Determinar la edad de un meteorito, su trayectoria en el espacio y el punto exacto de su impacto contra la Tierra parece una tarea difícil de resolver para jóvenes estudiantes de preparatoria, pero es solo un ejercicio de entrenamiento para Diana Citlali Ávila Padilla, Aarón Hernández Arcique y Alfonso Noé Castillo González, ganadores de los primeros lugares en la Olimpiada Nacional de Física 2015, y que ya alistan su participación rumbo a la Olimpiada Iberoamericana y la Olimpiada Internacional.
Para Romeo de Coss, director de la Unidad Mérida del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la capacidad de estudiar de manera autodidacta por parte de los jóvenes y contar con la guía adecuada por parte de los entrenadores son dos de los principales factores para triunfar en una competencia de este tipo, de acuerdo con su experiencia como entrenador.
La Olimpiada Nacional de Física se desarrolla mediante una evaluación dividida en dos partes: una de física teórica y una de física experimental. Ambas se presentan mediante exámenes presenciales que se resuelven en un total de cinco horas. Para Guillermo Cordourier Maruri, investigador del Cinvestav y entrenador de la olimpiada, algo divertido de resolver problemas en la competencia es que parten de situaciones reales que involucran un poco de cada una de las áreas de investigación de la física, a diferencia de la formación pedagógica orientada a separar los temas por materias.
En la primera fase se presentan usualmente tres problemas de una extensión considerable y que involucran temas de mecánica, electromagnetismo, termodinámica, óptica, gravitación y mecánica de fluidos, entre otros. Calcular cuánto se expande el volumen y el radio de un globo aerostático según los cambios en la atmósfera en cada cierta altura y asumir un sistema para calcular la temperatura, la masa y la edad del sol a partir de una simple ecuación de energía fueron algunos de los incisos presentados en la reciente olimpiada.
En la fase experimental se prepara un kit con instrumentos de medición y cierto sistema a analizar. En los dos últimos años han sido circuitos eléctricos, a partir de los que se miden las magnitudes correspondientes con la ayuda de un multímetro para poder obtener algún resultado específico del problema.
Tolerancia a la frustración
Diana Ávila Padilla es la primera joven yucateca ganadora de la medalla de oro en esta competencia. Estudia el tercer año en la Preparatoria No. 1 de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) y se adentró en el mundo de la física a partir de su participación en el programa para estudiantes de secundaria Raíces Científicas, de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior de Yucatán (SIIES).
«En el primer semestre entré a unas clases de física en el Cinvestav, donde Guillermo Cordourier Maruri era nuestro maestro predilecto. Recuerdo que siempre hacía muchos experimentos y no le salían, pero era el que mejor lo explicaba. Ahí me invitaron a formar parte de la olimpiada y el primer año no sabía mucho, antes de irme a la nacional entrené muchísimo y no fui a varias, y creo que eso fue lo que más me enseñó sobre ciencia. A Guillermo no le salían los experimentos, pero esa era la enseñanza más grande que tenía que aprender en todo mi trayecto, que no importa cuántas veces tengas que intentar hacer algo o si sientes frustración, porque de eso se trata hacer física y hacer ciencia. El verdadero triunfo es aprender de cada fracaso y eso lo aprendí aquí, sobre todo con mis entrenadores. Más allá de los conocimientos sobre radioactividad, física de partículas o gravitación, eso es lo más importante, y no visualizo otra forma en que lo hubiera aprendido en mi vida que fuera tan trascendente», expresó la estudiante.
Aarón Hernández Arcique y Alfonso Castillo González obtuvieron la medalla de bronce, estudian también el último año en la Preparatoria No. 2 de la Uady, y para ambos fue su primera experiencia en una Olimpiada Nacional de Física. Durante su primer entrenamiento estudiaban dos horas al día después de clases tres veces a la semana. Cuando pasaron la fase estatal iniciaron el entrenamiento intensivo en el Cinvestav, donde permanecían de cuatro a cinco horas de lunes a sábado, en plenas vacaciones de verano.
«Sí es un poco fuerte porque tenemos que sacrificar tiempo libre que podemos utilizar descansando o disfrutando. En mi caso personal, antes de entrar a las olimpiadas siempre iba de vacaciones a pasear, relajarme, no hacer nada de tarea, pero en esta ocasión no fue así, y es muy agradable saber que, aunque es la primera vez, pude obtener resultados interesantes y favorables», comentó Aarón Hernández.
Para Alfonso, la presión y el esfuerzo de los entrenamientos resultaron no únicamente en un resultado olímpico, sino que implicaron también un aprendizaje para ser más responsable y ordenado. Para Diana, un aspecto relevante aprendido de la competencia fue darse cuenta de que es mejor estudiar la ciencia en inglés.
Entrenamiento intensivo: club intergeneracional
El proceso de preparación de los jóvenes se ha desarrollado a lo largo de 20 años en el estado, durante los cuales se ha procurado que las personas que han participado sean quienes entrenen a las siguientes generaciones. A partir de este sistema se ha formado una comunidad que ya es clásica, como un club.
