La práctica deportiva somete al organismo a condiciones fisiológicas y psicológicas que pueden ser estudiadas por diferentes disciplinas científicas, tanto para buscar mejorar el rendimiento de los atletas como para generar estrategias de salud pública que prevengan enfermedades asociadas al sedentarismo en la población.
La aplicación de la investigación y el conocimiento científico en el desarrollo del deporte y la activación física son trascendentales para la mejora del rendimiento y para la obtención de resultados positivos en la salud pública. El director del Departamento de Investigación de la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos (ENED), Prisciliano Meléndez Añorve, considera que sin bases metodológicas y sin el apoyo de la ciencia, la actividad física recreativa y competitiva se vuelve meramente empírica, lo que podría hacer creer que es posible autoentrenarse ocasionando problemas de salud.
En México, la investigación y la aplicación de las ciencias del deporte se concentra en las universidades, en algunos centros médicos y en la Dirección de Ciencias Aplicadas de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). Pero existe también el trabajo desarrollado por el Instituto Gatorade de Ciencias del Deporte (GSSI, por sus siglas en inglés), que desde 1995 trabaja con profesionistas del país.
La ciencia en el deporte
Históricamente las ciencias aplicadas al deporte se han desenvuelto alrededor del eje de la medicina del deporte, más específicamente de la fisiología del deporte, primera disciplina científica que se enfocó en observar cómo la actividad atlética afecta el cuerpo humano, como lo explica en su ponencia ¿Qué es la fisiología del deporte? el doctor Robert Robergs, investigador de la Universidad de Nuevo México.
A esta área del conocimiento se han ido incorporando la psicología, la nutrición, la sociología, la biomecánica, la física de materiales y muchas otras disciplinas. Y aunque en un principio, la investigación y la aplicación de las ciencias iban encaminadas a mejorar el rendimiento en atletas de élite, con el paso del tiempo la salud pública ha ido incorporándose al campo y desarrollando planes de actividad física para la población en general y para poblaciones especiales, como los adultos mayores, los niños, las mujeres embarazadas, las personas con alguna discapacidad, entre otras.
Laboratorio para la aplicación de las ciencias en el deporte
En México, la investigación y la aplicación de las ciencias del deporte se concentra en las universidades, en algunos centros médicos y en la Dirección de Ciencias Aplicadas de la Conade; pero existe también el trabajo desarrollado por el Instituto Gatorade de Ciencias del Deporte.
El GSSI se fundó en 1985 en Estados Unidos, pero desde hace más de 15 años realiza labores de investigación, asesoramiento y educación en ciencias del deporte, especializándose en nutrición e hidratación, explica Lourdes Mayol, maestra en ciencias del movimiento humano y especialista en nutrición deportiva.
Para la evaluación y el asesoramiento de los atletas, en Estados Unidos, el instituto cuenta con dos grupos de laboratorios principales en donde se desarrollan pruebas de fisiología, bioquímica, composición corporal y rendimiento en el ejercicio. Pero ya desde el 2011 se inició en México un laboratorio móvil para atender las necesidades de atletas del país, narra Lourdes Mayol, asesora científica del GSSI para América Latina.
Evaluando a deportistas de alto rendimiento en el laboratorio
Para evaluar a los atletas y ayudarlos a desarrollar una estrategia de nutrición e hidratación personalizada, en los laboratorios del GSSI se siguen protocolos estandarizados que permiten obtener resultados con validez científica.
El primer paso, después de explicar al atleta el propósito del trabajo, es realizar una prueba de sudoración en campo. Esto permite medir al atleta durante un entrenamiento representativo para conocer sus pérdidas de líquidos y sus hábitos de hidratación. Es importante conocer el nivel de hidratación con el que se comienza el entrenamiento y la cantidad de líquido y carbohidratos que se consumen, para después poder hacer recomendaciones con base en lo que la persona normalmente realiza, comenta Lourdes Mayol.
De la prueba de campo se pasa al laboratorio, donde se toma una muestra de orina para conocer el estado de hidratación inicial del deportista. Se realiza una serie de sencillas medidas antropométricas, donde se toma el peso, la talla y algunas circunferencias, para pasar a la medición de la composición corporal. Esto mediante un equipo especializado que analiza la masa grasa y la masa libre de grasa en el organismo. Además, dependiendo el tipo de protocolo a seguir, se pueden tomar muestras sanguíneas para estudiar parámetros bioquímicos relacionados con la salud y el rendimiento deportivo.
“De allí pasamos a hacer una prueba de esfuerzo máximo en banda. Lo que se hace es medir el consumo máximo de oxígeno y el Fatmax, o punto máximo de oxidación de grasa, que nos ayuda a saber qué combustible es el preferido de cada atleta, a qué intensidades quema más grasa o más carbohidratos y con base en eso hacer estrategias nutricionales especializadas al deporte y a la persona”, explica la nutrióloga.
A los deportistas también se les realizan pruebas de función cognitiva, de velocidad de reacción y de respuesta motora, con el fin de conocer qué tan rápido y qué tan eficientemente responden a un estímulo.
Lo siguiente es evaluar, mediante cuestionarios, hábitos de sueño, de nutrición, presencia de problemas gastrointestinales, uso de suplementos y hábitos de hidratación y alimentación antes, durante y después del ejercicio.
Seguido se hace una prueba de fuerza, para terminar con una prueba de potencia de Wingate, en la cual, dependiendo de su peso, el atleta acelera en un bicicleta por 30 segundos hasta alcanzar la velocidad máxima posible; a los 30 segundos, una vez que el atleta alcanza la potencia máxima, la bicicleta genera una fuerza contra la que tiene que seguirse. Esto da información acerca de la capacidad anaeróbica, la potencia máxima y el índice de fatiga.
Mejorando la salud y el rendimiento
Una vez que se tienen los resultados de todas las pruebas, se le da un diagnóstico al deportista para que conozca sus capacidades físicas; además, se le brinda un plan de alimentación personalizada, dependiendo de su evaluación y del tipo de deporte que practica, detalla Lourdes Mayol.
La experta hace énfasis en que la hidratación y la buena alimentación son la base para el rendimiento deportivo, pero no puede dejar de considerarse eltiming, es decir, el momento adecuado para consumir los alimentos, que mejorará considerablemente el rendimiento del atleta.
Antes de la actividad física, el atleta debe tener la energía y la hidratación necesarias para realizar el esfuerzo físico al que se ve sometido. Durante el entrenamiento es necesario mantener los niveles de energía, y después es vital la reposición de las reservas de carbohidratos y el consumo de proteínas de calidad, lo que permitirá la recuperación de las fibras musculares y evitará la fatiga crónica. Pero, Lourdes Mayol puntualiza que el consumo de alimentos y la hidratación alrededor de la actividad física también deben entrenarse, de lo contrario podría causar problemas gastrointestinales.
El futuro del GSSI en México
El trabajo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) terminó en 2015, este año se está trabajando la sede donde se reinstalará el laboratorio. Además se trabaja con el equipo de futbol de los Rayados de Monterrey, para desarrollar fórmulas de hidratación personalizadas y una plataforma digital que les permita llevar sus planes de alimentación e hidratación individualizados.
Los trabajos de investigación se derivan de todas las evaluaciones realizadas en el laboratorio. Por el momento se realizan trabajos relacionados con el índice de calidad del sueño de los atletas, con el perfil fisiológico en deportistas universitarias mujeres y con la evaluación de trastornos gastrointestinales en deportes de conjunto.
Fuente: CONACYT.
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