Con el objetivo de analizar los retos a los que se enfrenta la comunicación social de la ciencia y la tecnología, así como al análisis de las estrategias que se han llevado a cabo para el desarrollo de esta actividad, la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, A.C. (Somedicyt) realizó la ponencia El mundo, México y la divulgación 1986-2016 en el marco del XXI Congreso Nacional de Divulgación de la Ciencia y la Técnica, en Querétaro.
Los analistas fueron el investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), primer presidente y fundador de la Somedicyt, Jorge Flores Valdés; la coordinadora de la especialidad en Divulgación de la Ciencia por la UNAM, Elaine Reynoso Haynes, así como el consultor, socio consultor y presidente de FibonacciInnovación y Cultura Científica, A.C., Jorge Padilla González del Castillo.
En su intervención, la coordinadora de la especialidad en Divulgación de la Ciencia por la UNAM, Elaine Reynoso Haynes, aseguró que, hablando del desarrollo de la comunicación de la ciencia en México, hay que establecer diferentes parámetros respecto a cómo se ha diversificado la formación y profesionalización de los divulgadores, así como la evolución de los objetivos, metas, el discurso de la divulgación de la ciencia y su inserción en el ámbito internacional.
“De acuerdo con estudios que hemos llevado a cabo en la Somedicyt, hemos visto que la mayoría de los que hacían divulgación eran periodistas o científicos que la realizaban como una actividad complementaria. Por otra parte, ha habido una explosión de medios en los 30 años que lleva la Somedicyt; ya cada universidad y consejo estatal cuenta con revistas. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) hizo el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica de todas ellas, también de comunicación directa como ferias, congresos, museos, así como la Semana de la Ciencia y Tecnología, entre otros”, abundó.
Diplomado en divulgación de la ciencia de la UNAM
Reynoso Haynes puntualizó que a través de sus 30 años de existencia, la Somedicyt ha evolucionado de ser una asociación de voluntarios a contar con divulgadores que asumen esta actividad de tiempo completo, y que ha contribuido a la comunicación de la ciencia a través de congresos, foros, talleres, cursos, diplomados en varios estados de la república.
“A través de la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (Redpop), estamos trabajando en un análisis de cómo están los diplomados y posgrados para la formación de divulgadores. Se está haciendo un catálogo que se va a presentar en el Simposio de la Red Internacional de Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología (PCST, por sus siglas en inglés) ‘Comunicación científica como profesión: formación, responsabilidades y roles’, que se llevará a cabo en Costa Rica del 28 al 30 de septiembre”, anunció.
En ese sentido, resaltó que el Diplomado en Divulgación de la Ciencia de la UNAM fue el primero en América, y que actualmente existe una gran oferta de cursos y diplomados para especializar a divulgadores en todo el mundo, lo que, dijo, indica que no hay un solo camino sino diferentes visiones de cómo realizar el trabajo de divulgación.
Respecto a cómo ha evolucionado la divulgación de la ciencia y la tecnología en cuestiones del discurso, Elaine Reynoso Haynes, destacó cómo esta actividad ha ido cambiando de enfoques, desde el artístico, educativo, comercial, hasta el sociopolítico y propagandístico.
“En un principio, la divulgación apareció con un enfoque artístico, en el que lo importante era llamar la atención e inducir a la gente hacia los temas científicos, a través de libros u obras literarias. Surge después el enfoque educativo, cuando se ve que los espacios, productos y medios empleados para la comunicación de la ciencia pueden ser un complemento para la educación formal o continua y donde los objetivos y fundamentos teórico-metodológicos vienen precisamente de ese campo”, recordó.
En lo que se refiere al enfoque comercial, Reynoso Haynes explicó que la actividad de divulgación se visualiza como una fuente de ingresos en la que se toman en cuenta la búsqueda de patrocinadores y clientes, ya sean lectores, televidentes o visitantes.
“Desde el enfoque sociopolítico, se orienta al análisis de temas como el cambio climático o la energía nuclear, entre otros, donde la divulgación se ve como una herramienta política para incidir en cambios de mentalidad y dar a la población elementos de toma de decisiones y que participen de manera informada en lo que tiene que ver con la ciencia y tecnología. También está la propagandística, donde se ve la importancia de que la comunicación de la ciencia cuente con grupos de especialistas con la función de relacionar a los científicos, los medios, el público y los tomadores de decisiones”, puntualizó.
Por su parte, el consultor, socio consultor y presidente de Fibonacci Innovación y Cultura Científica, Jorge Padilla González del Castillo, informó que en México hay alrededor de 65 millones de internautas, que en promedio están expuestos siete horas diarias a Internet, ya sea a través de teléfonos celulares, computadoras u otros dispositivos, lo que puede servir como una estrategia efectiva para el trabajo de divulgación, además de señalar los retos a los que se enfrenta la comunicación de la ciencia en la actualidad.
“Seguimos pensando que por la disminución en la tasa de analfabetismo y el aumento del nivel de escolaridad en la población se tiene un contexto más favorable respecto al interés de la gente respecto al quehacer científico; sin embargo, predomina un pensamiento poco crítico, existe una presencia de pseudociencias; hay todavía una baja apropiación social de la ciencia, la gente todavía no utiliza ese conocimiento que está a su disposición”, advirtió.
Padilla González del Castillo aseguró que otros retos importantes en el trabajo de divulgación es involucrar a la comunidad científica en esta actividad, así como promover que las instituciones consideren el trabajo de divulgación como una actividad sustantiva.
“Hay que involucrar a más investigadores en el quehacer de divulgar, todavía hay muchos que creen que es una tarea de segunda o de tercera en comparación con la generación del conocimiento o la docencia; esto ocurre porque no les representa algún beneficio en los sistemas de evaluación y promoción en las instituciones donde laboran. Por otra parte, algunos divulgadores temen enfrentarse a públicos que no son sus pares o hablar con auditorios difíciles como los niños. Los grados académicos no garantizan habilidades para la comunicación pública de la ciencia”, subrayó.
Fuente: CONACYT.
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