La fertilización in vitro es un tratamiento que ayuda a las parejas que son infértiles a concebir un hijo y que se realiza mediante técnicas llevadas a cabo en laboratorio, donde se fecundan óvulos de la mujer con el esperma de su pareja o de un donante para luego implantarlos en el útero de la madre.
Desde su descubrimiento, esta forma de reproducción asistida ha sido blanco de controversia de muchos grupos ultraconservadores que alegan la pérdida de embriones que se produce durante este proceso, así como la modificación de la concepción de la vida humana y el concepto de familia.
Si bien hay muchos países que han discutido sobre esta polémica, ahora Gran Bretaña se pone a la vanguardia al discutir desde el Parlamento una nueva técnica, denominada donación mitocondrial, que lo convertirá en país pionero, pese a que grupos religiosos y otros críticos se oponen con fuerza.
La técnica permite tener bebés “in vitro” de tres progenitores, lo cual, según dicen los médicos, evitará algunas enfermedades hereditarias incurables, aunque sus detractores lo ven como un paso hacia la creación de seres humanos de diseño o “niños a la carta”.
El bebé -nacido de embriones modificados genéticamente- tendría genes de una madre, un padre y una donante. Está diseñado para ayudar a familias con enfermedades mitocondriales, trastornos incurables que pasan de generación en generación por línea materna y que afectan a alrededor de uno de cada seis mil 500 niños en todo el mundo.
Este tratamiento implica intervenir en el proceso de fertilización para eliminar mitocondrias, que actúan como diminutas generadoras de energía en las células y que si son defectuosas pueden dar lugar a problemas de corazón, fallo hepático, trastornos cerebrales, ceguera o distrofia muscular.
Organizaciones no gubernamentales internacionales y otros grupos instaron al país a legislar para que se permitan estos tratamientos, que ofrecerían un “primer rayo de esperanza” de tener un bebé que pueda vivir sin sufrimiento, pero los detractores de la técnica dicen que llevará a la creación de “bebés de diseño”, modificados genéticamente.
No obstante, el Parlamento subió a pleno la discusión sobre si se trata de progreso científico ó eugenesia. Finalmente, por 382 votos frente a 128 en contra, se aprobó la novedosa técnica que había suscitado enconados debates entre los británicos.
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