La mayoría de los turistas que visitan Londres no se van de la ciudad sin la típica foto al lado de las famosísimas cabinas rojas de teléfono. Este icono se resiste a abandonar la ciudad pese a que se ha reducido su número, además de que muchos quieren mantenerlas como símbolo de la capital.
Estas cabinas telefónicas tan populares fueron diseñadas por Sir Giles Gilbert Scott, un arquitecto británico que se destacó por su habilidad para mezclar estilos, sobre todo el gótico y el modernista.
El primer modelo de cabina telefónica cubierto, el K1, no fue aceptado en los distritos londinenses, ya que no gustaba su estilo. Por este motivo, el Servicio Postal británico, que en ese entonces tenía competencia sobre la telefonía, encargó a Scott el diseño de la nueva cabina, el modelo K2. Curiosamente, el arquitecto quería que las cabinas fueran de color plateado, pero los encargados del Servicio Postal decidieron pintarlas rojas para que fueran más llamativas. A partir de 1926, las K2 poblaron todo Londres, además de numerosos pueblos por todo el país.
A este modelo le siguieron otros dos más del mismo arquitecto: el K3, de color crema, más costosas y escasas; y el K6, diseñado en 1953 por el jubileo de plata de Jorge V.
Pero ahora, las famosas cabinas de Londres se unen a la onda “ecologísta” y serán de color verde, para ofrecer un nuevo servicio que, aunque tiene que ver con teléfonos, no es precisamente la comunicación.
Dos egresados de la Escuela de Economía de Londres están cambiando a color verde las icónicas cabinas y les están adaptando paneles solares en el techo para convertirlas en cargadores de teléfonos celulares y/o tablets.
Kirsty Kenney y Harold Cranston son los fundadores de “Solarbox”, la iniciativa que ha dado una nueva vida a las abandonadas cabinas telefónicas. La idea partió de un concurso de diseño convocado por el alcalde de Londres.
El proyecto se inició en 2013 por tres razones: primero, porque las cabinas ya no tenían la función con la que originalmente fueron creadas y se habían convertido en lugar de comportamiento antisocial. Segundo, la duración de las baterías telefónicas modernas no puede competir con el ritmo de nuestras vidas y muchas se veces la gente se queda incomunicada. Y tercero, no hay lugares públicos para recargar el teléfono.
Según Kenney, al utilizar la energía solar y darle un nuevo funcionamiento a las viejas cabinas telefónicas, se podrá brindar una solución real de forma ecológica.
El incremento de los teléfonos inteligentes ha provocado el desuso de miles de cabinas telefónicas en la capital del Reino Unido, excepto para los turistas que buscan la oportunidad de tomarse una foto. No obstante, no todas las cabinas telefónicas serán convertidas en “Solarboxes”, hay muchas que funcionan como bibliotecas, otras como sofás e incluso duchas. En algunos casos también han sido equipadas con desfibriladores.
Las nuevas cabinas verdes tampoco son pensadas para recargas celulares de largo tiempo, sino más bien para personas “desesperadas” por una recarga rápida de la batería de sus móviles para llamadas de emergencia o para quienes tienen tiempo en una zona muy atareada de recargar un poco sus celulares.
Las cabinas de “Solarbox” tendrán disponibles cargadores para teléfonos Samsung, Blackberry y iPhone 4, 5, 6, y pueden cargar hasta 100 teléfonos móviles diariamente. El servicio será gratuito y las cabinas se financiarán por medio de publicidad.
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