Los Juegos Olímpicos representan para cada atleta la oportunidad de mostrar al mundo las capacidades físicas que tanto han trabajado por desarrollar. La oportunidad solo se presenta cada cuatro años, por lo que los deportistas además de verse sometidos a una alta exigencia física, se ven expuestos a situaciones extremas de estrés que repercuten en su desempeño.
Estos fuertes retos emocionales pueden ser superados mediante las herramientas que brinda la psicología del deporte, comenta Angélica Larios Delgado, coordinadora del Departamento de Psicóloga del Deporte de la Dirección General del Deporte Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y esgrimista olímpica.
La psicología del deporte es una rama de la psicología que se especializa en el ámbito del deporte y de la actividad física, y tiene básicamente dos objetivos: la mejora del desempeño y el rendimiento deportivo en términos competitivos, y el estudio de cómo la actividad física recreativa aporta al bienestar y el disfrute de los individuos, explica Angélica Larios.
Esta disciplina se enfoca en desarrollar en los atletas, y en toda persona que realice ejercicio, variables como la activación, la motivación, la atención, el control del estrés y la autoconfianza. Para ello se apoya en el manejo de técnicas de relajación, aprendizaje, el planteamiento de objetivos y la adherencia al entrenamiento.
Psicología en el deporte de alto rendimiento
“Un atleta necesita preparación psicológica porque en ningún momento deja de ser humano. Por ejemplo, ahora, en los Juegos Olímpicos, vemos a los rusos o a los estadounidenses, que podrían parecer máquinas perfectamente entrenadas, pero no lo son. El factor humano está siempre subyacente y justamente en ese tipo de eventos deportivos de máximo nivel, de máxima exigencia, es donde más efecto tiene el factor psicológico en el rendimiento”, comenta Angélica Larios.
Los deportistas se encuentran constantemente tomando decisiones, generando estrategias y controlando una serie de emociones extremas. Además de entrenar estas habilidades, para que un atleta llegue a ser competitivo, es fundamental que trabaje otras variables cognitivas como la atención, la concentración y la autoconfianza. Atrás de un deportista de alto rendimiento hay un trabajo de años.
“Somos emociones y somos razón, los deportistas trabajan justamente con el lado emocional, con la parte instintiva, de supervivencia animal. Ellos deben lidiar con la adrenalina, con un combo de hormonas y neurotransmisores, haciendo caos en su cabeza. El miedo y el estrés pueden estar presentes en sus actividades de entrenamiento y competitivas, y justamente es esta la parte más difícil de trabajar”, opina la psicóloga y esgrimista.
Pero a pesar de que los atletas aprenden a tener un control muy preciso de sus emociones, siguen siendo humanos, siguen teniendo un punto de quiebre. El día de la competencia, el atleta puede no llegar en la mejor circunstancia, y si en algún punto se desconcentra y no tiene las herramientas necesarias para sobreponerse, viene la falla, refiere Angélica Larios.
Deporte y estrés extremo
Aunque la vida de un deportista de alto rendimiento no se vea explícitamente amenazada, la actitud que tiene ante su actividad lo lleva a tomarla como un asunto de vida o muerte. Los lazos que se crean entre deportistas y entrenadores se asemejan bastante a los vínculos familiares, y mientras más se va escalando en el nivel deportivo, mayor puede ser la sensación de pérdida y el estrés por un mal desempeño.
“Lo que un atleta invierte en términos de tiempo, sacrificio, de no tener una vida normal, de dolor físico, de estrés, de dinero, para obtener un resultado deportivo es muchísimo. En términos de teoría de decisión, es una inversión completamente de riesgo, atenta completamente contra la probabilidad”, enfatiza la psicóloga.
Todo este sacrificio va encaminado a obtener una medalla o un resultado. Pero para esto el atleta se somete a emociones que se equiparan con las que experimentan profesionistas de alto riesgo como un piloto, un bombero o un capitán de barco de la mercante. Actividades que requieren de un máximo desempeño bajo situaciones de máximo estrés.
La psicóloga del deporte considera que a pesar de que los entrenamientos emocionales que se requieren para ayudar al desempeño deportivo son muy complejos, incluso más que el tratamiento de una enfermedad fisiológica, no más de diez por ciento de los atletas trabaja esta parte con el apoyo de profesionales. Esto debido a que se subestima la necesidad de contar con personas especializadas en el trabajo psicológico, y también a la creencia de que las necesidades emocionales del atleta pueden resolverse sin ayuda.
