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¿Somos una partícula insignificante en el Universo?

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El mes pasado recordamos el nacimiento de Carl Sagan, uno de los más grandes científicos y astrónomos cuya obra se inclinó mayormente hacia la accesibilidad de la ciencia para todos. Gracias a él, el concepto de “miles de millones” se volvió algo más claro y hasta ridículo cuando lo usamos por hablar, sin detenernos a pensar en lo que implica. Él explicaba que no es lo mismo decir que hay mil millones de estrellas, que novecientos mil millones, pues hay una enorme diferencia entre ambas cifras.

Los ingenieros, como Carl Sagan, son hombres de ciencia. Buscan la explicación lógica y racional a las cosas y buscan maneras prácticas de resolver los problemas que aquejan a la humanidad. Muchos han logrado cosas muy grandes con ello, pero tampoco han dejado de lado esa parte que nos hace maravillarnos, que nos alienta a aprender, a explorar, a conocer más todos los días, y que es precisamente la que nos hace humanos.

Por ejemplo, todos los días tenemos una rutina: despertamos, nos alistamos para salir al mundo, trabajamos, tal vez nos distraemos un rato en alguna actividad vespertina y nos vamos a dormir. Todos los días es lo mismo, y todos los días nos enojamos con el tráfico, nos cuidamos de la violencia, hacemos planes a futuro… pero muy pocas veces nos detenemos a pensar y a maravillarnos con lo que ocurre a nuestro alrededor, con el mundo en el que vivimos, con las increíbles proezas de la naturaleza y el hombre gracias a las cuales nuestras vidas transcurren.

pale blue dot

La imagen que ves arriba, titulada Un punto azul pálido, fue tomada por la nave Voyager 1 el 14 de febrero de 1990, y ese pequeñísimo punto azul que se puede apreciar se trata de nada menos que de nuestro planeta Tierra; así es como se ve a 6,000 millones de km de distancia. Como podrás darte cuenta, a esa distancia la Tierra parece una partícula insignificante en todo el vastísimo Universo, pero las cosas son distintas cuando pensamos en ello estando en la Tierra: la perspectiva cambia y nos hace darnos cuenta de lo pequeños y a la vez lo grandes que somos, ya que es impresionante la cantidad de cosas que ocurren en ese pequeño punto azul pálido.

Dicha fotografía sirvió de inspiración a Carl Sagan para escribir su libro titulado Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio. Esto es parte de lo que escribió después de observar la increíble fotografía:

Desde este punto de vista lejano, la Tierra puede no parecer de cualquier interés particular. Pero, para nosotros, es diferente. Consideremos de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos solo de nosotros mismos.

La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.

En resumen, la reflexión del día de hoy es que todos estamos conectados con el Universo y por ello todas nuestras acciones tienen un impacto. ¿Realmente son importantes las cosas por las que nos preocupamos o enojamos? ¿Eres una partícula más dentro del Universo? ¿Estás consciente de la importancia de conservar a nuestro mundo y preservar a la humanidad?

Por Claudia Ocampo.

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