En el marco del Día Internacional de la Conciencia sobre el Problema del Ruido, que se conmemoró el miércoles 27 de abril, el Centro Nacional de Metrología (Cenam) busca concienciar a la sociedad mexicana respecto a este tema, puesto que la pérdida de la audición ya es considerada una problemática de salud pública a nivel internacional, de acuerdo con el coordinador científico del grupo de Acústica de la dirección general de Metrología Física del Cenam, Andrés Esteban Pérez Matzumoto.
Aseguró que el Cenam ha participado en esta iniciativa durante 11 años consecutivos, la cual se conmemora los últimos miércoles del mes de abril, a través de una presentación que se publica cada año en su página de Internet.
“La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dimensionar el tema, ya que la principal enfermedad laboral en México es la hipoacusia, que es la pérdida auditiva. Para entender el problema del ruido se hacen recomendaciones y se promueve una ‘dieta silenciosa’, que ayude a prevenir o a disminuir este fenómeno. Y es que el límite para tener una salud auditiva es un ambiente que siempre esté debajo de 85 decibeles. Lo malo es que hasta las salas de cine cuentan con un audio de hasta 100 decibeles, por lo que, de acuerdo a los parámetros, no se podría estar en ellas más de 15 minutos. Lo que nosotros recomendamos es el uso de tapones; también aplica para conciertos o los centros nocturnos, conocidos como antros, donde es muy recomendable proteger los oídos”, advirtió.
El coordinador científico del grupo de Acústica del Cenam señaló que aunque todos los sentidos tienen una función relevante, el principal sentido de alarma que tiene el ser humano es la audición, pues no se puede aislar o desconectar.
“Si no quieres ver algo, cierras los ojos; si no quieres degustar, pues no lo metes a tu boca. En cambio, la audición no puedes cerrarla, puedes taparte los oídos y de todas maneras escuchas. Es un sentido en el cual se desarrolló la autoprotección cuando apenas estaba evolucionando el hombre y era el depredado, no el depredador. La audición es tridimensional y te permite ubicar un ruido o un sonido. Muchas de las respuestas que se tienen cuando se escucha algo ni siquiera llegan a ser conscientes, hay una respuesta del individuo que no tiene que pasar al cerebro, sino que se activa directamente para proteger, tal es el caso, por ejemplo, de cuando una persona raspa sus uñas por un pizarrón verde o hay un sonido intempestivo que nos hace reaccionar en forma de alarma”, explicó.
Daños al sentido auditivo
Por su parte, la metróloga del grupo de Acústica del Cenam, Maricela Gamiño Galindo, aseguró que el oído humano cuenta con un sistema de protección que se endurece y se modifica para que, temporalmente, se provoque una sordera en la persona, de tal forma que cuando deja de estar en el ambiente ruidoso cambia y vuelve a recuperarse.
“Eso es lo que normalmente ocurre con una persona que va a una fiesta muy ruidosa y cuando sale de ella no oye nada, pero después de un rato recupera la audición; es una modificación gradual, primero se va percibiendo la voz, luego se va recuperando la audición normal, a eso le llamamos ‘desplazamiento temporal del umbral de audición’, es decir, se mueve temporalmente para que pueda soportar el nivel del ruido y no se dañe”, explicó.
La especialista en vibraciones y acústica puntualizó que para la protección de los oídos, las personas deben tener cuidado de no exponerse a los ruidos impulsivos, que son los que generalmente duran menos de un segundo y que al mismo tiempo son los que más dañan la audición de las personas.
“Los ruidos impulsivos los experimentan todos aquellos que trabajan dando golpes; la industria, los carpinteros y hasta los soldados, porque no hay protección natural para los ruidos constantes de alto nivel; el problema es que se puede convertir en un daño permanente. Es parte de lo que queremos concienciar, si se está en un medio con ruido, el oído va a irse afectando gradualmente”, abundó.
En ese sentido, Gamiño Galindo detalló que existen normas que exigen estudios continuos en el interior de las empresas para saber la cantidad de ruido que producen y las posibles afectaciones a sus empleados.
“Estas normas mexicanas son para proteger a los trabajadores y generalmente hay muchos que sí se cuidan y hay algunos que todavía no tienen esa conciencia, porque en ocasiones les dan protectores pero no los usan; o cuando hacen los estudios de ruido donde se coloca un dosímetro acústico, se ponen a gritarle o se lo quitan; ese es el problema con ese tipo de instrumentos, cuando se lo ponen a los trabajadores, se lo quitan y no lo toman en serio. Lo mismo pasa con las personas que suelen ponerse audífonos directos al oído; si el que está al lado de la persona percibe el sonido que sale de los audífonos, entonces estamos hablando de niveles que son dañinos”, advirtió.
Ruido en la zona urbana de Querétaro
Otro de los proyectos que desarrolla el grupo de Acústica del Cenam, en conjunto con el Centro de Ciencias y Desarrollo Tecnológico (Ccadet) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través de la convocatoria de Atención a Problemas Nacionales, en el área de Asentamientos Urbanos, es una investigación respecto a los niveles de ruido en la ciudad de Querétaro.
El encargado de este proyecto académico, por parte del Ccadet, Santiago Jesús Pérez Ruiz, destacó que en muchas partes del mundo se realizan mediciones del ruido urbano como un método de referencia para obtener un control sobre las zonas más sonificadas, lo que permite desarrollar estrategias más efectivas para los efectos del ruido.
“Una vez que se ha monitoreado, más o menos estimado, ya se toman acciones de control que pueden ser resonificar o dirigir las vías de ubicación del tráfico o la posición de las viviendas en las ciudades para que la gente sufra menos esos efectos. Nosotros queremos avanzar en alguna legislación acerca de cómo las viviendas puedan proteger a las personas. Los muros de las viviendas actuales son muy delgados y la parte de la protección para el ruido no existe”, destacó.
Pérez Ruiz declaró que el proyecto consiste en la medición del ruido urbano, en calles, en autopistas de diferentes ciudades, además de las características de los materiales de construcción de viviendas en que trabajan estudiantes de diferentes facultades como ingeniería, física y arquitectura.
“En muchas ocasiones, el trabajo de los arquitectos va enfocado, básicamente, en el confort; pero el ruido es muy importante también, así como la radiación solar o la temperatura. Si tuviéramos más certeza del monitoreo del ruido, tendríamos más elementos para decir qué es lo que está pasando, por ejemplo, con la contaminación ambiental por químicos (…) de hecho, hay estudios en los que ya se miden las dos cosas porque hay una correlación muy fuerte”, puntualizó.
Santiago Jesús Pérez Ruiz aseguró que será en dos meses, aproximadamente, cuando estén listos los resultados del estudio del ruido realizado en Querétaro por el Ccadet y el Cenam.
Fuente: CONACYT.
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