¿Cuánto sabemos del sector agroalimentario?, ¿qué es exactamente?, y ¿cuál es su importancia? De acuerdo con la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y su Reporte sobre las condiciones de competencia en el sector agroalimentario, este sector hace referencia “al conjunto de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y comercialización de alimentos y bebidas originadas en el campo y que están destinadas para el consumo humano en todo el país”.
Es decir, todo lo que consumimos día a día es parte de esta área y es precisamente ahí donde recae su relevancia, pero si a ello se suman los entrecruces con otras actividades como: transporte de alimentos, envasado, empaquetado, entre otros, la Cofece subraya: “los bienes o servicios producidos por unas se utilizan en muchos casos como insumos o materias primas para otras, de forma tal que pueden verse como una cadena productiva que abarca desde las actividades primarias de la agricultura y la cría y explotación de animales, pasando por las actividades secundarias para transformar algunos de sus productos en otros más elaborados por parte de la industria alimentaria, así como la distribución y comercialización de los productos primarios y elaborados, hasta ponerlos a disposición de los consumidores finales.”
Datos oficiales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), estiman que a finales de 2016 las exportaciones de este sector alcancen los más de 29 mil millones de dólares, cifra que superaría las estimaciones para otras ramas tan importantes del país como petróleo y turismo, por ejemplo.
Lo anterior, en línea con los datos que se registraron durante el primer trimestre de este año, en donde las exportaciones agroalimentarias crecieron 6.6 por ciento, lo que equivale a siete mil 558 millones de dólares, en donde los principales productos agroalimentarios exportados fueron: cerveza de malta (dos mil 542 millones de dólares), jitomate (mil 818 millones de dólares), aguacate (mil 649 millones de dólares), tequila y mezcal (mil 219 millones de dólares) y bovinos en piel (930 millones de dólares).
Este es el contexto del país tras 22 años de la firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, empero fue en 1996, por iniciativa de gobiernos estatales y el federal, a través del subprograma de Investigación y Transferencia de Tecnología de la Alianza para el Campo, que forma parte del acuerdo de colaboración entre el gobierno de México y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), que se conformaron las 32 Fundaciones Produce.
Estas fundaciones son “asociaciones de productores sin fines de lucro, con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuyo objetivo es asegurar una mayor y mejor generación de tecnología agropecuaria y forestal en México”, el conjunto de estas dio por resultado la conformación de la Coordinadora Nacional de las Fundaciones Produce A.C., mejor conocida como (Cofupro).
Orígenes de la Red Innovagro
“Hace 20 años, un grupo de mexicanos con mucha visión creó las Fundaciones Produce, en donde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tiene un asiento en el Consejo Directivo, representado por Rafael Pando Cerón (director de Planeación Tecnológica), y hace 20 años el gobierno decide que los productores tendríamos que crear un organismo para darle rumbo, pertinencia y manejar, hasta cierto punto, algunos recursos en lo que es investigación, capacitación y transferencia de tecnología», explicó en entrevista Mauricio Lastra Escudero, presidente saliente de la Red Innovagro.
De esa forma, dijo, se crean las Fundaciones Produce, un modelo que también ha ido evolucionando. Después de las fundaciones se crea, al año siguiente, la Coordinadora Nacional de las Fundaciones Produce, su creación es producto de que las 32 fundaciones se encontraban ‘sueltas’. Cuando él llega en 2010 a la presidencia de la coordinadora y empieza a tener contacto con gente del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), organismo con más de 70 años de existencia, y con el director, Víctor Villalobos, vieron la posibilidad de reproducir lo que se hacía en la Cofupro a nivel latinoamericano.
«Y así empezamos esto. Por tanto, es un modelo exportable, FAO, OCDE y otros organismos ya han dicho que el modelo de las Fundaciones Produce es un gran modelo, por ello tratamos de hacer un símil latinoamericano, aunque nos quedó más grandote hasta volverse internacional”, relata Mauricio Lastra Escudero.
En otras palabras, y de manera muy resumida, esta Red es un espacio de intercambio de experiencias y avances tecnológicos en donde todos aprenden. No obstante, de acuerdo con sus titulares, México es un referente en materia de investigación e innovación. Su objetivo primordial es promover, difundir y posicionar una cultura de innovación entre los agentes estratégicos del sector agroalimentario, a través de la cooperación e intercambio de servicios y sistemas de información.
Gracias al desarrollo de tecnologías y metodologías en el sector, así como a los avances en materia agroalimentaria, desde 2011 se conformó la Red de Gestión de Innovación en el Sector Agroalimentario (Red Innovagro), que busca potenciar “los procesos de gestión de innovación en el sector agroalimentario a través del intercambio de conocimientos, información, cooperación técnica y experiencias, aprovechando sinergias” a nivel internacional.
Se trata de una Red internacional, en la que participan 16 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Holanda, España, Guatemala, Israel, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana y Uruguay), institutos y centros de investigación, sector público, universidades, fundaciones, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales, sistemas nacionales, redes y sistemas regionales, instituciones financieras y organismos empresariales.
