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Citer: innovación en ayudas técnicas para enfrentar la discapacidad

Contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de personas con discapacidad a través de la innovación, la ciencia y la tecnología, es el objetivo del doctor en investigación en medicina, Jorge Ernesto Letechipia Moreno, quien hace 14 años fundó el Centro de Ingeniería y Tecnología de Rehabilitación (Citer) de la Universidad Iberoamericana.

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Con el propósito de ofrecer mayores y mejores servicios a personas con discapacidad física, intelectual, sensorial o cognitiva —permanente o transitoria—, en el Citer se desarrollan ayudas técnicas que hacen frente a la escasa o nula movilidad, mala postura o deficiente comunicación que experimentan algunas personas con discapacidad, explicó Letechipia Moreno.

La ingeniería de rehabilitación es una rama de la ingeniería biomédica que utiliza la ciencia y la tecnología con fines médicos. Su objetivo es compensar las deficiencias propias de la discapacidad para disminuir, o incluso eliminar, la falta de oportunidades que pueden tener quienes se encuentran en esta condición.

De acuerdo con el especialista, “el posicionamiento, la movilidad y la comunicación (atendidos por asientos conformados, sillas de ruedas a la medida y software para comunicación, respectivamente) son tres factores básicos que, si bien no harán a esta población completamente independiente, sí favorecerán su desempeño en otras actividades que por el simple hecho de estar incómodos no llevarían a cabo”.

La tecnología es un elemento que impulsa, ayuda y facilita las labores diarias. Una persona que por su condición de discapacidad emplea hasta 20 minutos en trasladarse de un salón de clases a otro, pierde con frecuencia parte de su instrucción en las aulas. Proporcionarle un dispositivo que le permita llegar a tiempo, no solo contribuirá a un mayor aprovechamiento, además mejorará su independencia e integración a la sociedad, puntualizó.

Contra el dolor

Con base en estudios que identifican algunos de los problemas que limitan la inclusión de las personas con discapacidad, el Citer ha desarrollado un sistema integral para la fabricación de asientos conformados, mismo que, de manera significativa, mejora la seguridad y comodidad de usuarios de sillas de ruedas.

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“Es nuestro proyecto de investigación más antiguo, en su momento recibió del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) cerca de dos millones de pesos, a través del Fondo Sectorial de Investigación en Salud y Seguridad Social. En total, el Citer ha recibido seis y medio millones de pesos de patrocinio externo”, expresó Letechipia Moreno.

Los asientos conformados se ajustan a la anatomía de quienes usan silla de ruedas de forma casi permanente y por lo mismo presentan un riesgo elevado de desarrollar escaras o úlceras de presión, sobre todo en las nalgas y parte de la espalda.

“Las escaras obligan la suspensión de actividades porque, como son tan difíciles de curar, los lesionados medulares deben dejar de utilizar la silla de ruedas para evitar que esa afectación se agrave”, comentó el doctor.

La fabricación de asientos conformados a la medida de cada individuo requiere primero de la toma de un molde. Posteriormente, con una máquina escarbadora, que puede ser manual o automática, se recorta una espumaviscoelástica. Este material —contrario al vinilo con el que se hace la mayoría de los asientos de sillas de ruedas— disipa la presión del cuerpo, lo que a su vez evita la formación de escaras, describió el ingeniero biomédico por la Universidad Iberoamericana, Abel Arredondo Zamudio, encargado de este proyecto.

“En caso de requerirse, también se fabrican respaldos conformados. Estos ofrecen control postural y ayudan a evitar deformaciones”, añadió el titular del proyecto.

Por tal innovación, el Citer obtendrá dos patentes nacionales, una debida a la elaboración de espuma Citer® y la segunda, por el desarrollo de la escarbadora X-carba.

“Garantizar a las personas con discapacidad una posición cómoda y segura propiciará que vayan a la escuela, aprendan un oficio, trabajen en un escritorio y convivan con amigos. Cuando no se está confortable y el desplazamiento no es fácil, lo más probable es que se abandone la escuela, por ejemplo”, argumentó Letechipia Moreno.

Medidor de presión

Otra de las innovaciones del Citer para prevenir el brote de escaras es el sistema Presimed. Este determina la presión que el ocupante ejerce sobre su asiento, sin necesidad de observar la piel, y con ello hacer un diagnóstico meramente apreciativo.

El ingeniero Abel Arredondo aclara que una barra de leds de colores —diodos que convierten en luz la corriente eléctrica de bajo voltaje— muestra los rangos de presión que se ejercen sobre un sensor neumático colocado entre la persona y su asiento, debajo de las prominencias óseas. El color azul indica que la presión es baja y el rojo que es alta. El propósito del sensor neumático en este caso es detectar cambios en las características físicas del cuerpo.

“La información que genera Presimed permite a los terapeutas saber si la presión excede o no los límites de riesgo que pueden ocasionar escaras a fin de poder recomendar al usuario un modelo de asiento que le convenga más”, dijo Abel Arredondo.

