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Los orígenes de las telecomunicaciones en México

El 5 de noviembre de 1853 fue inaugurado el primer tramo de la línea telegráfica de nuestro país, que iba de la Ciudad de México y Nopalucan. Este fue un gran acontecimiento pues sentó las bases para el desarrollo de la industria de las telecomunicaciones, que desde entonces ha sido un sector estratégico para la economía nacional. Un año después se culminó totalmente el proyecto de esta línea telegráfica, que completó el circuito pasando a través de San Andrés Chalchicomula (Ciudad Serdán), Puebla, Orizaba y Córdoba hasta llegar a Veracruz.

Telegrama

El uso del telégrafo fue fundamental durante la segunda mitad del siglo XIX, y a pesar del caos político y social de la época provocado por los constantes conflictos entre liberales y conservadores, las líneas de comunicación crecieron paulatinamente. El emperador Maximiliano de Habsburgo se mostró muy interesado en el establecimiento de una línea telegráfica que comunicara a México con Europa, y con tal motivo en 1865 expidió una Ley que establecía que el “Gobierno es el único que puede construir líneas telegráficas en el Imperio. Cuando lo considere conveniente, dará permiso a algún individuo o compañía para que lo haga”. Así el Estado mexicano tuvo el control de las telecomunicaciones, promovió su crecimiento y dependiendo del gobierno en turno éstas fueron federales, subvencionadas, estatales o particulares.

El telégrafo fue un lazo de comunicación fundamental tanto para la vida cotidiana como para la administración pública, además de un arma más en los conflictos bélicos, tal como lo expresó Vicente Riva Palacio en 1877, quien en ese entonces dirigía la Secretaría de Fomento y Obras Públicas:

“Sus notorios beneficios son de tal manera inapreciables, que, haciéndose sentir en todas las relaciones humanas, no se puede concebir el buen éxito de las transacciones mercantiles; la oportunidad de las noticias de interés privado; la eficacia de los informes de utilidad general y particular; la conveniente exactitud de las maniobras y operaciones militares; el cumplimiento de las providencias judiciales y, en suma, la buena marcha de las sociedades cultas, sin el poderoso auxilio del telégrafo”.

Pero los adelantos científicos y tecnológicos pronto se materializaron en un revolucionario invento del área de las telecomunicaciones: el teléfono. En México la primera conexión telefónica se estableció en marzo de 1878 entre la ciudad de México y Tlalpan, que en la época estaba a las afueras; y en septiembre del mismo año colocaron el primer cableado telefónico que conectó al Palacio Nacional con el Castillo de Chapultepec. Tres años después el presidente Manuel González expidió la primera ley  de reglamentación de comunicaciones, que incluía al ferrocarril, el telégrafo y el teléfono.

Las dos primeras empresas telefónicas en nuestro país fueron la Compañía Telefónica Mexicana (“La Mexicana”) y la Empresa de Teléfonos Ericsson, S.A. (“Mexeric”) que era de capital alemán; en 1903 la primera obtuvo una concesión por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, y la segunda lo hizo en 1905. En esa época La Mexicana utilizaba números y letras para realizar las llamadas, mientras que Mexeric sólo utilizaba números.

Poco a poco se fue desarrollando la telegrafía sin hilos mediante ondas electromagnéticas, que dieron pie a la creación de la radio. En México los orígenes de la utilización de este invento corrieron a cargo de algunos aficionados, que entre 1917 y 1918 comenzaron a realizar transmisiones de onda corta entre un aparato emisor y un receptor, que estaban a distancias pequeñas. En la Ciudad de México y en Monterrey aparecieron las primeras estaciones de emisión radiofónica con aparatos adquiridos en Estados Unidos. Constantino Tárnaba Jr. instaló una estación transmisora en Monterrey a la que denominó la “Tárnaba Notre Dame”, y dos años después Adolfo Enrique Gómez Fernández instaló un transmisor marca Forest de veinte watts de potencia en la Ciudad de México, mediante el cual transmitía conciertos en vivo.

Ya en 1923 la radio pasó de la fase experimental a la comercial, y comenzaron a venderse aparatos receptores de ondas de radio de las marcas General Electric y Westinghouse. Las primeras radiodifusoras comerciales generalmente sólo anunciaban sus productos, como sucedió con la estación de “El Buen Tono”, que a través de la radio promovía sus cigarros.

Desde sus orígenes, el telégrafo, el teléfono y la radio han sido fundamentales para el desarrollo de nuestro país, han revolucionado las relaciones humanas y sus avances tecnológicos son inmensos. Basta pensar en todos los mecanismos de comunicación existentes el día de hoy, que en su conjunto conforman un sector estratégico en la economía global que caracteriza a nuestro presente.

Por WikiMéxico.

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