A partir de brindar como alimento un subproducto de la industria azucarera a la bacteria Azotobacter vinelandii, un grupo de científicos del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, campus Morelos, han obtenido un bioplástico con diversas aplicaciones industriales, entre ellas en el área médica, donde puede utilizarse en implantes y en ingeniería de tejidos.
El desarrollo se encuentra en proceso de la obtención de una patente y ha dado pie a la creación de una spin off, es decir, una empresa de base tecnológica que participa de las ganancias económicas con la propia UNAM.
Sobre la constitución de la empresa Biopolymex, el doctor Carlos Peña Malacara, investigador del IBt y parte medular del desarrollo científico, explica que la compañía surge en 2010 como una sociedad mercantil, fundada por académicos de diversas instituciones de la UNAM.
La empresa se crea a raíz del interés en la producción de un plástico biodegradable, llamado PHB, el cual se obtiene en los laboratorios del IBt y por el potencial industrial que el mismo representaba. “Los usos son amplios, desde la fabricación de vasos o platos con la cualidad de que se degradan como la composta, hasta en la creación de prótesis. El principal beneficio es ambiental, y muchos países lo asumen como responsabilidad, por ejemplo, en Francia está por echarse a andar la iniciativa de prohibir el uso de plástico sintético, y sólo se usarán bolsas fabricadas de bioplásticos derivados de productos vegetales.
“En la industria automotriz el producto del IBt se puede emplear en sustitución de partes; mientras que, en biomedicina se hacen pruebas para el desarrollo de tejidos, empleando células de riñón, de piel o del corazón; incluso se ha considerado para trasplantes. Son materiales totalmente biocompatibles”, enfatiza el doctor Peña Malacara.
Azúcar + bacteria = bioplástico
La bacteria Azotobacter vinelandii se alimenta muy bien de azúcares, principalmente sacarosa, glucosa y fructosa y en el IBt se utiliza la melaza de caña, que es un sustrato económico y contiene mucha azúcar; el proceso de cultivo se realiza en reactores para la generación del biopolímero, y la producción de plástico puede llegar a ser hasta de 35 gramos por litro de cultivo.
En colaboración con la Facultad de Farmacia de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, el equipo científico del IBt ha realizado pruebas con células del riñón, las cuales se acoplan perfectamente, dadas las características biológicas y fisicoquímicas de este tipo de membranas.
En tanto que, para la obtención del bioplástico han establecido algunos nexos comerciales con agricultores de caña de azúcar del estado de Puebla, quienes están ligados a los ingenios azucareros de la región.
En abril del 2016, el doctor Peña Malacara presentó el biopolímero y la empresa Biopolymex en el foro “Innovation Match”, realizado en Guadalajara, Jalisco, evento organizado por el Centro Kappa de Conocimiento S. C. y en el que se presentaron más de 600 proyectos de investigaciones de mexicanos radicados en 34 países.
Al respecto, el biotecnólogo de la UNAM señala que interactuar con jóvenes mexicanos que estudian fuera del país fue muy enriquecedor. “Muchos jóvenes asistentes mostraron interés en aprender a crear bioplásticos con el objetivo de la exportación. Igualmente nos contactaron empresarios con la intensión de producir industrialmente nuestro producto, y con quienes aún mantenemos contacto.
“También participamos en un taller en el que se mostraron las acciones que realiza el IBt en materia de emprendimiento en proyectos de base tecnológica, por ejemplo, del curso de emprendimiento en biotecnología, entre otras actividades.
“El esfuerzo de Kappa es muy importante para que los jóvenes participantes se incorporen paulatinamente al sector productivo del país. Hay que promover estas iniciativas”, concluyó el investigador mexicano.
Fuente: Agencia ID.
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