Un grupo de investigadores del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encabezado por Liliana Pardo López, realiza estudios metagenómicos para identificar bacterias degradadoras de hidrocarburos en el Golfo de México.
El proyecto forma parte del Consorcio de Investigación del Golfo de México (Cigom), conformado por alrededor de 200 investigadores del país de diversas instituciones mexicanas. La iniciativa interinstitucional surgió en 2014, derivado del derrame de petróleo asociado con la plataforma Deepwater Horizon, con el objetivo de brindar herramientas que permitan establecer planes de contingencia y actividades de mitigación en caso de ocurrir derrames de hidrocarburos a gran escala en el Golfo de México.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Liliana Pardo López señaló que la participación del Instituto de Biotecnología en el Cigom consiste en analizar y caracterizar comunidades microbianas mediante técnicas metagenómicas, para generar una línea base de la biodiversidad y abundancia de las bacterias que habitan el Golfo de México, principalmente las degradadoras de hidrocarburos.
De acuerdo con la investigadora, son pocos los estudios metagenómicos acerca de los microorganismos que participan en la degradación de hidrocarburos. Su aplicación, que ayudaría a contender desastres derivados por vía natural o por la explotación humana del petróleo, se ha limitado debido a la falta de herramientas para su estudio y aislamiento.
Estudios científicos posteriores al derrame petrolero efectuado en 2010 en las costas estadounidenses de Luisiana, Misisipi y Alabama, identificaron bacterias que impidieron la proliferación de la mancha de petróleo más allá de la zona afectada, por lo que actualmente se les considera una fuente biológica de degradación, señaló Pardo López.
Con este antecedente, el consorcio realiza cruceros oceanográficos de investigación para obtener muestras de agua de diferentes profundidades y sedimentos marinos del golfo, para, posteriormente, por secuenciación masiva obtener los genomas completos de las bacterias que habitan en esos ambientes e identificar nuevos genes y enzimas que estén involucrados en la degradación de crudo.
En este sentido, el papel de los investigadores del instituto antes mencionado consiste en realizar estudios metagenómicos empleando técnicas actuales, y es que a decir de la especialista, solo uno por ciento de las bacterias es cultivable, por lo que el uso de la metagenómica permite extraer el genoma de microorganismos que viven en el agua o sedimentos cerca de las plataformas de extracción de petróleo y conocer la diversidad microbiana del ambiente.
“Sabemos que las comunidades bacterianas no son las mismas en la superficie donde hay más luz y captan mayor energía que a tres mil metros de profundidad. Tenemos una línea base y estamos explorando todo el Golfo de México a diferentes profundidades, incluso en el fondo marino. Esto nos permite tener un conocimiento profundo de toda su riqueza”, explicó la también miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Una vez que los investigadores identifican un nuevo gen, los especialistas desarrollan metagenotecas de bacterias que viven cerca de las zonas chapopoteras, lo que les permitirá interpretar su participación en la degradación de hidrocarburos. Con tal información, se podrán generar herramientas y estrategias de control y prevención contra posibles derrames de crudo.
Para la especialista, la metagenómica abre las puertas para identificar nuevos microorganismos que serán de utilidad no solo para la degradación de crudo sino, además, para el desarrollo de tecnologías útiles para la industria alimentaria o farmacéutica, pues aún se desconoce alrededor de 80 por ciento del material genético de las aguas del Golfo de México.
“Sabemos que el Golfo de México es un sistema complejo que alberga una gran cantidad de microorganismos, del conocimiento y caracterización de estos podría generarse nuevas herramientas. El instituto es un participante clave dentro del macro consorcio, ya que cuenta con la experiencia en áreas como la microbiología, la metagenómica y la bioquímica”, concluyó Liliana Pardo López.
Fuente: CONACYT.
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