BITÁCORA

Ciencia y tecnología para industria acuícola de México

El Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) cuenta con un programa de investigación en acuicultura para el desarrollo de tecnologías para el cultivo de organismos marinos con alto valor nutritivo, económico y ecológico.

Su plantilla laboral incluye a 53 investigadores, de quienes 13 están adscritos al programa Cátedras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), además de 39 técnicos especializados en diversas disciplinas afines, quienes participan en las labores de investigación del programa.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Pedro Cruz Hernández, coordinador del programa de investigación, dijo que el programa se divide en cuatro líneas estratégicas de investigación: Biología y desarrollo de tecnologías para el cultivo de crustáceos, Biología y desarrollo de tecnologías para el cultivo de moluscos, Biología y desarrollo de tecnologías para el cultivo de peces y Biotecnología en plancton.

Del mar a la granja

El cultivo de organismos marinos implica cerrar el ciclo de vida de diversas especies en cautiverio o de manera controlada. El proceso va desde la obtención de ejemplares adultos en su medio natural, hasta el apareamiento y desove para la obtención de organismos en etapas tempranas.

“Para poder domesticar un organismo, primero necesitas conocer muchos aspectos reproductivos, pues hay que tener mucho cuidado al momento de reproducirlos para no caer en consanguinidad y conocer la dieta adecuada para nutrirlos”, expuso el doctor Cruz Hernández.

Una vez que se tiene el organismo semilla, se procede a hacerlo crecer en laboratorios o instalaciones cerradas, con el fin de asegurar su salud. Posteriormente, los organismos son trasladados a campo o a facilidades ubicadas a cielo abierto.

La infraestructura con que cuenta el grupo de investigación se constituye de 12 laboratorios de especialidades —incluyendo biotecnología, fisiología, metabolismo, genética, sanidad y nutrición—, nueve laboratorios acuícolas para el cultivo de las especies y un área de estanquería de supralitorales a cielo abierto.

Crustáceos

La línea estratégica enfocada en crustáceos está a cargo del doctor Roberto Civera Cerecedo. En ella se conjuntan esfuerzos para el desarrollo de investigación básica y aplicada sobre biología y desarrollo de tecnologías innovadoras para el cultivo de crustáceos, principalmente de camarones, langostinos y langostas de agua dulce.

La camaronicultura, dijo Civera Cerecedo, ha tenido un gran éxito en el noroeste del país, y tanto en México como en el resto del mundo, el camarón blanco (Litopenaeus vannamei) es el más cultivado gracias a que es una especie noble por su facilidad para cultivar, aunque no está exenta de problemas. Además, en esta línea estratégica se ha trabajado también con camarón azul (Litopenaeus stylirostris) y camarón café (Farfantepenaeus californiensis).

“La industria ha enfrentado muchos problemas, particularmente sanitarios. En 2009, se cayó la producción a prácticamente la mitad porque empezó a aparecer una serie de enfermedades que hicieron que la producción se viniera abajo. Ha habido que innovar y buscar fórmulas diferentes para poder llevar a cabo los cultivos y se ha tenido éxito, por lo que la industria se está recuperando”, destacó.

Los camarones, langostas y langostinos, además de tener buen sabor, se consideran alimentos nutritivos. De ellos se pueden obtener proteínas, ácidos grasos esenciales como los omega 3, vitaminas del grupo B (B12, B9 y B3) y vitaminas liposolubles como la D y la E, además de minerales como selenio (Se), sodio (Na), potasio (K) y zinc (Zn), pigmentos carotenoides que sirven de antioxidantes, y colesterol, que al contrario de lo que se piensa, es un compuesto necesario para los organismos.

Entre los proyectos más destacados del último año de esta línea estratégica, destacan un sistema superintensivo para la producción de camarón basado en regímenes continuos de reactivación microbiana; el aprovechamiento de residuales de acuicultura hiperintensiva para la producción de plantas halófitas y macroalgas de alto valor nutricional y con propiedades nutracéuticas; además del desarrollo de un biofármaco antiviral para atacar el virus de la enfermedad de la mancha blanca que afecta al camarón.

Moluscos

Desde diferentes disciplinas se aborda la ecofisiología, bioquímica, inmunología, sanidad y genómica de moluscos para la generación de nuevo conocimiento y sus aplicaciones productivas en la creación y engorda de semillas mejoradas de moluscos. Esta línea estratégica tiene como responsable al doctor Ricardo Vázquez Juárez, quien indicó que las actividades realizadas en esta línea están orientadas a la generación de conocimiento nuevo y vinculación con el sector empresarial para su aprovechamiento.

“La semilla es el estadio de los organismos que se van a cultivar y es la que se lleva a una preengorda, debido a que en la mayoría de los casos las semillas son más vulnerables y requieren de ciertas condiciones prácticamente de laboratorio. Su desarrollo varía de una especie a otra, hasta que llegan a una etapa en la que puedan liberarse para seguir con su crecimiento”.

Vázquez Juárez dijo que la producción más grande de moluscos de acuicultura en México pertenece a la especie Crassostrea virginica, que es la especie con más tiempo cultivándose en territorio nacional, y la Crassostrea gigas, van ganando popularidad, pues además de ser apreciados por su sabor y palatabilidad, también ofrecen varios beneficios al organismo.

Su contenido proteico, a pesar de tener una baja concentración, es de buena calidad y es fácilmente digerible; su contenido de grasas y colesterol es bajo en comparación con las carnes rojas, y tiene un alto contenido de triptófano que puede beneficiar al sistema nervioso, además de contener zinc, selenio, hierro, magnesio, fósforo y vitaminas como la D y B12. Asimismo, son una buena fuente de ácidos grasos omega 3.

