Un adulto con obesidad tiene hasta cuatro veces más probabilidad de ser diagnosticado con dislipidemias, que es la concentración anormal de grasa (lípidos) en la sangre, en comparación con aquellos que se encuentran en un peso saludable.
Las dislipidemias son un conjunto de afecciones que tienen en común la concentración de grasa. Se clasifican por hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y dislipemia mixta, al tiempo que son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, las cuales están dentro de las cuatro primeras causas de mortalidad en el país.
En las últimas tres décadas en México se muestra una alta tendencia en el aumento de sobrepeso y obesidad, así como de las dislipidemias.
“La probabilidad de tener colesterol dañino (LDL) alto, colesterol saludable (HDL) bajo, triglicéridos elevados o cualquier combinación posible de estas condiciones, resultó cuatro veces mayor en adultos con obesidad que aquellos con peso normal. Por ello es que a mayor incidencia de obesidad y sobrepeso, aumentará la prevalencia de dislipidemias entre los mexicanos”, explicó la doctora Noemí Santos Caballero, egresada de la Facultad de Medicina de la UNAM y sinodal del Consejo Mexicano de Neurología.
De acuerdo con la especialista en neurología, las dislipidemias son alteraciones metabólicas que responden bien a tratamientos farmacológicos y preventivos, por ello es necesario implementar medidas que eduquen a la población en materia de salud.
Por ejemplo, difundir la importancia de optar por una dieta más saludable que contemple la reducción de sal, grasas saturadas, alimentos procesados y azúcar refinada, además de aumentar la actividad física cotidiana.
Cabe destacar que de no aplicar intervenciones preventivas o de control costo-efectivas sobre la obesidad y sus consecuencias como hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer de mama o colorrectal, entre otras, los costos directos podrían ascender a los 101 mil millones de pesos para 2017 (101 por ciento más del estimado que en el 2008).
Desde que fue reconocido como problema de salud por la Encuesta Nacional Sero-epidemiológica (ENSE) de 1988, la hipercolesterolemia se ha notificado cada vez más entre la población, y ello se debe al aumento en el porcentaje de grasas como parte de la ingesta total de energía, en combinación con el consumo de bebidas altas en calorías y alimentos ricos en harinas refinadas.
Al respecto, la doctora Santos Caballero explicó que los cambios en el estilo de vida y alimentación, han influido en el crecimiento de la prevalencia de las dislipidemias, el sobrepeso y la obesidad en México.
Fuente: Agencia ID.
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