algunas de las cuales pueden ser la creación de áreas naturales, vedas temporales en determinadas zonas, o bien el cierre temporal de determinados espacios, varias de las cuales serían compatibles con actividades productivas como el ecoturismo.

Efecto mariposa

Gustavo Hinojosa Arango, doctor en ecología por The Queens University of Belfast, institución ubicada en Irlanda del Norte, asegura que es fundamental que la humanidad tome conciencia sobre el impacto que representa carecer de un adecuado manejo de desechos.

“Una botella de PET que una persona tira en la ciudad, puede llegar al mar arrastrada por la corriente de un río y convertirse en una amenaza para los animales. Nuestras acciones en determinada parte del mundo, tienden a repercutir en otro que puede estar a cientos de kilómetros”.

Y abunda que no solo se trata del espacio, sino también de la temporalidad, porque el daño puede o no ser inmediato, ya que los plásticos y otros materiales pueden tardar cientos de años en degradarse.

Las temperaturas

Además de las amenazas plásticas en el mar, las tortugas golfina, prieta y laúd también enfrentan el aumento de la temperatura ambiental en sus centros de anidación.

El Pacífico oaxaqueño —donde desovan tres de las siete especies de estos reptiles que existen en el mundo—, registró temperaturas dentro de la arena superiores a los 34 grados Celsius, provocando la disminución de eclosiones y el nacimiento mayoritariamente de hembras.

La investigación efectuada por biólogos e integrantes del Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza (FOCN), a través del programa de Tortugas marinas, reveló que cada vez nacen menos machos.

La agrupación, con presencia en nueve playas de la costa de esta entidad del sureste mexicano: Huatulco, Ventanilla, Barra de Colotepec, Palmarito (Bacocho), Cerro Hermoso, Bahía Chacahua, Bahía La Grúa, El Azufre y La Tuza de Monroy, realiza un registro, monitoreo e intervención de nidos para proteger las tortugas.

La bióloga egresada de la Universidad Autónoma de Hidalgo, Arely Penguilly, quien forma parte del proyecto del FOCN, explica que el sexo de las tortugas está determinado por la temperatura de incubación de los huevos: a mayor calor hembras, y a la inversa, machos.

“En 2014 hubo poco desarrollo de embriones, debido a las elevadas temperaturas registradas. En los corrales en los que se resguardan los huevos, no había eclosión”, señala.

Por lo tanto, el proyecto adoptó también el registro sistemático de la temperatura al interior de los nidos.

La literatura sobre estos animales refiere que los nacimientos deben ser en 50 por ciento hembras y otro tanto igual de machos. Aunque de manera natural no se había efectuado una medición directa, apunta la experta.

Y refiere: el aumento de la temperatura afecta en mayor medida a la especie laúd, puesto que se encuentra catalogada en peligro de extinción y sus huevos son mucho más vulnerables; la temperatura que requieren para desarrollarse es de entre 27 grados Celsius como mínimo y 32 como máximo, siendo letal para sus huevos los 33 grados.

En el caso de las especies golfina y prieta, sus huevos soportan hasta los 34 grados, de ahí que los investigadores tomaron la determinación de instalar “malla sombras” en los corrales a los que trasladan los nidos para protegerlos de los depredadores naturales y humanos, con lo que han logrado reducir la temperatura.

Indica que tras la colocación de la sombra, se logró una reducción en la temperatura de hasta dos grados en los nidos. Y se presentaron los primeros resultados, que consistieron en el nacimiento de tortugas, al garantizar el desarrollo embrionario.

“Fue difícil tomar la decisión, porque también valoramos la importancia de la adaptación, pero decidimos dar el siguiente paso, puesto que la intervención se realiza desde mover los huevos para protegerlos”.

De continuar la tendencia, advierte, las repercusiones podrían registrarse en una década, cuando las tortugas se encuentren en periodo de reproducción y no existan machos suficientes.

Trabajo comunitario

El coordinador del equipo del Fondo para la Conservación de la Naturaleza, Agustín Ruiz, precisa que una de las partes fundamentales de las actividades que realiza el organismo, consiste en el trabajo conjunto con la sociedad, a través de los Centros Tortugueros Comunitarios (CTC).

Estas células formadas por personas de las poblaciones donde desovan las tortugas y que comparten el interés por conservar y proteger estos animales, tienen entre otras tareas la vigilancia y monitoreo nocturno para proteger a las hembras que salen a desovar y tomar todos sus datos biológicos, así como el traslado de nidos a los corrales de incubación para salvaguardarlos de los saqueadores.