Algunos de los proyectos más exitosos que se han originado en esta línea estratégica son el mejoramiento genético de Crassostrea gigas, con el fin de generar familias con resistencia a enfermedades o estrés térmico para los laboratorios ostrícolas de la costa del Pacífico, además de la conformación del primer Laboratorio Ostrícola Comercial del Golfo de México, diseñado para producir semillas de ostión americano (Crassostrea virginica) con tecnología optimizada mediante nuevos prototipos, zootecnias y la aplicación de medicamentos homeopáticos y actinobacterias marinas probióticas.

Peces

Esta línea estratégica, a cargo del doctor Juan Carlos Pérez Urbiola, desarrolla tecnologías para el cultivo de peces marinos y genera conocimiento básico y aplicado a través de investigación en aspectos biológicos (nutrición, reproducción, inmunología, genómica y patología) en sistemas de cultivo y para la producción de alimento vivo para peces; además de una línea de investigación para el mejoramiento genético de la tilapia (Oreochromis niloticus) para enriquecer su cultivo con estudios de nutrición, genéticos, de parásitos y de patógenos.

El investigador explicó que desde la década de los años 80 surgieron los primeros intentos para cultivar peces en México, pero no existió una guía que marcara el camino, ocasionando que la progenie en cada generación perdiera mucha calidad y los lotes de reproductores escasearan. De igual forma, dijo que actualmente el abanico de especies para cultivo comercial es más selectivo.

“Actualmente se está intentando cambiar esa situación. Ya se tienen laboratorios en Mazatlán y Jalisco que hacen esfuerzos para que haya buenas semillas y, por lo tanto, una mejor producción. En peces marinos ya hay cuatro empresas produciendo en el mar del Pacífico, mientras que en el golfo hay otras tres empresas intentando cultivar comercialmente”, comentó Pérez Urbiola.

La totoaba (Totoaba macdonaldi) tiene buenas expectativas para su cultivo, mientras que dos especies de jurel (Seriola lalandi y Seriola rivoliana), el huachinango (Lutjanus peru) y el robalo (Centropomus sp.) se perfilan como las especies más importantes en el Pacífico. En el golfo de México, la cobia (Rachycentron canadum), la corvina (Sciaenops ocellatus), la palometa (Trachinotus falcatus) y el robalo (Centropomus spp.) son especies que ya existen en el cultivo comercial.

Como proyectos destacados, el investigador mencionó la validación de cultivo de jurel, que actualmente se encuentra en su segunda etapa y está listo para entrar en el sector comercial. Con el huachinango se logró transferir el conocimiento a una empresa para su cultivo.

Asimismo, resaltó que en la línea estratégica existen varios proyectos de ciencia básica que han resultado exitosos a nivel científico. Entre ellos se encuentran estudios genéticos, de hormonas, enzimáticos, probióticos, y se elaboran proyectos para desarrollar alimento para especies marinas a nivel comercial.

Plancton

En la línea estratégica dedicada a la biotecnología en plancton, a cargo de la doctora Bertha Olivia Arredondo Vega, se abordan los tópicos relacionados con el cultivo e identificación de microalgas marinas y dulceacuícolas del noroeste mexicano, así como su cultivo, escalamiento y aprovechamiento biotecnológico.

La investigación tiene principalmente dos enfoques: uno es la parte de acuicultura como alimento vivo para especies larvarias de peces, crustáceos y moluscos, en donde el objetivo es obtener alimento vivo a base de microalgas que tenga los compuestos requeridos por los estadios larvarios, que son necesarios para su metamorfosis y desarrollo hasta llegar al nivel de organismo joven o adulto. El segundo es la obtención de compuestos bioactivos con diferentes aplicaciones tanto en organismos marinos como en el ser humano.

La doctora Arredondo Vega señaló que entre esos compuestos bioactivos resaltan los ácidos grasos altamente insaturados como el ácido eicosapentaenoico, perteneciente a la familia de los omega 3, el ácido araquidónico, de la familia de los omega 6, y el ácido docosahexaenoico, también de la familia de los omega 3.

Por otro lado, las microalgas son ricas en diferentes tipos de antioxidantes enzimáticos y no enzimáticos como carotenoides (astaxantina, fucoxantina, cantaxantina, luteína), así como exopolisacáridos sulfatados (EPS), compuestos antimicrobianos, entre otros.

“Con respecto a los carotenoides, se pueden aprovechar los carotenoides específicos de cada tipo de microalga, los cuales al incluirlos como ‘alimento vivo’ en la dieta de los estadios larvarios favorecerá el buen desarrollo de los organismos marinos. Otra aplicación que se puede dar a los carotenoides antes mencionados, es utilizarlos como complemento alimenticio para el hombre, dada su capacidad antioxidante”, mencionó la investigadora.

Dentro de la línea ya se han generado proyectos con empresas para el escalamiento de la cianobacteria Spirulina maxima para su uso en barras comestibles de alta calidad de proteínas y antioxidantes. Adicionalmente, se han llevado a cabo proyectos para obtener biodiesel a partir de microalgas oleaginosas.

La acuicultura en México

El doctor Cruz Hernández resaltó que, tradicionalmente, México ha sido un país pesquero, es decir, extraía y aprovechaba los recursos del mar; sin embargo, se ha visto que un gran número de pesquerías se han venido abajo como consecuencia de la sobreexplotación y el cambio climático. La alternativa a esta problemática ha sido pasar de la extracción, al cultivo de especies.

“La región noroeste del país produce 85 por ciento en valor de las actividades acuícolas de México. El 97 por ciento de la producción del noroeste se concentra en camarón, atún y ostión. Sinaloa y Sonora son los dos estados líderes”, destacó el coordinador del programa.

Fuente: CONACYT.

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