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Javier Santaolalla, divulgador científico: ‘Desde Europa se ha mirado a América Latina con aire de superioridad’

La recámara de los recuerdos de Javier Santaolalla está repleta de peluches del Doctor Simi que sus seguidores le han regalado en las conferencias que ha dado por todo México. Doctor en física de partículas de 41 años, es conocido por conseguir llenar pabellones con hasta 10.000 personas en Sonora o Nuevo León para hablar de ciencia. Su figura recuerda a la de una estrella del rock, pero antes de los eventos atestados de gente trabajó en un laboratorio suizo para descubrir el bosón de Higgs, la partícula que explica cómo se origina la masa de todas las partículas del universo.

Ese paso por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en inglés) se queda pequeño si lo compara con su labor como divulgador científico. Santaolalla ha escrito cuatro libros, el último publicado en 2022 bajo el sugerente título ¿Qué hace un bosón como tú en un big bang como este? Su comunidad la componen 2,3 millones de personas en Instagram, 3,8 en su canal de Youtube y 4,6 en Tik Tok, redes sociales en las que sube vídeos de formato corto en los que explica los conocimientos sobre ciencia de los antiguos griegos o hace reflexiones más pausadas sobre la vida de Robert Oppenheimer, creador de la bomba atómica.

Aunque este físico no mide su éxito en números. Desde que vive, hace un mes, en Ciudad de México, valora la apertura y la calidez de los mexicanos. Tras pasar su juventud en la isla de Gran Canaria (Islas Canarias, España), donde se licenció en Ingeniería de la Telecomunicación en la universidad pública, pasó también por la agencia espacial francesa y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas de España. Ahora recibe a EL PAÍS en su casa para hablar de la condecoración que le otorgó el Senado, cómo el fenómeno OVNI ha llegado a la cámara de representantes del país y sus nuevas inquietudes científicas al llegar a América Latina.

Pregunta. ¿Cómo le ha recibido México?

Respuesta. Me han acogido con mucho cariño. Es algo que se agradece cuando uno cambia de país. Aparte, en la ciencia hay un clima de emprendimiento que genera muchas posibilidades. Giras como las que estoy haciendo por el norte del país o los trabajos en diferentes plataformas me dan muchas oportunidades de futuro.

P. ¿Más que en España?

R. Por desgracia, sí. Yo me he venido principalmente por motivos profesionales. Tengo más perspectiva de futuro, más proyectos. Estoy contactando con personas que están creyendo en mí, mucho más que en España.

P. Ha pasado el día de muertos, ¿le gusta cómo se celebra aquí?

R. Cualquier festividad es muy colorida, es muy abierta. Ya estuve un día de muertos en Oaxaca una vez y fue inolvidable.

P. ¿Saber qué hay después de la muerte es una de las preguntas más difíciles de responder para la ciencia?

R. Sí. La física ha conseguido entender muy bien el comportamiento del mundo material a escala atómica y subatómica, pero todos los conocimientos que tenemos de la ciencia actual se limitan al espacio físico de nuestro universo y cualquier cosa que va más allá ahora mismo está fuera de su alcance. Tanto qué había antes del Big Bang, qué hay fuera del universo, si hay otros y, por supuesto, qué hay más allá de la vida.

P. ¿Vivir en México ha cambiado sus inquietudes científicas?

R. Estoy investigando sobre la cultura y la historia mexicanas. Me ha entrado curiosidad por saber cómo era la ciencia de los mayas. Inventaron el número cero, tenían una astronomía muy avanzada y hay mucho que aprender del pasado. Por desgracia, a veces desde Europa se ha mirado a América Latina con aire de superioridad e indiferencia. Me he dado cuenta de la incultura que yo mismo tenía sobre cualquier proceso de América Latina, quiero aprender más sobre los que vivieron aquí. Es terrorífico lo que pasó, los años de conquista y posterior independencia, intento entender cuáles son las inquietudes del pueblo mexicano. A partir de esto me surgen muchas ideas para mi proyecto profesional.

P. Es recibido en pabellones con más de 5.000 personas en los que parece una estrella de rock. ¿Los jóvenes están ilusionados con ser científicos en México?

R. Esa es otra de las razones por las que vine a México, aparte del clima. Para emprender tienes que sentir la ambición y ganas de aprender por parte de los jóvenes. Es paradigmático que este tipo de actividades en España, hoy por hoy, son imposibles. En México hay audiencias de entre 2.000 y 10.000 personas. Los jóvenes van, lo llenan, lo pasan bien, aprenden. Amo España y su carácter, pero para mi proyecto, esa chispa que tiene América Latina viene muy bien.

