BITÁCORA

Agua y saneamiento para todos

Ing. Eduardo León Garza

El esquema de manejo del agua en el país nos ubica en situación de aparente escasez durante el estiaje cuando, paradójicamente, al iniciarse el temporal sufrimos su exceso. Este fenómeno, atribuible al calentamiento global y que se repite cada ciclo al parecer con mayor intensidad, tiene su origen en el enfoque de la “dominación”, que el espíritu del Renacimiento dio a la ciencia y a la tecnología con el propósito de conocer a la Naturaleza para someterla al servicio del hombre; en contraste con el de “sustentabilidad”, que de manera humilde y sabia la estudia para desarrollar proyectos armónicos que minimicen su impacto en el medio ambiente y permitan disfrutar de los recursos naturales, preservándolos para que las generaciones del futuro los puedan seguir disfrutando.

Bajo este esquema no será posible incrementar la oferta de agua en el país, ya que ante el incremento de la demanda la solución siempre ha sido incrementar la oferta, ocasionando la sobreexplotación de mantos y cuando ésta mostró sus nefastas consecuencias, se optó por la construcción de grandes sistemas de transvase cada vez más difíciles de acceder como el Lerma y el Cutzamala, que en conjunto suministran casi el 30 por ciento del consumo de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Esta práctica, que en el pasado trajo bienestar a un amplio sector de la población, actualmente se encuentra en crisis: ha destruido el equilibrio hidrológico de las cuencas, desbalanceado la recarga de las extracciones, comprometido grandes recursos económicos que incrementaron la deuda externa, despojado a sus poseedores creando conflictos sociales y ha desperdiciado la mitad de su caudal en las redes de distribución por fugas y clandestinaje duplicando los costos de operación y mantenimiento.

Foto: Cortesía Ing. Eduardo León Garza

Foto: Cortesía Ing. Eduardo León Garza

La solución a esta problemática sólo puede estar inspirada en el ciclo hidrológico, no seguir haciendo lo mismo para obtener los mismos resultados, tomar el agua directamente de la fuente universal, la más vasta, producto de la evaporación, proceso de purificación perfecto: la lluvia, que captada y controlada en el sitio, además de ser gratuita, rinde el doble. Su distribución en el territorio nacional es de manera desigual, en los lugares donde la precipitación es escasa, el temporal es reducido y se concentra en unos cuantos eventos de gran intensidad que en lugar de dar beneficios causan daños. Justo aquí tiene más sentido el diseño de mecanismos que no sólo capten la lluvia, sino la controlen y permitan su aprovechamiento en todo tipo de la actividad humana.

El 70 por ciento de la superficie urbana es impermeable, característica indispensable de los mecanismos de captación pluvial, por lo que en las ciudades ya están construidas las áreas de captación. Si nos proponemos tomar el agua de lluvia, aprovechando que la naturaleza la ha transportado y entregado pura en nuestro techo, sólo será necesario conducirla de manera segura al tinaco de servicio o a la cisterna para usarla mientras dure el temporal. Además, si los mecanismos de captación consideran el control del evento extraordinario que se presente una vez por año, se obtendrá el beneficio de aprovechar prácticamente el 70 por ciento de la lluvia que cae en el área urbana, con la ventaja de evitar las inundaciones cada vez más frecuentes por el incremento de las superficies impermeables y el cambio climático.

En el ejercicio de practicar soluciones que ofrezcan resultados es necesario enfocar la atención en la demanda. Una vez que tenemos el agua en el sitio, de la lluvia o de la red, hay que usarla de manera racional: desarrollar técnicas y hábitos orientados al ahorro, hacer presupuestos de calidad y cantidad por tipo de servicio (distinguiendo los que requieren de agua pura de los de agua tratada en el sitio), medir lo consumido para detectar la desviación de los presupuestos y efectivamente administrar el recurso, reusar el agua residual producto de un servicio en otro y reciclar en el entendido de hacer siempre el mismo servicio con la misma agua reponiendo sólo mermas. El reciclaje es un concepto de vanguardia; reduce el consumo sólo a las mermas que se generan en el ciclo cerrado de su operación, logrando, además de la descarga cero, la autosuficiencia con agua de lluvia en la mayoría de los predios del territorio nacional.

La innovación que hace exitoso al reciclaje no está sólo en hacer el mismo servicio con la misma agua, sino en hacerlo mediante procesos pasivos, construidos con mecanismos y materiales sencillos, que operan sin consumo de energía, libres de mantenimiento e inspirados en un ciclo hidrológico con periodicidad de 48 horas. Esta característica innovadora es perfecta pues hace al reciclaje transferible en todos los sitios y para todos los servicios.

El aprovechamiento de la lluvia potabilizada y el reciclaje satisfacen las normas éticas y de equidad en el más amplio de los sentidos: el social, el ecológico y el económico que conforman la única posibilidad de desarrollo del planeta, el desarrollo sustentable. En México, alcanzar los objetivos de la Agenda del Agua 2030 sólo se podrá lograr mediante este concepto que incide directamente en cada uno de sus ejes rectores. Además, se debe considerar la etapa tan peculiar del desarrollo en la que se encuentra el país y en la que confluyen:

  • La integración al tejido social de 800 mil parejas por año dentro de los próximos veinte, que en virtud de su juventud, mentalidad y preparación representan un bono demográfico en una economía en la que sin abatir el rezago se tendrán que construir 16 millones de viviendas en contraste a un inventario nacional de 26.
  • Los organismos promotores de vivienda con una idea clara de la construcción sustentable en conjunto con la industria de la construcción de la vivienda que cuenta con desarrolladores cada vez más capacitados y conscientes de hacer más y mejor con menos.
  • Un inventario nacional de 246 mil 351 planteles de educación de todo tipo, con promedio de 136 usuarios, que corresponden a más de 33.5 millones de estudiantes en el país que requieren de una infraestructura educativa libre de la problemática existente de abasto, saneamiento e higiene.
  • La existencia de más de 180 mil comunidades con 100 habitantes en promedio que carecen de agua y saneamiento y en las cuales se concentra la pobreza extrema.
  • La necesidad de fortalecer la economía interna mediante la creación de fuentes de trabajo productivo y permanente mediante modelos perfeccionados y repetibles.
  • Estos aspectos presentan un escenario que brinda la oportunidad de hacer las cosas bien porque prácticamente tendremos que construir lo construido en los próximos 25 años y en materia de agua y saneamiento de aplicar el concepto de la descarga cero.

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