Menor esfuerzo y mayor libertad de movimiento

En el Citer, ambos investigadores desarrollaron un programa informático para que, a partir de los datos antropométricos de los usuarios, se prescriba una silla de ruedas a la medida de cada paciente.

Las sillas de ruedas hechas a la medida pueden ser más ligeras y prácticas que las convencionales, ofrecer a su propietario un respaldo ergonómico o adaptable que le brinde una postura correcta, cómoda, le evite dolor y prevenga la deformación de la columna, entre otras lesiones secundarias. También cuentan con correas ajustables y aditamentos adicionales que ayudan a agilizar los trayectos.

“Las sillas de ruedas a la medida no las fabricamos aquí. Nuestrosoftware solo posibilita la prescripción de datos o medidas para proponer al médico especialista un mejor diseño, hecho a la medida de su paciente. Procuramos que las sillas prescritas por el Citer sean de manufactura nacional. En los últimos cuatro años, hemos recomendado cerca de 80”, apuntó el ingeniero Arredondo Zamudio.

Sistema de comunicación aumentada

Algunas personas con discapacidad tienen tan disminuida su aptitud oral que, aun cuando sus familiares más cercanos o cuidadores comprenden lo que quieren decir, su funcionalidad se ve gravemente afectada. Por ello, en el Citer se desarrolla un dispositivo de comunicación alternativa.

“Mantener una conversación con quienes sufren parálisis cerebral por ejemplo, puede resultar complicado, en muchos casos deben adivinarse sus necesidades. Por lo tanto, pese a que con este proyecto de comunicación alternativa esperar la respuesta sigue siendo un reto, es preferible a nada”, afirmó el experto.

Este tipo de sistemas ya existe en el mercado pero la mayoría es muy caro (ocho a 10 mil dólares cada uno) y además están en inglés. Cuando se les pone voz en español, el acento es puertorriqueño o español y la gramática estadounidense, lo que se presta a burlas o bromas para quienes los utilizan, detalló Letechipia Moreno.

Por lo anterior, el maestro Jorge Martínez, colaborador  en el Citer, desarrolló un programa informático asequible para quienes sufren de algún tipo de trastorno en la capacidad del habla, cuyo intercambio de palabras con este software seguirá siendo más lento a lo normal pero facilitará su comunicación.

El sistema funciona en cualquier tableta o computadora. A través de una serie de pictogramas, figuras o dibujos, el usuario elige el renglón y columna que quiere. Por ejemplo: alimentos, dulce o salado; en dulce aparecen varias opciones, en salado, otras y cuando selecciona hablar, una voz pronuncia lo que eligió.

La evaluación profesional de un especialista en terapia de lenguaje determina las características requeridas por el programa, su dominio y el consecuente avance del individuo a diferentes etapas. “No todos llegan a usar todos los niveles y tampoco todos los necesitan. El aprovechamiento de este sistema es paulatino”, señaló el doctor Letechipia Moreno.

Proyección internacional

«Aunque la legislación en México, Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, publicada en 2011, indica que debe proporcionarse tecnología de asistencia, esta aún no satisface plenamente la situación de la gente con discapacidad en el país y tampoco en América Latina», consideró Letechipia Moreno.

En ese sentido, el Citer ha transferido y enriquecido su tecnología con el intercambio de experiencias en países como Colombia, donde tiene una filial en Medellín, Perú y Ecuador, en los que está próximo a abrir otros centros, así como en Argentina y Costa Rica, donde el doctor Letechipia ha impartido cursos de capacitación para la manufactura de asientos conformados.

“Resulta muy satisfactorio ver cómo muchos de los estudiantes de ingeniería valoran lo que se les enseña en la carrera, porque tiene una aplicación directa en la ayuda a personas con discapacidad”.

Más resultantes de investigación

Mesas para sillas de ruedas; recomendaciones que facilitan el uso de una computadora; programa informático para que técnicos no especializados puedan construir y reparar una silla de ruedas a la medida; simuladores de postura, además del diseño de muebles sencillos que terminan por ser muy efectivos en casas donde una silla de ruedas no cabe, son otros de los proyectos que el Citer ha implementado o está desarrollando.

Adicionalmente, tanto estudiantes como egresados de ingeniería biomédica, mecatrónica y diseño industrial trabajan en un verticalizador, vehículos eléctricos y asientos conformados para niños, así como en un disfraz para sillas de ruedas Fórmula Citer© que brinda a los pequeños la oportunidad de ser parte activa de fiestas o festivales escolares y no meramente espectadores. Este disfraz es de plástico lavable, puede tener accesorios, luz y sonido.

“Lo que queremos en el Citer, donde a la fecha hemos atendido a 750 personas con alguna discapacidad, es compartir la tecnología, capacitar a profesionales, hacer que el usuario sea partícipe, todo con el menor costo posible y así introducir productos que, de otra manera, difícilmente llegarán al mercado”, concluyó el doctor Jorge Letechipia Moreno.

Fuente: CONACYT.

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