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El impacto del cambio climático en costas de Baja California

Especialistas del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) analizarán muestras de sedimento marino del Pacífico mexicano, para conocer cuáles serán los efectos del cambio climático en el sistema de surgencias de la corriente de California, que incide en las costas bajacalifornianas.

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Con este objetivo, los investigadores utilizan herramientas geoquímicas que les permiten recabar datos y reconstruir condiciones del océano similares a las actuales, pero que ocurrieron en un periodo de hasta dos mil años de antigüedad.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor José Domingo Carriquiry Beltrán, investigador del IIO y coordinador del estudio, explicó que él y su grupo de investigación utilizarán trazadores naturales del océano para entender la relación entre el cambio climático y las surgencias de la corriente de California en la península bajacaliforniana.

Expuso que las surgencias costeras son un fenómeno oceanográfico que consiste en el movimiento de agua que emerge desde el fondo hasta la superficie del mar y en ese movimiento, transporta nutrientes que generan una alta productividad; en consecuencia, se forman zonas ricas en pesquerías.

Apuntó que además de la obtención de conocimiento, la relevancia de la investigación está ligada a la alta productividad de organismos marinos de interés comercial que alberga la corriente de California y la actividad económica que se desprende.

“Es decir, esta investigación está directamente enfocada en entender cómo el cambio climático impactará la seguridad alimentaria de México, en lo que respecta a productos del mar”, afirmó el investigador.

La corriente de California se ubica en uno de los cuatros centros de alta presión atmosférica que existen en el planeta, recorre parte de las costas de Canadá, Estados Unidos y México, y tiene una extensión de aproximadamente tres mil kilómetros.

Sitio especial

Los núcleos de sedimento que los especialistas del IIO analizarán centímetro por centímetro tienen una longitud aproximada de cuatro metros y fueron tomados en un lugar que cumple con características muy específicas.

José Domingo Carriquiry mencionó que se trata de Cuenca Soledad, una cavidad en el fondo marino que se encuentra a la altura de bahía Magdalena, en Baja California Sur.

“No en todos los sitios se preserva bien la materia orgánica, porque una vez que llega al fondo marino, hay organismos que revuelven el sedimento porque se alimentan de la materia orgánica que está llegando; entonces se requiere encontrar un sitio en el que una vez que llegue una molécula o una partícula al fondo, nada la mueva de su sitio, que se quede ahí para que las partículas que sigan llegando la sepulten y no haya organismos que la revuelvan”, detalló.

Subrayó que estas condiciones se cumplen en Cuenca Soledad, pues al fondo está totalmente desprovista de oxígeno, lo que impide la existencia de organismos que son los responsables de revolver los sedimentos del fondo marino a medida que se alimentan.

Refirió que en Cuenca Soledad la tasa de sedimentación es tan alta que si se analizara cada milímetro, se podría descifrar la historia climática de Baja California, año por año.

“Nuestro enfoque es muy geológico, es ir al registro sedimentario, hacer un estudio de ultra alta resolución, es decir, a nivel milimétrico y tratar de describir cómo ha ido evolucionando el clima en esta región en términos de productividad”, puntualizó el especialista, miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Trazadores naturales del océano

Los doctores Julio Alberto Villaescusa Celaya y Loic Barbara, investigadores del IIO de la UABC, y la doctora Ann Pearson, de la Universidad de Harvard, son colaboradores en el proyecto y utilizarán las clorinas, un compuesto que se deriva de la degradación de la clorofila, y las diatomeas, algas unicelulares, como trazadores naturales que evidencian los cambios climáticos registrados a través del tiempo.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Julio Alberto Villaescusa precisó que la acumulación de clorinas en el sedimento se interpreta como un incremento en la productividad de la superficie marina.

“Al hacer el estudio a lo largo de ese registro, nosotros podemos ir viendo los cambios en la productividad en el tiempo y también empezamos a hacer las interpretaciones de acuerdo con los cambios en el clima o cambios que hayan ocurrido en el pasado, de tal manera que nos puedan explicar sobre las condiciones en la superficie que hacen que se incremente o disminuya la productividad”, puntualizó.

Loic Barbara indicó que su trabajo en la investigación es analizar la presencia de diatomeas en el sedimento, ya que son efectivas como trazadores gracias a su sensibilidad hacia los cambios ambientales como temperatura, salinidad, vientos, entre otros.

“Al final, en el sedimento vamos a tener una sucesión de diferentes especies y vamos a reconstruir las condiciones ambientales de la superficie del mar, en función de las especies que encontramos en el sedimento”, comentó.

Ambos especialistas coincidieron en que sus estudios son diferentes y complementarios, ya que se usarán distintos métodos para recabar varias perspectivas del proceso de productividad marina y analizar la relación de clorinas y diatomeas con las tasas de sedimentación, el clima o las condiciones ambientales

Modelos más precisos

El doctor José Domingo Carriquiry apuntó que estudios científicos señalan que el cambio climático afectará el sistema de vientos costeros, lo que eventualmente impactará el sistema de surgencias de la corriente de California.

“Al hacerse más débiles los vientos, ya no se transporta tanta agua desde el fondo y, por lo tanto, la productividad decrece; las surgencias realmente responden a cambios en los vientos, un viento que corre a lo largo de la costa”, detalló.

El investigador del IIO indicó que existen modelos predictivos que indican la posibilidad de un debilitamiento en los vientos costeros, lo que podría repercutir en la productividad de la superficie marina y eventualmente en la actividad pesquera del Pacífico mexicano.

“Usando modelos, otros investigadores tratan de predecir lo que pasará en el futuro, el problema es que las bases de datos oceanográficos disponibles son muy cortas, a nivel mundial, son como de 50 años en promedio, algunas como al sur de California, pueden llegar hasta 100 años pero a nivel mundial no hay un sitio que tenga un registro muy largo de temperaturas, lo que limita seriamente la capacidad predictiva de dichos modelos”, especificó.

Concluyó que la información que recabarán de los análisis del sedimento será útil para alimentar modelos predictivos con datos más precisos y antiguos, con lo que habrá más certeza sobre las repercusiones futuras del cambio climático en las surgencias costeras de la corriente de California.

Fuente: CONACYT. 

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