En 2004, una cirugía clandestina le cambió la vida. Cuando caminaba por la calle la gente pensaba que lo que colgaba de su cabeza era una lámpara. En 2006, aquellos que lo observaban aseguraban que era una especie de micrófono. En los años siguientes, las hipótesis mutaron a un teléfono Bluetooth, una cámara GoPro; y en meses recientes, cuando los niños lo miran, aseguran que se trata de una especie de selfie stick.
Su nombre es Neil Harbisson, es artista y también la primera persona en ser considerada cyborg, debido a que posee una antena implantada en la cabeza como una de las partes del cuerpo.
Durante una conferencia en el marco de la cuarta edición de la Aldea Digital, en la Ciudad de México, Neil relató que nació con una condición llamada acromatismo, es decir, que su visión se limita a percibir solo en escala de grises. No obstante, pese a su condición, nunca abandonó la curiosidad por saber qué era un color.
“Mi razón para querer percibir el color no era para percibir la belleza del color, porque para mí ver en blanco y negro tiene muchas ventajas. Yo no quería cambiar mi visión blanco y negro, quería tener un nuevo sentido del color”, relató.
Por esta razón, en 2004 se sometió a una cirugía que cambió la forma de percibir todos los colores que lo rodean. Se implantó una antena que le permite escuchar los colores a través de notas musicales y percibir otros como infrarrojos y ultravioletas.
“Mi vida ha cambiado de muchas formas, antes me vestía de forma que se viera bien, ahora me visto para que suene bien. La ropa que me pongo tiene correspondencia con las notas musicales”, dijo Harbisson.
Un innovador proceso de transformación
Neil relató que cuando se encontraba estudiando música, aprendió que varias teorías relacionaban el color con el sonido porque ambas son frecuencias, una de luz y otra de audio.
“El proyecto comenzó en 2003 con la idea de crear un tercer ojo conectado a un ordenador que me permitiera escuchar las frecuencias de los colores. Cada color, como tiene una frecuencia de luz diferente, yo lo escucho como diferentes notas musicales. El rojo es la nota más grave y el violeta la nota más aguda”, detalló.
Para Neil, el objetivo no era usar tecnología, era convertirse en tecnología, por lo que buscaba crear un nuevo órgano que no interfiriera con los ya existentes.
“Fui al doctor y le dije que quería implantarme una antena en la cabeza y el doctor me dijo que no, que tenía que convencer a un comité de bioética, pero nadie aceptó. Los doctores se negaron porque aseguraron que no es ético añadir un nuevo órgano ni poder percibir más colores que los visibles”, dijo el artista durante la conferencia.
La solución de Neil fue buscar un médico que quisiera hacer el implante anónimamente. Lo encontró.
Su cráneo fue perforado en cuatro ocasiones, dos para colocar el implante de la antena, una para agregar el chip que vibra dependiendo de los colores y otra más para tener conexión a Internet.
“Mi cerebro ha cambiado, ahora tengo un nuevo sentido, lo llamo sentido sonocromático. Es la unión del software y del cerebro que ha creado esta nueva percepción del color que se convierte en un sonido”, relató.
Así como cambió el cerebro de Harbisson, la sociedad ha tenido que ir moldeando sus estándares. En 2004 tuvo un problema con el gobierno británico porque no le permitían renovar el pasaporte. Existe una norma que prohíbe aparatos electrónicos en las fotografías de los ciudadanos.
“Les contesté diciendo que esto no es un aparato electrónico sino una nueva parte del cuerpo. Les dije que me consideraba cyborg. Es la unión entre dos palabras: organismo y cibernética. Al cabo de unos meses me dejaron aparecer en el pasaporte”, aseguró.
Ahora Neil busca la nacionalidad sueca debido a que el material que está implantado en su cabeza es fabricado en Suecia.
Una fundación para cyborgs
En 2010, creó Cyborg Foundation con el objetivo de ayudar a las personas a convertirse y defender sus derechos, debido a que aún existen muchos médicos que se niegan a realizar este tipo de cirugías.
“Somos una especie de comunidad porque hay mucha gente en el mundo que quiere ser cyborg o que se sientecyborg y no tiene una identificación colectiva”, señaló.
En la fundación se han realizado diversos proyectos como el de unos aretes que permiten ver qué hay delante sin necesidad de usar la vista y saber a qué velocidad se mueve una persona.
También se ha creado el sentido sísmico. La artista Moon Ribas tiene dos implantes en los codos para poder percibir el movimiento sísmico del planeta. Cada vez que hay un terremoto en el mundo, su cuerpo vibra.
Fuente: CONACYT.
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