P. ¿Son los científicos de hoy más mediáticos que los de antes?

R. Depende. Newton fue una celebridad de la época en Inglaterra. Einstein fue un fenómeno mundial, nombrado la persona más influyente del siglo pasado por el Times. En la historia la ciencia ocupaba un lugar importante y los científicos se sentaban en la mesa con los grandes mandatarios. Si yo hago ahora una encuesta por la calle para que me digan cinco científicos vivos, va a ser difícil que la gente lo consiga. Por otro lado, con las redes sociales se ha puesto el foco sobre los divulgadores científicos. Ya no son tan conocidos los científicos importantes, pero la divulgación está en su momento de mayor popularidad de la historia.

P. ¿Para usted es más importante lo que consiguió en el CERN o su papel de divulgador?

R. Lo que conseguí en el CERN fue un proceso muy importante de realización personal. Yo soñaba con estar ahí y fue muy significativo para mi vida profesional y personal. Fue uno de los grandes hitos de mi vida. Es verdad que hice mi aportación, pero como ocurre en un gran experimento como este, con más de 3.000 personas, todos éramos sustituibles. Estoy muy orgulloso del trabajo, pero no puedo compararlo, porque lo que estoy haciendo ahora es insustituible. Estoy teniendo impacto en la vida de muchas personas. Lo que hago ahora es muy superior a lo que hice en mi época de investigador.

P. ¿Alguna vez ha sentido el síndrome del impostor?

R. Todos los días. Es verdad que ahora lo tengo mucho más dominado, pero al principio de mi carrera tuve miedo, inseguridad y muchas dudas sobre mi propio trabajo. Veo que es muy común en el mundo científico. Solo se supera trabajando.

P. Fue condecorado en el Senado de México, ¿qué supuso para usted?

R. Fue un reconocimiento muy bonito. Significa mucho, porque sentirse extranjero en un país nuevo es un proceso difícil. Cuando te reciben de esta forma, se agradece eternamente. Porque uno siente el calor, la simpatía y el apoyo a mi trabajo. Fue un: “Chico, lo estás haciendo bien, sigue por donde vas”.

P. Calificó la llegada de los ovnis a la Cámara de Diputados como “muy peculiar”, ¿ha encontrado algún otro calificativo?

R. Esa fue mi primera reacción cuando lo vi. Cuando lo investigué el calificativo cambió a esperpéntico. Era peculiar que se trate este tema en un entorno político. Luego, cuando me di cuenta de qué es lo que motivaba ese encuentro y lo que se expuso con detalle, me pareció un poquito más triste. El fenómeno es muy interesante, una de las grandes preguntas de nuestro tiempo, que tiene muchas vertientes que se pueden observar desde el punto de vista científico. Las personas que asistieron, no todas, pero algunas, ponen el foco en aspectos no científicos del fenómeno. Cuando se trata desde ese foco puede ser peligroso.

P. ¿Es más importante que la ciencia sea promovida por los agentes públicos o puede recaer íntegramente en el sector privado?

R. Es una cuestión muy delicada. Yo ahora soy un divulgador, pero en España mi educación fue pública y fui becado durante muchos años. Estoy muy agradecido a esa inversión en mí. Pero la parte privada creo que favorece y ayuda a que se genere un tejido social-empresarial relativo a la ciencia.

P. ¿La polarización que se vive en la política y la sociedad se vive también dentro del ámbito científico?

R. No tanto. En ciencia hay discrepancias y a veces se forman pequeños bandos en cuanto a la forma de enfocar los problemas. Pero por suerte la ciencia opera de forma diferente a la política. En ciencia hay una meritocracia muy bien establecida, un lenguaje científico universal y unos criterios muy bien definidos a la hora de generar discusiones y tomar decisiones. Eso hace que la comunidad científica, aunque tenga muchos defectos, no genere los climas de crispación que son típicos en la política.

P. Muchos desconocen quiénes son las personas más importantes de esa comunidad científica.

R. Lo más bonito de la ciencia es que el procedimiento intenta, aunque no siempre lo consigue, ir al margen del criterio de autoridad. A Einstein, 100 científicos le hicieron un libro contra la relatividad, y él les respondía que con uno solo que aporte una prueba válida, ya sería suficiente. En ciencia, si un estudiante aporta una evidencia que vaya en contra de toda la autoridad, la idea es buena y tiene sentido, va a ser escuchada y tiene la capacidad de transformar todo. Lo bonito de la comunidad científica es que responde por ideas y no por autoridades. El consenso es tan amplio e internacional que es muy difícil de corromper.

P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos en México?

R. Me voy a volcar en dos que me hacen mucha ilusión. He visto con mucha alegría y cierta sorpresa cómo cada vez se están llenando más espacios cuando actúo. Me gustaría montar un gran show científico con una buena producción. Y también proyectos audiovisuales a otra escala. Lo que hago es casero, porque todo es producción mía al 100%. Poco a poco voy armando el puzzle, conociendo gente en América Latina que cree en este proyecto y quiere aportar algo.

Fuente: Agencia ID.

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