Estamos viviendo un aumento paulatino de las temperaturas del planeta, pero esto no es la primera vez que ocurre en la historia geológica de la Tierra. Los periodos de enfriamiento y calentamiento forman parte de la dinámica natural y los cambios no siempre han sido negativos, al contrario, han permitido la evolución de las especies hasta llegar a nosotros los flamantes Homo sapiens.
Se puede decir que lo preocupante no es el cambio, pues este puede ser positivo. Si el planeta se calienta a tal grado que los polos se deshelaran vendrían grandes inundaciones en todas las zonas costeras y de baja altitud, pero también la humedad llegaría a los desiertos interiores creando fértiles praderas, donde antes hubo uno que otro cactus por decirlo de alguna manera.
Por el contrario, si la temperatura disminuyera a tal grado que se congelaran grandes porciones australes y boreales, el mar retrocedería dejando al descubierto grandes porciones de la plataforma continental donde se podría plantar un jardín, con lanzar una sola semilla.
Nada de esto suena apocalíptico, entonces ¿cuál es el verdadero problema? Son básicamente dos: la velocidad de los cambios que hacen que el planeta no sea capaz de adaptarse a ellos y por lo tanto las condiciones climáticas además de más calurosas se vuelven más convulsivas es decir, más huracanes, tornados, sequías, entre otras.
Y la forma en que vivimos y los lugares donde se localizan las poblaciones, las costas están llenas de ciudades y para estos millones de personas el cambio resultaría catastrófico.
Por eso existe la preocupación de los gobiernos por mitigar el cambio y reducir las emisiones de CO2, principales culpables. La crisis, es igual a oportunidad pues dentro de todo esto existen algunos ganadores.
Es un hecho que el Polo Norte se está deshelando y las consecuencias negativas sobre la flora y fauna son evidentes pero existe también una ganancia, las nuevas rutas marinas que se prevén en un futuro cercano.
No olvidemos que nuestro planeta tiene forma de esfera achatada y la distancia más corta entre Norteamérica, Europa y el norte de Asia es el Polo Norte, esto abre la posibilidad de reducir los costos y los tiempos de transporte.
Algunos dicen que para el 2016 se deshelara el Ártico y otros que para el 2050 cualquiera de las dos fechas está a la vuelta de la esquina.
La pregunta es: ¿cuántos ganarán con este cambio? y ¿cuántos perderemos? Demasiados. Cambiemos nuestros hábitos de consumo y será un buen principio para ganar la mayoría.
Por WikiMéxico.
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