Lesiones y psicología del deporte
El proceso de lesión es otro evento durante el cual los atletas deben enfrentar fuertes retos emocionales. Aunque con el avance de la ciencia la mayoría de las lesiones puede tratarse, el deportista debe ceder al proceso de rehabilitación, que puede ser lento y difícil. La persona no debe rendirse ante el trauma, pero al mismo tiempo debe ceder y aceptar que debe dejar de entrenar, considera Angélica Larios.
Una vez que la rehabilitación física está completa se debe trabajar para recuperar la confianza y la motivación. Este proceso, que pareciera bastante complicado, si se da de manera emocional y físicamente correcta, puede dar mucha fortaleza a los deportistas. Su resiliencia se verá favorecida.
La psicología del deporte en México
Desde hace más de 30 años, los países altamente competitivos en el plano deportivo han desarrollado sólidos planes de investigación y aplicación de la psicología del deporte, lo cual ha resultado en la mejora del desempeño de sus atletas, sobre todo en el alto rendimiento.
En México, la psicología del deporte tuvo su primera aparición en la década de los 60, cuando intentó utilizarse como una herramienta para ayudar al equipo de futbol que participaría en los Juegos Olímpicos del 68, como lo explican María del Pilar Rodríguez y Carlos Morán en su artículo “Historia de la psicología del deporte en México”.
Desde entonces, la psicología del deporte ha “ganado terreno” en el país, y aunque todavía no se encuentra generalizada como práctica deportiva ni se le ha dado la importancia que tiene en otras naciones, la disciplina comienza a posicionarse tanto en el ámbito científico como en el profesionalizante, señala el doctor Jorge Isabel Zamarripa Rivera, investigador de la Facultad de Organización Deportiva de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
En el país existen 24 posgrados registrados en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y aunque en más de uno pueden desarrollarse investigaciones relacionadas con las ciencias del deporte y del ejercicio, solo la maestría en psicología del deporte ofertada por la UANL tiene la especialización específica.
Aunado a ello, la Facultad de Organización Deportiva de la UANL ha creado la Red Temática de Conducta Saludable con Deporte de Calidad (Reddeca), que con el apoyo del Conacyt y bajo la propuesta de la doctora Jeanette Magnolia López Walle, miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), reúne investigadores y profesionales, nacionales e internacionales, del área de la psicología del deporte y la actividad física.
“A través de esta red, los profesionales de esta área tenemos la oportunidad de compartir conocimientos, colaborar en proyectos de investigación y aplicación, así como difundir la investigación que se realiza en México”, explica Jorge Zamarripa.
Ayudando a toda la población
Los psicólogos del deporte no solo están calificados para trabajar con atletas de alto rendimiento, también son capaces de utilizar el ejercicio y la actividad física como terapia psicológica, de asesorar a los padres y entrenadores de atletas infantiles y juveniles o a implementar intervenciones comunitarias para mejorar la activación física de una población, como lo señala la Asociación Americana de Psicología.
Por ejemplo, el investigador Jorge Zamarripa desarrolla la línea de conocimiento que se centra en la adherencia a la actividad física y el deporte. Esta área indaga los procesos de modificación de comportamientos de riesgo, como el sedentarismo y se centra en disminuir el abandono de la práctica físico-deportiva y en la adopción de un estilo de vida saludable.
Existen también las investigaciones orientadas a estudiar el papel de los entrenadores y profesores de educación física como generadores de climas motivacionales apropiados, que generen experiencias positivas tanto para los deportistas como para los alumnos durante la clase de educación física, detalla el investigador.
La psicología del deporte, a través del estudio de la influencia del contexto social, permite conocer las variables asociadas a la práctica de la actividad física. Con las condiciones de obesidad y sedentarismo que existen actualmente en la población mexicana, apoyar la investigación y la formación de profesionales en ciencias del deporte es imprescindible.
El enfoque hacia la activación física, el deporte recreacional y el amateur permitirá desarrollar métodos de motivación y adherencia al ejercicio en la población, señala Angélica Larios.
Los especialistas concuerdan en que aún hay mucho trabajo por delante para que los conocimientos y aplicación de esta área llegue a los deportistas de México, a sus entrenadores y a la sociedad en general.
Fuente: CONACYT.
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