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Destaca talento mexicano en CanSat Competition 2018

El equipo CanSat Siqueiros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) logró posicionarse en el séptimo puesto de la competencia CanSat Competition 2018 en Stephenville, Texas, en los Estados Unidos, en donde participaron 105 equipos de diferentes partes del mundo.

El certamen fue organizado por la Sociedad Astronáutica Americana (AAS, por sus siglas en inglés) y el Instituto Americano para la Aeronáutica y Astronáutica (AIAA, por sus siglas en inglés), en colaboración con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).

CanSat Siqueiros está conformado por Karla García, Yozadath González, Eduardo Salazar, Oscar Venegas, Yonathan Flores, Azael Hernández, Juan Damián y Alfredo Gregorio, todos estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. El objetivo principal del equipo es acercar a los alumnos de ingeniería a diferentes proyectos aeroespaciales.

Para lograr su clasificación en el concurso, los jóvenes universitarios tuvieron que elaborar un diseño preliminar en donde se plasmaron todas las ideas que tuvieron para resolver los requerimientos impuestos en la competencia. En la segunda etapa, elaboraron un diseño crítico, es decir, un diseño con las ideas finales para la construcción del satélite, y como documento final se recopiló toda la información del lanzamiento y recuperación.

La misión que tuvieron que realizar los equipos durante el concurso consistió en elevar el CanSat a 700 metros en el aire y posteriormente recuperar una carga útil conformada por un huevo de gallina, simulando un astronauta o instrumentación delicada a bordo.

Una vez que el satélite enlatado alcanzó su altura final, este se liberó del módulo de propulsión y comenzó a descender. Al momento de la caída se activó un escudo de calor que sirvió para reducir la velocidad de caída del satélite y al mismo tiempo absorber el calor generado por la fricción con el aire. Cuando se alcanzaron los 300 metros de altura, la carga útil y el escudo de calor se separaron y un mecanismo activó el despliegue de un paracaídas, haciendo más suave el descenso.

“Se optó tener un diseño por niveles y utilizar espaciadores, de forma que si ocurría algún tipo de falla, el impacto fuera absorbido por los espaciadores. Además, algunas bases del sistema mecánico eran de madera MDF con corte láser, y para la parte eléctrica y de sensores se mandaron a hacer placas de circuito impreso”, explicó Yozadath González.

A bordo del satélite a escala se encuentran diversos sensores que miden temperatura, presión atmosférica, además de parámetros de ubicación, tales como longitud, latitud, que determinan la velocidad y tiempo de caída, también se colocaron magnetómetros, acelerómetros y giroscopios que, conectados a un microcontrolador, conforman la computadora de vuelo.

Asimismo, el satélite contó con un sistema de comunicación que estuvo enlazado con una estación terrena por medio de antenas. La comunicación entre el satélite y tierra es fundamental para poder analizar los datos que registra el CanSat durante el transcurso de la misión.

Los costos del viaje, hospedaje y viáticos del equipo fueron cubiertos por el Programa Espacial Universitario (PEU) de la UNAM, entidad universitaria encargada de coordinar las capacidades y esfuerzos de la máxima casa de estudios para el desarrollo de tecnología espacial y la formación multidisciplinaria de profesionales en el área espacial.

“Todos los integrantes del grupo han tenido el interés en proyectos aeroespaciales. Digamos que el motor: el amor al arte, nosotros estamos motivados a participar porque es lo que nos gusta y a lo que nos queremos enfocar (…) Además, ponemos en práctica lo que aprendemos en el aula y lo podemos aplicar en algo real”, expresaron Karla García y Yozadath González.

Un CanSat es un satélite a baja escala, del tamaño de una lata de refresco, y en él se conjuntan todos los sistemas que se encuentran en un satélite real. El despliegue de uno de estos dispositivos involucra planificar una misión espacial completa en la que los jóvenes investigan, planifican, diseñan y desarrollan cada parte, para que al final se realice el análisis de los datos obtenidos.

Fuente: CONACYT.

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