“Durante la temporada de anidación, el CTC establece grupos de trabajo que realizarán diferentes actividades a lo largo de aproximadamente ocho meses que comprenden la temporada de anidación de la tortuga golfina, laúd y prieta”, indica.

Los voluntarios o trabajadores de la comunidad mantienen una supervisión continua del corral durante todos los meses de la temporada de anidación para monitorear la temperatura, el desarrollo y eclosión de los nidos y, posteriormente, la liberación de crías al mar.

“Otras actividades que realizan los pobladores consisten en la limpieza de playas; mientras que los promotores ambientales comunitarios imparten talleres en su comunidad donde incentivan a los niños y adultos a retomar buenos hábitos de conducta amigables con el medio ambiente y protección de sus recursos naturales”.

A través del trabajo conjunto entre investigadores, biólogos y pobladores de las comunidades, se ha logrado un incremento en el número de nidos protegidos de tortuga golfina, prieta y laúd, confirma.

El fondo tiene cuatro ejes de acción: la conservación de ecosistemas y especies prioritarias; el desarrollo sostenible de las comunidades; la educación ambiental; y la investigación y promoción.

En los nueve campamentos participan tres biólogos que dan seguimiento en campo de manera permanente a la temporada de anidación, que inicia en agosto con la golfina y en octubre para las especies laúd y prieta.

“El equipo de expertos que da seguimiento brinda capacitación a las personas que integran los campamentos tortugueros en materia de registro y manejo de datos”.

Apunta que pese a las décadas que en las costas de Oaxaca se ha efectuado la conservación de tortugas, no existía registro de datos de las actividades, de ahí la importancia de emprender esta actividad que permite realizar análisis científicos comparativos.

Aunque también reconoce que el conocimiento comunitario ha permitido establecer los fenómenos registrados en los últimos años, como el “mar de fondo” que se ha repetido en ciclos de aproximadamente tres décadas.

“La información que las personas de la comunidad nos comparten como vivencias, nos permiten identificar la periodicidad de los acontecimientos. Sin embargo, con la sistematización de los registros que estamos emprendiendo, habrá muchos más elementos para futuras investigaciones”.

Cuidado en playa

Oaxaca cuenta con dos de las playas más importantes en anidación de tortuga golfina en México: Morro Ayuta y Escobilla. En tanto que para la especie laúd, tiene dos playas prioritarias de anidación de importancia uno: Cahuitán y Barra de la Cruz, y cuatro de importancia dos: Bahía de Chacahua, San Juan, La Tuza y Cerro Hermoso.

En Escobilla se registra la arribazón de tortugas golfinas, el fenómeno consiste en la anidación simultánea de miles de tortugas que llegan en un periodo muy corto de tiempo. En ocasiones, en una semana hasta 100 mil especímenes pueden desovar a lo largo de 20 kilómetros.

La bióloga Arely Penguilly, asegura que en los últimos 30 años se ha realizado un importante trabajo de conservación de estos reptiles en todo el país, que ha generado buenos resultados.

Lamenta que pese a las campañas, continúa presentándose el saqueo de nidos para la venta ilegal de huevos, la matanza de tortugas marinas para consumo de su carne, e inclusive, se ha reportado que las matan solo para sacarles los huevos, sin antes esperar a que la tortuga desove de manera natural.

La anidación es apenas el inicio de un largo trayecto de estos animales, ya que se estima que el éxito de eclosión de un nido de 60 huevos es de entre 50 y 60 por ciento, además que por cada mil nacimientos, solo una tortuga llegará a la edad adulta.

La bióloga y el coordinador del Fondo para la Conservación de la Naturaleza coinciden en señalar que uno de los factores que contribuyen a la preservación de las tortugas son los centros de conservación, los cuales requieren inversión debido a que su mantenimiento es costoso, de ahí que el fondo recibe financiamiento de Fomento Ecológico Banamex.

“Algunos centros cuentan ya con un proyecto económico que les ayuda en gran parte a cubrir estos costos, por lo que las actividades no se ven frenadas, en cambio existen otros que carecen de recursos, lo que es un factor que afecta indirectamente a las tortugas”, refiere Agustín Ruiz.

El éxito de la conservación en playa, asegura el doctor Gustavo Hinojosa, ha permitido aumentar las poblaciones de tortugas, principalmente de golfina, lo que es evidente en el número de hembras que anidan en las costas de Oaxaca.

Ante lo cual, resalta, los trabajos de preservación deben ampliar sus acciones, puesto que las tortugas también necesitan mares saludables para satisfacer necesidades prioritarias, como por ejemplo la alimentación y reproducción de estas especies, que deberá encontrar un equilibrio con la actividad pesquera y de turismo responsable.

Fuente: CONACYT.

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