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Historia en imágenes: Laboratorio Audiovisual de Investigación Social

El Laboratorio Audiovisual de Investigación Social (LAIS) del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (Instituto Mora) es un espacio colectivo en el que se realiza investigación social utilizando como fuentes primarias imágenes fijas y en movimiento.

El LAIS se centra principalmente en la construcción de metodologías de investigación social con imágenes, el estudio del ambiente audiovisual que rodea a las personas y el desarrollo de mecanismos para el acceso libre al patrimonio imagético de los mexicanos, así como el procesamiento de datos catalográficos y la formación de recursos humanos en esta línea de especialización.

En el laboratorio convergen diferentes disciplinas que contribuyen a la realización de las investigaciones. Hoy en día, el LAIS está conformado por cuatro personas formadas en ciencias de la comunicación, historia, antropología y ciencias de la computación.

“Para el LAIS, es muy importante el tratamiento de las imágenes como documentos, y cómo de documentos las convertimos en fuentes. La posibilidad de establecer formas de describirlas, analizarlas y documentarlas es lo que potencia que se conviertan en una fuente de investigación”, explicó la doctora Lourdes Roca Ortiz, profesora e investigadora del Instituto Mora y fundadora del laboratorio.

Asimismo, dijo que el proceso de documentar no es algo que se dé por hecho a la hora de abordar imágenes, sino que se ha tenido que ir haciendo conciencia de que las imágenes también ameritan ser tratadas con el mismo rigor que cualquier otro documento, por lo que se necesitan metodologías de descripción, catalogación, documentación y preservación.

El LAIS fue fundado en 2002 por la doctora Lourdes Roca, pero la historia de este laboratorio empezó casi una década atrás con la realización del primer documental del instituto en 1993, titulado Un pueblo en la memoria, que retrata la transformación del pueblo de Mixcoac en una colonia urbana en voz de sus habitantes. El documental se derivó del proyecto de historia oral coordinado por la doctora Graciela de Garay Arellano.

“La propuesta era hacer documentales con todas las investigaciones que se hacían en el proyecto de historia oral, que básicamente estaba dedicado a la Ciudad de México, con dos vertientes: la historia oral de la gente que habitamos esta ciudad y la historia oral de los arquitectos que la han construido”, relató.

Además de la publicación de libros y artículos sobre las investigaciones realizadas bajo la coordinación de la doctora Garay Arellano, se comenzó a generar una práctica de producción de documentales que determinó la trayectoria de las investigaciones, pues implicaba la utilización de registros fotográficos en campo, así como registros en video de entrevistas, localización y recopilación de imágenes de archivo.

A partir de este punto, Lourdes Roca se percató de lo difícil que era trabajar con imágenes, pues el acceso a los archivos fotográficos y fílmicos del país era complicado, aunado a problemas de índole metodológica sobre cómo abordar las imágenes para convertirlas en fuentes de investigación.

Como consecuencia, en el año 2000 la investigadora sometió un proyecto de jóvenes investigadores en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) titulado Los usos de lo visual y audiovisual en la investigación social. Este proyecto de un año de duración implicó la realización de entrevistas a responsables de acervos fotográficos y audiovisuales en la filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y una decena de fototecas de la Ciudad de México.

El proyecto encontró principalmente dos cuestiones: la primera, que en esos acervos de imágenes fijas y en movimiento se trabaja con escasos recursos humanos y económicos en general, evidenciando la falta de voluntad política para preservar y poner en orden los archivos fotográficos y audiovisuales del país; mientras que la segunda fue que muy pocos investigadores sociales se habían planteado la idea de abordar las imágenes como documentos primarios y no simplemente como ilustraciones.

Como producto final del proyecto de jóvenes investigadores, resultó el documental Revelando el rollo, que aborda la problemática de los usos de la imagen en la investigación social. Poco después, en 2002, se organizó el Primer Congreso Internacional sobre Imágenes e Investigación Social, del cual derivó un libro con el mismo nombre.

Los resultados obtenidos fueron suficientes para que la investigadora decidiera crear un espacio especial para la materia y planteó el proyecto de creación del Laboratorio Audiovisual de Investigación Social al Conacyt y fue aprobado como proyecto con duración de tres años, pero hasta la fecha se sigue realizando investigación, docencia, divulgación y vinculación desde este espacio.

Una vez que se cumplieron los tres primeros años del LAIS, la doctora Lourdes Roca planteó un nuevo proyecto al Conacyt, titulado Preservación de imágenes: sistemas de información, acceso e investigación, del cual se desprendieron Huellas de Luz, un portal en línea con seis fototecas, y más tarde el libro Tejedores de imágenes, que contiene las propuestas metodológicas esenciales del LAIS.

El laboratorio ha enfrentado el reto de diseñar sistemas de información capaces de responder a las necesidades de la investigación social para no depender de software comercial, pues este no responde a las necesidades del proyecto.

Una selección de las publicaciones que se han generado durante los 16 años que lleva existiendo el LAIS enumera 15 documentales, 24 libros y capítulos de libros, dos sitios web, cuatro exposiciones y 17 artículos y ponencias. El sitio web metaDOC contiene la catalogación del acervo de documentales del LAIS, y en el repositorio institucional del Instituto Mora se encuentran disponibles cuatro de los 15 documentales producidos por el laboratorio que se distribuyen también en formato DVD.

Por su parte, el maestro Felipe Morales Leal, miembro del LAIS, comentó que todos los proyectos que se han gestado en el LAIS, desde los elaborados por los integrantes del laboratorio hasta aquellos hechos por becarios, han ayudado a incrementar el conocimiento sobre el trabajo de investigación con documentos audiovisuales.

Un mundo hipervisual

Hoy en día, las imágenes están más presentes que nunca. Vivimos rodeados de imágenes, pero muy pocas veces son analizadas y las personas dan por hecho su existencia. En contraste con este ambiente audiovisual imperante —dijo la investigadora—, prevalece la tradición occidental de dar mayor importancia a la palabra escrita.

“Estamos apenas en los primeros pasos para hacernos de metodologías de trabajo con todo este gran universo de documentos que serán, cada vez más, fuentes de futuras investigaciones. Pero el menosprecio generalizado por las imágenes como documentos tiene también su raíz en el papel que juegan los medios en la sociedad, pues han banalizado el uso de la imagen en numerosos aspectos de nuestras vidas”.

Lourdes Roca Ortiz destacó que estamos pasando por un momento muy interesante de la historia, pues al existir millones de personas con acceso a cámaras en sus dispositivos electrónicos, tienen la posibilidad de convertirse en potenciales emisores de mensajes audiovisuales. La expresión audiovisual ya no es hoy en día privilegio de unos cuantos, ni un recurso exclusivo de grandes industrias, pues los mensajes están cambiando y cambiarán mucho más.

Sin embargo, Felipe Morales Leal añadió que existe una paradoja que envuelve a este acceso a la tecnología, pues el hecho de que se tengan dispositivos con los cuales constantemente se capturan fotos y videos, ha ocasionado que veamos los acontecimientos a través de una pantalla y no con nuestros propios ojos.

“Estamos dejando de ver con los ojos, ante cualquier acontecimiento lo que hacemos es sacar el celular y empezamos a encuadrar nuestra mirada. Esto puede dejarnos un panorama diferente de los acontecimientos”.

La fundadora del LAIS afirmó que hoy en día los investigadores no se pueden limitar a la información contenida en documentos escritos, ya que en el futuro, además de los textos, existirán otros muchos diferentes y es necesario contar con herramientas y metodologías para abordarlos como fuentes de investigación.

Fuente: CONACYT.

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