En palabras de la presidenta entrante, la contadora Ligia Osorno Magaña, la Red “es un mecanismo de comunicación entre las instituciones involucradas: de investigación, académicas, organismos internacionales, financieros, instituciones privadas”.
Por su parte, Lastra Escudero puntualizó que esta fue resultado de una “conjunción de ideas, esfuerzos de tres grandes organismos: el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y la Coordinadora Nacional de las Fundaciones Produce”.
Recuerda que para el año 2011 se convocó a 13 países y más de 30 organizaciones, teniendo como sede Guadalajara, “era una forma de conjuntar esfuerzos para poner a disposición de los usuarios —básicamente los agricultores, entendiendo por estos a toda la gente que tiene que ver con el campo, incluida la acuacultura—, en un solo sitio toda la información al respecto y compartirla”.
Estructura
Actualmente, la Red se encuentra conformada por 81 miembros de 16 países (Consejo Directivo), un Comité Ejecutivo, el cual se integra por seis vicepresidencias. En cinco años, solo ha contado con dos presidentes, el médico Mauricio Lastra Escudero y, desde hace poco más de un mes, Ligia Osorno Magaña.
Por tanto, la forma en que funciona la Red es a través del Comité Directivo que se reúne en asambleas al menos una vez al año (la más reciente se realizó en Zacatecas), en donde se toman determinaciones en torno a la Red; un Comité Ejecutivo que toma las grandes decisiones y una secretaria ejecutiva con tres representantes de IICA México.
Aunque originalmente formar parte de esta Red no representaba ningún costo para sus miembros, actualmente se solicitan algunas contribuciones voluntarias. No obstante, quienes más dinero han aportado a la Red a lo largo de sus cinco años ha sido la Sagarpa (a través de diversos mecanismos) y el IICA, subraya Lastra Escudero.
Ejes temáticos de la Red
Para su actual dirigente, Ligia Osorno Magaña, la Red se rige por la comunicación, las alianzas, el desarrollo de capacidades. En este último tenor se encuentran las videoconferencias, seminarios, diplomados, entre otros, con el afán de que los miembros estén comunicando con frecuencia los avances e innovaciones del trabajo que se encuentran realizando.
A través de las alianzas buscan involucrar a todo el sector que tenga que ver con la innovación en el apartado agroalimentario; el objetivo principal de la Red es crear, dentro del sector agroalimentario, lo que dinamice y potencie la innovación.
De acuerdo con Osorno Magaña, esta Red la recibe de forma consolidada, con grandes avances y como “la Red Innovagro más importante a nivel internacional porque al interior de esta están los titulares de cada uno de los organismos y sus instituciones, elemento muy importante porque ellos pueden llevar a cabo la toma de decisiones”.
Seguir incrementando los miembros, fortalecerla, continuar con esa cultura de innovación, “tenemos grandes retos: beneficiar a la población rural a nivel internacional. Sobre todo tenemos dos grandes retos y dos objetivos principales en este año: la seguridad alimentaria y el cambio climático”, resaltó la contadora Osorno Magaña.
Ejemplos prácticos de los beneficios
“Algunos pequeños productores de Chile querían venir a conocer qué hacíamos los pequeños productores de leche mexicanos y con muy pocos recursos, pura gestión, vinieron siete productores de allá, estuvieron una semana, conocieron la Organización Ganadera de México, pequeños productores en Michoacán, un grupo de clúster de pequeños productores en los Altos de Jalisco, así como todo lo que tiene que ver con la genética de borregos que desarrolla la Sagarpa en Hidalgo”, contó el presidente saliente de esta Red.
Este tipo de casos trae como consecuencia que los productores invitados agradezcan poder resolver un problema a través del intercambio entre iguales pero en otro punto del mundo.
“Tengo mucho tiempo trabajando en innovación y transferencia de tecnología, no hay mejor transferencia de tecnología que la que se hace —como yo le digo— ‘cuerpo a cuerpo’, de productor a productor. La generación de tecnología la hacen las instituciones, los investigadores, pero los productores a veces le tienen un poquito de miedo al científico, entonces, cuando ese conocimiento se hace entre iguales, hay enormes posibilidades de éxito”, recalcó Lastra Escudero.
Para el expresidente, en México no se puede hablar de rezago en materia agroalimentaria y “lo corroboramos en cada encuentro entre los miembros, como el que se llevó a cabo recientemente en Aguascalientes, donde los invitados españoles se maravillaban de la investigación y del trabajo que se hace en nuestro país. Yo creo que nos ha faltado un poco de comunicación; México dentro del sector agroalimentario es ejemplo para muchos países”.
Finalmente, el médico Lastra Escudero fue enfático al señalar que ellos buscan “desmitificar” un poco el concepto de innovación, toda vez que se tiene la idea de que es costoso, complicado y destinado a cierta élite, pero con base en su propia experiencia y resultado de trabajar con científicos holandeses, “la innovación la hacen los productores, los científicos generan la tecnología, el conocimiento, pero si algo no se aterriza en el campo y no genera un beneficio económico, no hay innovación. Es tecnología, es conocimiento, pero no innovación”, concluye.
Fuente: CONACYT.
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