Estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de Apatzingán, Michoacán (ITSA) desarrollaron tintas y pinturas en cuya producción aprovechan el desperdicio de toronja que se produce en la región y reciclan poliestireno (unicel) desechado.
José Luis Sandoval Valencia, Kimberly Colli Ordaz y Juan Martin Reyna Castillo, asesorados por su profesor Marco Antonio Ayala Pacheco, quienes desarrollaron este proyecto, aseguran que en la región conocida como Tierra Caliente, en la que se localiza Apatzingán, se producen diversos cítricos, en la que hay un desperdicio por temporada de aproximadamente 40 toneladas de toronja.
El hecho de que la producción se arroja al suelo por diversos motivos, como la sobremaduración cuando no hay una adecuada comercialización, provoca la acidificación del terreno y lo inhabilitan a ser productivo.
Por ello, los estudiantes del ITSA realizaron una investigación en la que descubrieron que el aceite de toronja contiene terpenos, cetonas y otros componentes orgánicos que permiten que el poliestireno (unicel) se disuelva en él.
A continuación llevaron a cabo las pruebas de laboratorio necesarias para utilizar el aceite de esta fruta como un solvente orgánico en el cual disuelven poliestireno desechado con lo que obtienen una base plástica a la que añaden un pigmento, de lo que obtienen tintas y pinturas.
Además de un aroma cítrico agradable, el aceite de toronja como solvente orgánico tiene como ventaja un mejor manejo para quienes lo producen, pues aseguran sus creadores, “las pinturas convencionales utilizan solventes derivados del petróleo (xileno, diésel, thiner, tolueno, etc.) los cuales tienen un alto grado de volatilidad, son extremadamente inflamables lo cual los hace peligrosos y son altamente contaminantes”.
Además el aceite de toronja es más económico, lo que impactaría positivamente en el precio final de las tintas y pinturas.
Con el aprovechamiento total de la producción de toronja se evitan pérdidas a los productores, además de que se impide la acidificación de los suelos.
También se reutiliza en este proceso el unicel, el cual tarda 500 años en desintegrarse y al lograrlo también acidifica el suelo. Con ello se contribuiría igualmente a la disminución de las cantidades de basura.
Actualmente estos jóvenes han producido tintas y pinturas, a las que han denominado Toronsol en colores negro azul y rojo; sin embargo, explican, pueden producirse de cualquier color pues se agrega el pigmento deseado al solvente orgánico. Estas tintas pueden servir para acabados en madera, cristalería, serigrafía, papel o cartón entre otras aplicaciones. Tienen una durabilidad garantizada de seis a siete años.
Aseguran que no han tenido aún un acercamiento con alguna empresa que quiera comercializar estas tintas y pinturas; no obstante, se dicen dispuestos a entablar la vinculación necesaria para comercializar este producto.
Sobre la propiedad intelectual de este producto explicaron que se encuentra en proceso ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual. A la fecha cuentan ya con una búsqueda de anterioridad que les garantiza su innovación.
Fuente: Agencia ID. Margarita Blanco.
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