El entrenamiento consiste en clases durante el periodo de vacaciones y el periodo escolar correspondiente para cada estudiante, en las cuales se desarrollan temas de las materias que imparte cada uno de los entrenadores. «Es divertido e interesante porque se crean relaciones intergeneracionales, hay una especie de fraternidad para poder ayudar a los de las siguientes generaciones», señaló Cordourier Maruri.
Didier Gamboa Angulo, coordinador de entrenadores, señala que los entrenadores exolímpicos suelen involucrarse también en el entrenamiento de la selección nacional para las olimpiadas internacionales, como el caso Cordourier Maruri. Además de los ejercicios de los entrenadores, los participantes deben cumplir las tareas asignadas por el comité nacional de la olimpiada, que tienen un valor en los cortes para seleccionar a la delegación mexicana que irá a las competencias internacionales. Asimismo, los tres estudiantes se preparan para presentar el examen de ingreso a la carrera universitaria, lo que implica un esfuerzo de coordinación mayor.
Las ventajas de ser olimpista
Para Romeo de Coss, la experiencia de las olimpiadas tiene varias aristas, tanto en el sentido humano como en el sentido técnico. «En la parte humana un joven tiene de entrada la posibilidad de conocer a otros jóvenes de su misma edad con quienes comparte intereses comunes y se forma una comunidad, ya no te sientes tan raro de que te guste la física porque a otros también les gusta, y eso, en una edad como la de los chicos de la preparatoria, puede ser importante para darles confianza. Ligado con eso mismo, hacer amigos de otras regiones del país y del mundo te da una visión más amplia, te permite ser más receptivo y tolerante, porque te das cuenta que no todo se hace como tú creías que se debe hacer. Independientemente de que si el final es feliz con una medalla o si solamente pudieron haber participado, eso ya les deja una gran cosecha, un gran valor», comentó el investigador.
En cuanto a las habilidades técnicas, la olimpiada deja todo un herramental matemático, conceptual y estratégico, así como la capacidad de resolver problemas de alto nivel. Aunque no todos se dediquen a la física, los exolimpistas han destacado en las diversas disciplinas que han elegido como carrera profesional, entre los que hay médicos, contadores, matemáticos, ingenieros físicos, químicos y mecatrónicos. En su experiencia como asesor de posgrado, Romeo de Coss señaló que la formación autodidacta y el esquema de estudio intensivo permiten también que los estudiantes sean más independientes en las etapas de estudio superior.
«Siempre me gusta hacer la analogía con el deporte de alto rendimiento, hay horarios y fechas de entrenamiento, pero si el joven o el atleta se levanta todos los días y hace ejercicios que puedan fortalecer sus capacidades en la competencia correspondiente, tendrá mayores ventajas con una mejor preparación física. Aquí lo que estamos ejercitando siempre es el cerebro, el problema es que está acorazado con algo muy duro y que no podemos ver, esa parte un poco intangible del desarrollo intelectual hace que sea medio misterioso», apuntó Romeo de Coss.
Jóvenes yucatecos
Las Olimpiadas del Conocimiento iniciaron a finales de la década de los setenta a nivel internacional, aunque en México se organizaron hasta los noventa. En 1992 participó la primera delegación de jóvenes representando a Yucatán, seleccionada directamente de las Preparatorias No. 1 y No. 2 de la Uady. Aun sin experiencia en un entrenamiento de este tipo, desde los primeros años se obtuvieron menciones honoríficas y un estudiante fue seleccionado para competir en la Olimpiada Internacional de Física. Curiosamente, el mismo joven fue seleccionado también para la Olimpiada Internacional de Matemáticas que ocurría durante las mismas fechas, y el joven optó por participar en esta última. A partir de 1994 se inició un concurso con un registro abierto a todas las escuelas que se llevó a cabo en el Colegio de Bachilleres plantel Chenkú, con una asistencia de 74 jóvenes.
«Eso muestra que los jóvenes yucatecos que hemos seleccionado desde el inicio han sido muy competitivos. Desde entonces hemos tenido algunos años mejores que otros, pero de manera sostenida los jóvenes han estado peleando siempre los primeros lugares, no solo a nivel nacional sino a nivel iberoamericano y a nivel internacional», agregó Romeo de Coss.
Durante el mes de febrero los jóvenes participaron en el primer selectivo, que presenta temas de mecánica y termodinámica principalmente. El segundo selectivo se realizará en abril, con temas de electromagnetismo y relatividad. De estos encuentros se realiza la selección nacional que competirá en la Olimpiada Internacional y en la Iberoamericana.
Diana Ávila Padilla exhortó a los jóvenes no solamente a participar en olimpiadas de ciencia, sino a hacerse preguntas, sentir curiosidad y acercarse a los investigadores, quienes además de estar acostumbrados a las preguntas suelen ser muy accesibles.
Para Romeo de Coss, la medalla de la estudiante abre nuevas oportunidades en el campo de las olimpiadas y de la física. «Por primera vez una jovencita que representa a Yucatán obtiene una medalla a nivel nacional y nada más y nada menos que una de oro; en mi opinión, esto va a marcar un punto de quiebre en la historia de las olimpiadas, por lo que es un buen ejemplo para que otras jóvenes se animen a participar, la física está ahí y solamente hay que interesarse, acercarse y trabajar», finalizó el investigador.
Fuente: CONACYT.
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