Más de cuatro mil 800 estudiantes mexicanos y japoneses han realizado un intercambio académico a través del Programa de Cooperación para la Formación de Recursos Humanos en los últimos 45 años, indicó la directora adjunta de Posgrados y Becas del Consejo Nacional de la Ciencia y Tecnología (Conacyt), Dolores Sánchez Soler.
En entrevista, Sánchez Soler subrayó que dicho programa está coordinado por el Conacyt y por su contraparte japonesa la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA, por sus siglas en inglés).
Abundó que bajo este programa, cada año entre 30 y 50 estudiantes japoneses viajan a México para tomar cursos del idioma español y de la cultura mexicana, así como estudios de especialización o estancias de investigación.
Asimismo, una cantidad similar de estudiantes mexicanos viaja a Japón para aprender el idioma, la cultura y la forma de hacer investigación y desarrollo en aquel país asiático.
Este programa permite que profesionistas titulados, japoneses y mexicanos, egresados de nivel licenciatura o maestría y con experiencia laboral, profundicen sus conocimientos a través de estancias en ambos países, con una duración de entre dos y doce meses.
Más de 120 años de relaciones diplomáticas
Las relaciones diplomáticas entre México y Japón tienen más de 124 años, asegura Carlos Uscanga, investigador del Centro de Relaciones Internacionales, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la publicación “Movilidad académica en la relación mexicano-japonesa en la posguerra”.
En este texto, el miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) señala que las relaciones entre México y Japón surgieron en 1888 con el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.
Señala que en esa época la movilidad académica “no fue acompañada con un programa específico de fomento y apoyo financiero para que los estudiantes en grupo o de manera individual tuvieran la oportunidad de viajar y garantizar su manutención en Japón”.
Fueron Fernando de la Llave, poeta y político mexicano, y Mario Aoyama Kosaka los promotores para que una delegación de universitarios viajara a Japón en 1931.
A partir de entonces se dio un intercambio académico interesante entre México y Japón. Por ejemplo, en 1941 el investigador mexicano José Noriega Limón fue a estudiar la Universidad Imperial de Tokio y a su regreso hizo grandes contribuciones a la radiología.
En contraparte, el doctor Kaichi Matsui, director de la estación de experimentación de la industria marítima Akashi vino a México como consejero del gobierno mexicano para mejorar la industria pesquera en el país.
Años más tarde, se firmó el Convenio Cultural de 1954 con Japón, con lo cual México fue el tercer país que había negociado un instrumento similar después de Francia e Italia y el primero en América Latina.
Uno de los convenios más antiguos
Cuando recién se fundó el Conacyt, hace 45 años, uno de los primeros acuerdos internacionales que firmó el consejo fue precisamente uno de intercambio académico con Japón.
En sus inicios se denominó Programa de Intercambio de Jóvenes Técnicos México-Japón, años después cambió a Programa de Cooperación para la Formación de Recursos Humanos, cuyo nombre aún conserva.
Este programa ha permitido que más asiáticos conozcan la manera de hacer investigación y desarrollo de los mexicanos y viceversa, lo que con el tiempo ha generado que se amplíen las colaboraciones científicas.
Actualmente se tiene alrededor de cinco grandes programas de colaboración como: de Movilidad Científica, de Investigaciones Conjuntas y de Cooperación Conjunta México-Japón, entre otras, de acuerdo con información de la Red sobre Internacionalización y Movilidades Académicas y Científicas (RIMAC).
México, un país estratégico para Japón
Tasuku Yoshie, jefe de la Sección Cultural e Informativa de la Embajada de Japón en México, destacó que México es un socio estratégico para Japón en materia de cultura, ciencia, tecnología y comercio.
Subrayó que Japón ha aprendido mucho de varios científicos mexicanos de diversas disciplinas, sobre todo en áreas como: salud, nanotecnología, biotecnología y cambio climático.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, manifestó que este programa ha sido muy exitoso, ya que a partir del intercambio, primero estudiantil y después científico, se han generado diversas colaboraciones.
“Actualmente tenemos a varios científicos mexicanos haciendo investigación en Japón y a varios investigadores japoneses trabajando en México… De hecho yo fui beneficiario de este programa y después de conocer México quise quedarme a trabajar aquí”.
Cambiar la percepción de México
Luego de la ceremonia de despedida que el Conacyt organizó a una delegación conformada por 33 becarios japoneses que visitaron México, los estudiantes japoneses compartieron sus experiencias de vivir por unos cuantos meses en el país.
Entre ellas destacaron que cambió su percepción sobre México, ya que tenían la idea de era un país en el que no se hacía tanta investigación o que los laboratorios no estaban tan equipados.
“Estuvo muy bien la estancia, yo estudié español en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y me gustó mucho, es muy grande, se hacen muchas investigaciones de todo tipo ahí”, indicó Takanori Kusaka, estudiante japonés que realizó una estancia.
Afirmó que lo que más le agradó del país es su gente, su creatividad y entusiasmo para hacer todo, incluida la ciencia y la tecnología.
Intercambios académicos como este permiten mostrar el potencial científico, tecnológico y de innovación que tiene México, así como ampliar las redes de colaboración entre científicos mexicanos con investigadores de otras naciones, lo cual es importante para acelerar el avance científico y tecnológico.
Fuente: CONACYT.
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